El uso irresponsable de esta madera ha puesto al borde de la extinción al palisandro, y esto a su vez ha causado que algunos países cataloguen instrumentos realizados con esta madera como tráfico ilegal.
Por José Cervera
Ciudad de México, 16 de diciembre (Eldiario.es/SinEmbargo).- Desde hace siglos la madera de palisandro es especial: el verdadero palisandro corresponde a ciertas partes del tronco de un árbol del género Dalbergia, en especial la Dalbergia nigra o jacarandá de Brasil; su madera es rosada, densa y veteada y cuando se trabaja adecuadamente muy hermosa además de resistente a insectos y plagas.
Se ha usado en parqués, muebles, decoración y todo tipo de objetos y es tan apreciada que el árbol está hoy en peligro de extinción y ha sido incluido en la lista de materiales que no se pueden exportar de CITES, el convenio que protege a los seres vivos al borde de la desaparición.
Esto ha provocado un problema en un ámbito inesperado, como es la música: la madera de palisandro se usa a menudo en instrumentos como guitarras, violonchelos y otros instrumentos de cuerda y de viento como clarinetes.
Partes de la caja de ciertas guitarras, como las famosas acústicas Martin que usaban músicos como John Lennon o John Mayer son de palisandro, que por sus especiales características actúa como un espejo acústico aumentando el volumen del sonido y mejorando la sonoridad.
El problema es que hay músicos que no se atreven a llevarse sus instrumentos cuando cruzan fronteras por temor a que los componentes de palisandro hagan que se los confisquen como tráfico ilegal de madera de especie protegida. Algunos intérpretes ahora cuando salen al extranjero se llevan su segundo mejor instrumento, para evitar el riesgo.
El origen es, como en tantas otras cosas, China, y en particular la emergencia de una burguesía allí que está dispuesta a pagar suculentas cantidades por muebles de palisandro ( hongmu, en chino); esto ha disparado la demanda y provocado la aparición de un tráfico ilegal que ha causado incluso muertes en países productores como Tailandia, donde las mafias han entrado en el negocio.
Moda, cambios socioeconómicos, poder adquisitivo, ecología, mafias y música clásica; un sorprendente batiburrillo concentrado alrededor de una madera única.