La percepción de los mexicanos sobre la situación económica actual y futura del país es “más pesimista que en el peor momento de la recesión” en la crisis de 2008, asegura el analista económico Jonathan Heath en entrevista con SinEmbargo. A corto plazo, dijo, no se sabe qué hará Trump, pero los efectos repercutirán en menos crecimiento y una posible alza en los precios de bienes y servicios.
Por Daniela Barragán y Dulce Olvera
Ciudad de México, 16 de noviembre (SinEmbargo).– El analista económico Jonathan Heath aseguró que, con base en el indicador de confianza del consumidor, la percepción de los mexicanos sobre la situación económica actual y futura del país es “más pesimista que en el peor momento de la recesión” en la crisis de 2008.
“La probabilidad de entrar en una recesión en 2017 empieza a subir”, alertó sobre México.
A corto plazo, por no saber qué hará Trump, los efectos son en el crecimiento y una posible alza en los precios de bienes.
A largo plazo, en función de los cambios estructurales en Estados Unidos, las exportaciones pueden afectarse por la renegociación del TLC y esas son “el principal motor de crecimiento; le quitaríamos fuerza a ese motor”.
El riesgo de que los flujos de inversión y consumo disminuyan comprometen la capacidad de equilibrar los gastos e ingresos para financiar el déficit, lo cual también impacta en el peso y en las exportaciones mexicanas, añadió el economista.
El indicador total de la confianza en el consumidor, dijo, ha ido a la baja y se acerca a los niveles pesimistas de aquella crisis financiera.
“Donald Trump no lo mejora, lo empeora”, remató ante los empresarios de la American Chamber México.
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Adelantó que, en un escenario de crecimiento a la baja, la volatilidad seguirá por lo que el dólar subirá más. Eso, determinó, “tarde o temprano” se reflejará en la inflación (precios de bienes y servicios) cuya tasa corre el riesgo de salirse del 3 y 4 por ciento.
Viene una política fiscal más restrictiva y Banxico mañana subirá sus tasas de interés.
El impacto en el tipo de cambio, agregó, se hace más evidente con el desequilibrio en la balanza de pago y que México exporta más de lo que importa. En los últimos años, el déficit de la cuenta corriente ha aumentado y los flujos del país para financiar están desacelerándose.
“En otras épocas el tipo de cambio se ajusta y las importaciones disminuyen. Eso se vio en 1998 y 2008, cuando el tipo de cambio aumentó 25 por ciento. Pero en esta ocasión, el tipo de cambio ya había aumentado 50 por ciento, antes de las elecciones”, comentó.
Por esta razón, además de la falta de atracción de capitales, la variable de ajuste en el tipo de cambio no funciona y aquí solo se verá el impacto en la inflación.
“Si se abre el TLC y se reduce el superávit de México, implica que seremos un par cerrado. El problema es que el motor de México son las exportaciones petroleras, y ahí nos topamos con otro problema […] además, la economía interna no tiene un mecanismo que la haga funcionar por sí sola”, concluyó.