A pesar de la falta de información, las autoridades de salud pública y los médicos están conscientes de las disparidades y han estado tratando de promover la vacunación en las comunidades minoritarias.
Por Annie Ma y Mike Melia
Ciudad de México, 16 de noviembre (AP).- La vacunación de niños contra la COVID-19 sacó a relucir otra falencia en los esfuerzos de Estados Unidos por combatir las desigualdades que puso en evidencia la pandemia: Los sistemas de salud han dado poca información acerca de la raza de los pequeños que reciben la vacuna y muchos activistas creen que los niños hispanos y los afrodescendientes se están rezagando.
Solo un puñado de estados ofrecieron información sobre la raza y la edad de quienes reciben vacunas, y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades no distinguen la raza de los vacunados.
A pesar de la falta de información, las autoridades de salud pública y los médicos están conscientes de las disparidades y han estado tratando de promover la vacunación en las comunidades minoritarias. Van a escuelas, emiten mensajes en otros idiomas, disponen de unidades de vacunación móviles y tratan de convencer a padres escépticos de que las vacunas son seguras y muy efectivas.
Funcionarios de salud pública creen que las disparidades raciales responden a cuestiones relacionadas con el trabajo y el transporte, además de la reticencia de muchos a vacunarse y la falta de información.
A los padres que no tienen medios de transporte les cuesta mucho ir al médico. Quienes no pueden faltar al trabajo, demoran la vacuna porque no podrían quedarse en la casa si el pequeño tiene alguna reacción molesta y debe ausentarse de la escuela.
En los pocos sitios que sí informan la raza de los niños que se vacunan, los resultados cambian.
En Michigan, Connecticut y Washington, los niños blancos se vacunan a tasas mucho más altas que las de los niños de raza negra. Pero en la ciudad de Nueva York, la tasa de vacunación entre los blancos de 13 a 17 años es más baja que la de los hispanos, los afroestadounidenses y los asiáticos.
En Connecticut, las tasas de vacunación de menores de 12 a 17 años en localidades mayormente blancas y de gente rica son de más del 80 por ciento.
En Hartford, el 39 por ciento de los chicos de 12 a 17 años están inmunizados. En el suburbio de West Hartford, el 88 por ciento de los menores de esas edades está inmunizado, según información oficial del estado de noviembre.
En Hartford, el 80 por ciento de los niños del sistema escolar son de raza negra o hispanos. En West Hartford, los blancos representan el 73 por ciento del estudiantado.
El lunes, los padres que dejaban a sus hijos en una escuela de Hartford en la que el 75 por ciento de los alumnos son hispanos, negros o asiáticos, pusieron en evidencia la disparidad de opiniones sobre el tema.
Algunos dijeron que desconfiaban de las vacunas y que no pensaban hacer vacunar a sus hijos. Otros no veían la hora de hacerlos vacunar. Uno afirmó que al principio estaba escéptico, pero que la información que ofreció la escuela lo convenció de los beneficios de la vacuna, incluido el hecho de que los niños ya no tendrían que tomar clases virtuales en la casa.
Ed Brown dijo que su pequeño de nueve años será vacunado porque el mismo muchacho así lo pide, a pesar de que él todavía tiene algunas dudas. Agregó, no obstante, que, dado que su hijo se hará vacunar, él también recibirá la vacuna.
“No le daré a mi hijo algo que no crea que es seguro”, expresó Brown, quien es afroestadounidense.
Una madre, Zachary Colón, dijo que no pensaba hacer vacunar a su hijo.
“No lo haré vacunar. Leí que la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos) la aprobó demasiado rápido. Temo que no sepan mucho acerca de la vacuna”, expresó.
Leslie Torres-Rodríguez, directora de las escuelas de Hartford, dijo que las bajas tasas de vacunación entre sus estudiantes implican que más de ellos están ausentándose.
En Washington, la reticencia de muchas personas adultas de la comunidad afroestadounidense a vacunarse se repite entre los adolescentes. Las últimas estadísticas oficiales indican que la tasa de vacunación de los niños de raza negra de 12 a 15 años es casi la mitad de la de los blancos: 29 por ciento entre los afrodescendientes, comparado con el 54 por ciento entre la gente blancos.
Una de las prioridades de la Casa Blanca es promover la igualdad en el campo de la salud. Su fuerza de tareas abocada al coronavirus dijo la semana pasada que se había achicado la brecha racial entre los 194 millones de personas que están inmunizadas.
Pero los sistemas federal, estatales y municipales que estudian la información sobre salud pública tienen recursos limitados.
“No hemos invertido en sistemas de datos muy necesarios para la salud pública”, se quejó Georges Benjamins, director ejecutivo de la Asociación Amerianca de Salud Pública. “Es una falla básica de este sistema”.
“Esta información es vital para tener una idea completa y una mejor comprensión de dónde se presentan las disparidades”, afirmó Samantha Artiga, directora del programa de igualdad racial y salud pública de la Kaiser Family Foundation. “Se la puede usar para enfocar mejor nuestros esfuerzos y nuestros recursos, y para medir los progresos”.