En el 2000, el PAN llegó a la Presidencia de la República con ocho gobiernos locales en su bolsillo, 206 diputaciones y 46 senadurías.
Hoy la escena es diferente: su transición democrática languideció en 2012, cuando el PRI regresó al poder luego de dos sexenios fuera. Y a pesar de que Acción Nacional tiene más estados conquistados que nunca, su fuerza en los congresos ha ido en declive. Hoy le quedan la mitad de diputados que en el 2000 y tiene menos senadores que entonces.
Durante este tiempo [2000-2017], el partido blanquiazul ha tenido siete dirigentes nacionales –contando a Cecilia Romero Castillo, quien en 2014 presidió al PAN por dos meses–.
¿Cuáles han contribuido a elevar o a hundir al partido? SinEmbargo buscó respuesta en los datos duros. Esto es lo que encontró.
Ciudad de México, 16 de octubre (SinEmbargo).- En los 15 procesos electorales ordinarios y extraordinarios que ha disputado Acción Nacional (PAN) en los últimos 17 años, el partido no sólo se ha llevado dos comicios presidenciales [2000 y 2006], sino que en los dos últimos años, bajo el mando de Ricardo Anaya Cortes, como presidente nacional del blanquiazul, amasó más gubernaturas que en toda su historia [12 en total]. No obstante, tiene el menor número de escaños en las cámara de Diputados [109] y de Senadores [38] desde el año 2000.
En este periodo, la mejor época para el partido –en términos legislativos– se dio en pleno foxismo [2000-2006], cuando además de la Presidencia e la República alcanzó a tener hasta 206 diputados. Y en el caso de los senadores, 2006 marcó el cénit con 52 curules.
Por el contrario, los peores momentos del partido en cuanto al número de gobernadores datan del 2007 –con Felipe Calderón Hinojosa–; pero el bache más hondo lo tocó en 2009, cuando se dio la histórica renuncia del entonces presidente panista Germán Martínez Cázares (2007-2009), quien tuvo que dejar su liderazgo al frente del partido debido a que, ese mismo año, el PAN perdió cinco de seis comicios en las elecciones intermedias.
De la llegada de Vicente Fox Quesada a la Presidencia, pasando por el sexenio violento de Felipe Calderón Hinojosa, hasta el presente en que el Revolucionario Institucional (PRI) ha vuelto a Los Pinos, la dirigencia nacional del partido blanquiazul ha cambiado de manos en siete ocasiones. Y a lo largo de los últimos 17 años, los líderes del organismo fundado por Manuel Gómez Morín en 1939, han sido una paleta de contrastes.
Bajo la tutela de Luis Felipe Bravo Mena (1999-2005), por ejemplo, el partido hizo historia al ocupar el Ejecutivo federal por primera vez; con Manuel Espino Barrientos (2005-2007), el blanquiazul se mantuvo en la silla presidencial; y hace un año, el partido encabezado por Ricardo Anaya Cortés (2015-2018) obtuvo resultados históricos al ganar siete de 13 gubernaturas –Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Puebla, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz–.
No obstante los contrastes, a todo esto cabe cuestionar ¿cómo ha sido el desempeño de Acción Nacional de 2000 a la fecha? ¿Cuál de sus dirigentes ha tenido mejores o peores resultados? ¿Dónde está parado el blanquiazul después de dos sexenios en la silla grande y luego de salir de Los Pinos?
Un recuento hecho por SinEmbargo sobre los procesos electorales a nivel federal, tanto para elecciones presidenciales (2000, 2006, 2012), intermedias (2003, 2009 y 2016) y extraordinarias (2015 y 2016, entre otras) nos acerca a la respuesta.
Según los resultados observados, quienes más efectivos le han resultado al PAN son Ricardo Anaya y su histórica victoria electoral del año pasado; Manuel Espino, quien recuperó escaños en el Congreso y estuvo a cargo del partido durante la segunda victoria presidencial, y Luis Felipe Bravo Mena, cuyo mayor logro fue la primera victoria presidencial del PAN en 2012.
En la escala de grises –por no ser tan buenos ni tan malos– se encontrarían Gustavo Madero Muñoz, quien estuvo al frente del partido en momentos difíciles y quien no logró recuperar la mayoría panista en las cámaras legislativas, y César Nava Vázquez, quien tuvo parcos logros en las elecciones intermedias de 2010-2011.
Y, finalmente, Germán Martínez Cázares como uno de los presidentes panistas menos efectivos, no sólo por la derrota en 2009, sino también por sus graves consecuencias: su propia renuncia a la dirigencia nacional.
LUIS FELIPE BRAVO MENA (1999-2005)
En el año 2000, cuando Vicente Fox Quezada llegó a la Presidencia de la República erguido como símbolo de apertura y consolidación democráticas que darían fin a la hegemonía priista, Luis Felipe Bravo Mena se congratulaba de haber iniciado un diálogo “institucional y amigable” con gobernadores de diferentes entidades. Era el llamado “punto de inicio para la edificación del auténtico federalismo en México”, donde la apertura y la negociación eran el medio para los futuros cambios.
Ese año, el PAN conquistó el Poder Ejecutivo –a expensas del PRI– con una ligera diferencia electoral de 6.41 por ciento. Y lo habría hecho sin contar con una mayoría en el Congreso de la Unión o en el Senado de la República. Entonces había 206 diputados blanquiazules superados por 211 legisladores priistas. Y en la Cámara Alta, el PAN era la segunda fuerza con 46 escaños en comparación con los 60 del partido tricolor.
Además, para el año 2000, Acción Nacional gobernaba en ocho estados –Aguascalientes, Baja California, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Querétaro–. Un triunfo si se considera que once años antes, en 1989, Ernesto Ruffo Appel se convirtió en el primer Gobernador panista en la historia de Baja California y de la República mexicana.
La victoria presidencial de Vicente Fox es sin duda el logro más sustantivo del PAN durante la dirigencia de Bravo Mena. Luego vendrían más triunfos y derrotas para el líder panista: en los comicios de 2001, el partido blanquiazul mantuvo el poder en Baja California, entidad que gobernaba desde 1989; en 2004, sólo pudo llevarse dos gubernaturas [Aguascalientes y Tlaxcala] de 10 que estuvieron en juego. Y en 2005, al final de su mandato, se dio la que quizá fue su peor derrota, pues de ocho gubernaturas se llevó ninguna, e inclusive, perdió el control de Nayarit a manos del PRI.
En el caso de las elecciones intermedias de 2003, el panismo de Luis Felipe Bravo Mena reculó. Por esos días, la Cámara de diputados cambió de piel. Y de 206 diputaciones con las que contaba en el año 2000, el partido se quedó con 152.
MANUEL ESPINO BARRIENTOS (2005-2007)
“Durante su gestión se refrendó la continuidad del PAN en la Presidencia de la República”, dicen las únicas palabras que el partido le dedica a la semblanza de su otrora líder nacional. Y es que a Espino le achacan la cerrada –si no polémica– victoria del ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa, quien en 2006 se llevó “la grande” con menos de un punto porcentual [0.58 por ciento] de diferencia con el candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador.
Asimismo, en 2006, se llevó al cabo la elección de 500 diputados y 128 senadores. En el caso de la Cámara Baja, el mandato de Espino logró devolverle al partido los 54 escaños que el partido perdió en los comicios de 2003 –regresaron a ocupar 206 curules–; así como logró aumentar el número de senadores panistas –al pasar de 46 en el 2000, a 52 en 2006–.
Por el lado de las gubernaturas, el reinado de Espino no se mostró provechoso. Mientras que en 2006 no pudo arrebatarle el Gobierno de la Ciudad de México al PRD, en 2007 falló en llevarse más gubernaturas de las siete que hasta entonces tenía [Aguascalientes, Baja California, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Querétaro, Tlaxcala].
En las elecciones de ese mismo año, a pesar de que el PAN pudo mantener Baja California con 6.4 puntos porcentuales por encima del candidato del PRI, empero, perdió el estado de Yucatán –a manos del tricolor– que gobernaba desde 2001.
GERMÁN MARTÍNEZ CÁZARES (2007-2009)
“Estoy convencido de que en política se deben asumir las consecuencias de desempeño propio. Siempre tuve claro que de no lograrse esa meta, en la persona del presidente nacional [del PAN] recaerían las consecuencias”, dijo Martínez Cázares el 6 de julio de 2009, al momento de anunciar su renuncia a la dirigencia panista, por la derrota electoral de ese año.
Durante los comicios en los que fueron designados los nuevos legisladores del Congreso de la Unión, el partido blanquiazul dio un brinco hacia atrás al perder la mayoría en la cámara. Las 206 curules que ostentaba el organismo político tres años atrás se desvanecieron. Ahora tenían 143, cantidad que no le alcanzó para superar a la bola de priistas –237 en total–.
En el caso de las seis gubernaturas que estuvieron en juego ese año [Campeche, Colima, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora], el PAN perdió cinco, entre ellas dos de sus bastiones: San Luis Potosí, que mantuvo durante seis años; y Querétaro, por doce. Asimismo, el partido fue incapaz de recuperar Nuevo León, entidad que cayó en manos del PRI en 2003.
CÉSAR NAVA VÁZQUEZ (2009-2010)
Fue uno de los panistas que impulsó la Reforma Política del ex Presidente de la República Felipe Calderón Hinojosa, misma que pretendía “fortalecer la rendición de cuentas, la elección consecutiva de legisladores, incrementar el umbral mínimo de votación de los partidos políticos para conservar el registro, las iniciativas ciudadanas, candidaturas independientes, segunda vuelta electoral, y que la Suprema Corte de Justicia de la Nación pudiera presentar iniciativas”, refiere la plataforma del partido. Sin embargo, la propuesta se estancó.
Entre los logros de este político de derecha destacan sus resultados en las elecciones efectuadas entre 2010 y 2011, cuando de 12 gubernaturas, el partido sólo obtuvo tres victorias en los estados de Oaxaca, Puebla y Sinaloa –en coalición con PRD, Convergencia y Nueva Alianza (Panal)–, a cambio de perder Aguascalientes [que gobernaba desde 1998] y Tlaxcala [que gobernaba desde 2005].
GUSTAVO MADERO MUÑOZ (2010-2015)
Tras su mandato buscó reelegirse sin provecho. Fue en el tiempo de su administración que el partido tricolor regresó a la Presidencia de la República, luego de que en 2006, Felipe Calderón Hinojosa diera inicio a la denominada “guerra contra el narcotráfico” que hundió al país en una vorágine de violencia –sin parangón en su tipo–, que a su vez terminó arrastrando al blanquiazul hasta la tercera posición en los comicios de 2012.
Madero Muñoz se enfrentó a las elecciones de ese año. Su partido no sólo perdió el sueño de apertura democrática que duró apenas dos sexenios, sino que también no logró recuperar su mayoría en el Congreso de la Unión. Tampoco en el Senado.
En las elecciones federales de 2012, el PAN obtuvo 114 asientos en la Cámara Baja –29 menos que en la gravísima derrota de 2009– y se situó por debajo del partido que hasta la fecha se mantiene en el poder [PRI], mismo que aseguró 213 curules. En el Senado, el PAN logró colocar a 38 de sus legisladores –contra 54 del PRI–, es decir, tenía menos fuerza que seis años antes, cuando tenía a 52 senadores en el Poder Legislativo.
Además, de 2011 a 2015, estuvieron en juego las administraciones de Baja California, Baja California Sur, Campeche, Ciudad de México, Estado de México, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí y Sonora. De esas, mantuvo las baja californias bajo su mando y recobró Querétaro –que el PRI le arrebató en 2009–.
Sin embargo, el partido tricolor le quitaría al PAN, en 2015, el Gobierno de Sonora, entidad que gobernaba desde 2009.
RICARDO ANAYA CORTÉS (2015-2018)
El político panista de 38 años de edad es una bala. Desde que inició su militancia en el PAN en el 2000, a sus 21 años, ha brincado de ser Secretario Particular del ex Gobernador de Querétaro Francisco Garrido Patrón [2003-2009] a dirigir a uno de los partidos de oposición más fuertes en México.
Su figura, enmarcada en un juego de alevosías políticas –Gustavo Madero Muñoz, además de varios políticos panistas, lo han tildado de “traicionero”– no ha cejado en su avance. Y hoy, en el cenit de su carrera política, ha cosechado logros como pocos de sus homólogos han logrado.
En junio de 2016, Acción Nacional obtuvo resultados históricos al ganar siete de 13 gubernaturas –Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Puebla, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz–, hecho que puso al partido, por prístina ocasión, al mando de 11 entidades federativas.
Y este año, inclusive, Acción Nacional recuperó Nayarit, una entidad que sólo gobernó entre 1999 y 2005. Es más, ni siquiera modificó la fórmula utilizada hace 12 años –cuando hizo coalición con el PRD, el PT y PRS– y utilizó la misma estirpe de políticos ganadores: al padre en 1999 [Antonio Echevarría Domínguez] y al hijo de hogaño [Antonio Echevarría García].