La mujer nacida de 39 años fue detenida en Milán y se encuentra en la cárcel de San Vittore, después de que el Juez decidiera que debía permanecer en prisión ante “la gravedad” de los delitos que se le imputan y “el peligro de fuga”.
Roma, Italia, 16 de octubre (EFE).- La italiana Cecilia Marogna, que recibió fondos de la Secretaría de Estado del Vaticano por orden del cardenal Angelo Becciu y que fue detenida este martes en Milán tras una orden emitida por el Estado pontificio, se opuso hoy a ser extraditada al propio Vaticano, ubicado en el centro de Roma.
El Vaticano había confirmado la petición de arresto para la “Dama del Cardenal”, como la ha llamado la prensa italiana, “bajo los delitos de malversación y apropiación grave ilegal en colaboración con otras personas actualmente no identificadas”.
Durante la audiencia de hoy en la Quinta sección del Tribunal de Apelación de Milán se produjo la identificación formal de la mujer y se le preguntó si ha decidido dar su consentimiento o no a la extradición, informaron los medios italianos.
A este punto, tras la negativa de la mujer, los jueces tendrán que fijar una nueva audiencia para comenzar el proceso de extradición y se prevén tiempos largos ya que la Justicia italiana permite apelar hasta el Supremo.
La mujer nacida en Cerdeña, como el cardenal Becciu, de 39 años, fue detenida en Milán (norte) y se encuentra en la cárcel de San Vittore, después de que el Juez decidiera que debía permanecer en prisión ante “la gravedad” de los delitos que se le imputan y “el peligro de fuga”.
Según las informaciones aparecidas en los diarios Domani y el Corriere della Sera, cuando era el poderoso sustituto de la Secretaría de Estado (2011-2018), Becciu entregó unos 500 mil euros a Marogna, titular de una empresa con sede en Eslovenia, y experta en seguridad y relaciones internacionales, para que realizase una red de protección de algunas nunciaturas.
Una investigación del programa televisivo “Le Iene” del canal Italia1 desveló que parte de este dinero, cerca de 200 mil euros, fue utilizado en la compra de artículos de lujo como 12 mil euros por un sofá, 2 mil 200 por un bolso Prada, otros mil 400 por uno Tod’s y, 8 mil por un Chanel.
Este fue uno de los capítulos que ha ido filtrando la prensa sobre la gestión de Becciu cuando era sustituto de la Secretaría de Estado desde 2011 a 2018 y después de que, por sorpresa, Francisco le retirara el pasado 24 de septiembre de su cargo de prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos y también de sus derechos como cardenal, quizá pensando en un futuro proceso.
Becciu fue desposeído de su puesto después de que el Vaticano comenzase una investigación por una inversión inmobiliaria con la compra de un edificio en Londres, que salió tan mal que finalmente ha producido un agujero de 400 millones de euros en las cuentas vaticanas.
Pero, además, se conoció que Becciu habría enviado fondos de la Conferencia Episcopal Italiana y una vez del Óbolo di San Pedro, la institución que recoge las colectas para la misión del Papa, a Cáritas de Cerdeña para que se usasen a favor de la cooperativa Spes, cuyo propietario y representante legal es su hermano Tonino.
En otro de los capítulos del caso Becciu se publicó que desde la Secretaria de Estado se emitieron transferencias por cerca de 700.000 euros a una cuenta bancaria en Australia, y que este dinero estaría vinculado al juicio por abuso sexual que afrontó el cardenal australiano George Pell, con quien el cardenal italiano no mantenía buenas relaciones por sus diferencias en la gestión de las cuentas vaticanas.