La licenciada en ciencias ambientales por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien desde niña sintió interés por la protección ambiental, cuenta que el primer truco para lograr este reto es “estar muy consciente”.
Por Zoilo Carrillo
México, 16 de diciembre (EFE).- Gaby Baeza es una joven mexicana que el próximo mayo cumplirá tres años sin generar basura. Durante este tiempo su vida cambió radicalmente al adquirir conciencia por el medioambiente y, a partir de una serie de acciones cotidianas, logró deshacerse de muchas de las cadenas de la sociedad de consumo.
En entrevista con Efe, cuenta pequeños trucos que se han acabado convirtiendo en su estilo de vida, el cual le llevó a realizar un vídeo llamado “El Reto”, en el que desafiaba al consumismo haciendo ver que se podía vivir sin generar basura.
El vídeo se volvió viral en Facebook con 3.6 millones de visitas y a Gabriela le cambió la vida.
La licenciada en ciencias ambientales por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien desde niña sintió interés por la protección ambiental, cuenta que el primer truco para lograr este reto es “estar muy consciente”.
“Eso es indispensable, que sepas lo que ocurre en los mares, dónde termina tu basura y todo el daño que le hace a los animales”, asegura.
Una vez conseguido esto, el primer paso que dieron ella y su familia, quienes residen en el sur de la Ciudad de México, fue cambiar su forma de consumo.
Para lograrlo dejó de comprar cualquier alimento que viniera empaquetado y comenzó a frecuentar las secciones a granel del supermercado y los tradicionales mercados, metiendo sus alimentos en bolsas de tela o en recipientes, sin volver a usar bolsas de plástico.
En su casa, no faltan los anaqueles repletos de botes de vidrio en los que se transparentan numerosos alimentos.
“Lo siguiente fue cambiar todo lo del aseo, mi papá compraba jabones empacados o todo empaquetado y hay lugares donde te venden el jabón solo”, continúa.
El cepillo de dientes convencional también fue reemplazado por uno de bambú, acompañado de una pasta dental que la propia Gaby hizo a partir de bicarbonato de sodio y aceite de coco.
“Al principio a mi familia no le gustaba pero poco a poco la fue aceptando”, apunta entre risas.
Seguidora del movimiento mundial Zero Waste (desperdicio cero) dice que “también es mucho experimentar con el DIY (Do it yourself), hazlo tú mismo”.
A la hora de limpiar su hogar, Gaby opta por usar vinagre y bicarbonato como productos de limpieza.
Para comer, ha cambiado lo desechable por lo reutilizable, optando por platos de un plástico más duradero que resiste a numerosos usos y lavados y que, según relata, se prestan entre familiares.
La vida social también se modifica al llevar un estilo de vida amigable con el planeta. La especialista en economía ambiental y ecológica por la UNAM, lleva su “kit de herramientas” a todas partes.
“Incluye una botella de agua, mis cubiertos y un recipiente por cualquier necesidad que pueda surgir”, precisa.
Por último, Gaby reconoce que, además de todas estas técnicas, opta por el reciclaje cuando no queda otro remedio.
“Lo ideal en general sería que el reciclaje disminuyera cada vez más, no que dependiéramos de una economía basada en el reciclaje, ya que requiere mucha energía”, opina.
Al respecto de la sociedad capitalista que promueve el consumo desmesurado de plástico, comenta que hace tiempo que dejó de esperar que el sistema vaya a producir algún tipo de cambio para aliviar la crisis ambiental que se está viviendo.
“Antes era muy idealista y pensaba que el cambio tenía que venir del sistema, pero ahora me doy cuenta de que el cambio tiene que venir de cada célula que está en el sistema”, asevera.
Para Gabriela, “al adoptar este estilo de vida aportas demasiado, como no tienes ni idea, porque dejas de comprar a las grandes empresas y empiezas a comprar a los pequeños productores”.
La mexicana se muestra “enamorada” de esta forma de vida y asegura que la practicará para siempre, pues, a su juicio, es el futuro del planeta, el cual está viviendo un cambio sistémico en las sociedades, que ya empiezan a ser conscientes de un problemática mundial que está acabando con los recursos naturales.