Aragón y Garrido son los artistas y desarrolladores que en sólo cinco meses ya tenían la versión de este videojuego que desde octubre pasado se encuentra montada en un arcade, dentro del M68. Los escenarios de Schisma son a blanco y negro, y muestran paisajes de la ciudad icónicos que cualquiera puede reconocer. De igual forma, las referencias a figuras políticas y a los granaderos representados como simios, así como toda la gráfica inspirada en la original del movimiento estudiantil del 68, no dejan margen a la duda: lo que los creadores buscaban era construir un videojuego con un fuerte trasfondo de reflexión.
Por Ollin Velasco
Ciudad de México, 16 de diciembre (Vice Media/SinEmbargo).- La matanza estudiantil de Tlatelolco, ocurrida el 2 de octubre de 1968, seguirá siendo una herida abierta en México. De ella se ha hablado en películas, libros, muestras fotográficas, documentales, canciones, memoriales y marchas de aniversario cada año. No obstante, a esta serie de expresiones se ha sumado otra que casi nadie hubiera imaginado: un videojuego.
Schisma es el nombre de la distopía que recrea la vida de una pentatleta y estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que sale todas las noches a grafitear en las calles de una Ciudad de México en penumbras y dominada completamente por el Estado.
Distintos líderes, relacionados con los sucesos de Tlatelolco, le han quitado la luz a la capital. La encomienda de la chica es esquivar y derrocar a distintos vigilantes, para hacer regresar la energía eléctrica.
“Es como si ella fuera una especie de Prometeo —la figura mítica griega que robó el fuego a los dioses del Olimpo para dárselo a los humanos—, pero de estos tiempos. La joven, que no tiene nombre, debe derrocar líderes mediante sus grafitis para finalmente lograr un acto simbólico con el que se acaban las misiones del juego: encender el pebetero del estadio de Ciudad Universitaria”, cuenta el artista audiovisual Edgardo Aragón quien, junto con Rodrigo Garrido, diseñaron Schisma.
El proyecto surgió a raíz de una iniciativa del museo digital M68 que el Centro Cultural Tlatelolco construyó especialmente con motivo de la fecha. Los responsables del lugar contactaron a Aragón y Garrido para que hicieran una pieza especial para la muestra, a 60 años de la matanza.
Este par de artistas y desarrolladores llegaron a una conclusión: producirían algo inédito. Y el videojuego fue su opción más arriesgada y prometedora. Presentaron la idea ante quienes los habían invitado a colaborar, a ellos les encantó y pusieron manos a la obra. En sólo cinco meses ya tenían la versión que desde octubre pasado se encuentra montada en un arcade, dentro del M68.
“Decidimos este formato porque consideramos que actualmente implica uno de los impactos culturales más importantes en el mundo. Con toda la tecnología que existe para desarrollarlo, se nos hizo incluso más fácil. Queríamos crear una narrativa original y única, que fuera atractiva para mucha gente”, continúa Aragón.
Por eso los escenarios de Schisma son a blanco y negro, y muestran paisajes de la ciudad icónicos que cualquiera puede reconocer. De igual forma, las referencias a figuras políticas y a los granaderos representados como simios, así como toda la gráfica inspirada en la original del movimiento estudiantil del 68, no dejan margen a la duda: lo que los creadores buscaban era construir un videojuego con un fuerte trasfondo de reflexión.
Por el momento, la única forma de conocerlo es utilizando la maquinita dentro del M68. No obstante, Aragón y Garrido siguen perfeccionando el juego para que, a inicios del 2019, pueda estar disponible para dispositivos móviles de forma gratuita.
“Lo que queremos lograr es que muchas más personas se acerquen al tema desde una nueva perspectiva. El videojuego es un regreso a las bases del descubrimiento de la esencia de la especie humana por medio de la libertad, así como un recordatorio constante de lo que implica la inclusión”, asegura Aragón.
Y continúa, respecto de las críticas que han recibido de gente que les ha reclamado por supuestamente “trivializar” lo ocurrido en Tlatelolco:
“Estamos explorando de forma responsable un nuevo formato, y eso no tendría por qué ser malo. Hay que ser más abiertos a la novedad y no descalificarla simplemente porque no la entendemos. Queremos que quienes jueguen Schisma no sólo dediquen su tiempo a matar sólo porque sí sino que, conforme vayan avanzando en los cuatro niveles que lo conforman, logren tener conflictos internos que los lleven a pensar más profundo.”