Sujetos armados raptaron a Cecilia López García, de 16 años, frente a los ojos de su madre, quien no ha dejado de buscarla desde hace seis años.
Ciudad de México, 16 de septiembre (SinEmbargo).- A Delfina García le arrebataron a su única hija, Cecilia López García, de 16 años de edad. Sujetos armados secuestraron a la adolescente cuando ambas caminaban por las calles de Chilpancingo, Guerrero, el 25 de septiembre del año 2014. Desde entonces la madre no ha parado de buscar a su pequeña.
“Desde ese día, tanto su padre como yo, estamos muertos en vida porque es nuestra única hija”, narró la señora Delfina en entrevista con SinEmbargo.
Cecilia López cursaba el segundo año en el Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios (CBTis) en Chilpancingo, Guerrero.
“Ella estudiaba laboratorio clínico porque su sueño era convertirse en doctora militar”, platicó la madre.
Además, la joven era deportista: iba a natación y le gustaba el atletismo.
“Quería estudiar Medicina, pero en una escuela militar. Yo le decía que en caso que no la admitieran en Guerrero se viniera acá a la Ciudad de México a estudiar”, abundó la madre.
Cecilia era una estudiante destacada y también tenía un lado artístico, de acuerdo con su madre. Los sábados y domingos tomaba un curso de dibujo y pintura.
“Siempre tuvo buenas calificaciones. Desde la primaria y en la secundaria tenía promedio de 9 o 10. En el CBTis igual tuvo buen promedio en su primer año”.
A pesar de su corta edad, la menor tenía varios proyectos y era muy trabajadora. Hacía pasteles y gelatinas para vender porque quería ayudar con los gastos a sus familiares de escasos recursos.
“A ella le gustaba luchar, era muy luchadora y trabajadora. Sus cuadros, los que ella misma hacía, los vendía. Para mí era muy inteligente, siempre tuvo buen promedio y le repito, su sueño era ser médico”, reiteró la mujer.
EL SECUESTRO
“Me la secuestraron dos días antes de lo de Ayotzinapa”, recordó la madre.
El secuestro de Cecilia ocurrió el 25 de septiembre de 2014, cuando la madre la acompañaba a casa de un vecino que tenía un hijo que iba al mismo plantel educativo.
Delfina explicó que su hija se iba sola a la escuela cuando estaba en la primaria y secundaria, sin embargo, cuando Cecilia entró a la preparatoria, la mujer le pidió a un vecino que si podía llevar a la jovencita junto con su hijo, que había ingresado al mismo plantel educativo.
“Le dije que yo le pagaba los pasajes a él para que llevara a mi hija a la escuela, aprovechando que el señor llevaba a su hijo”, relató García.
Esa mañana Delfina acompañaba a Cecilia a casa de sus vecinos, ubicada a una cuadra y media de su domicilio. Eran 6:20 am. La mujer recuerda bien la hora, pues la menor entraba a clase a las 7:00 am.
La madre narró que al cruzar la calle, ubicada frente a su casa, fueron interceptadas por un vehículo Tsuru color blanco del cual descendieron tres personas encapuchadas y con armas largas.
“Nosotras íbamos caminando en la banqueta cuando se paró el carro y me la arrebataron. Ella alcanzó abrazarme, pero tres hombres me golpearon y se la llevaron.”, narró.
“¡Mami, Mami!”, fueron las últimas palabras que Delfina recuerda de su hija mientras era arrancada de sus brazos.
La madre empezó a gritar de desesperación mientras sostenía la mochila de su hija, lo único que le quedó de ella. Los vecinos salieron al escuchar los alaridos, pero nada pudieron hacer; los delincuentes habían huido a toda marcha.
“En la mochila ella llevaba sus muestras porque ese día tenía laboratorio”, recordó la madre entre lágrimas.
EXIGIR JUSTICIA
Delfina viajó a la Ciudad de México para unirse a las manifestaciones del Frente Nacional Ni Una Menos, que mantiene tomada la sede de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), puesto que a la fecha no ha obtenido justicia por el plagio de su hija, pese a que dos de los presuntos responsables están identificados.
“Ya hay dos personas en la cárcel, pero no por el caso de mi hija, sino que esas personas yo las vi sospechosas porque eran vecinos de ahí. Después, fueron detenidos por el secuestro de otra persona”, dijo la entrevistada.
Delfina denunció que la investigación del secuestro estuvo llena de irregularidades e ineficiencias, principalmente en las sábanas de llamadas y geolocalización del celular de Cecilia.
Los errores en los peritajes, abundó la madre, tuvieron como consecuencia que no se pudieran relacionar a los dos sospechosos con su caso.
“Cuando otra persona del Ministerio Público retomó la investigación, sí hizo las diligencias para establecer que esas dos personas detenidas pudieran ser de los secuestradores de mi hija”, platicó la madre, sin embargo, siguen sin ser procesados por el secuestro de Cecilia.
Delfina señaló que el caso lo llevó hasta las autoridades federales, pues tenía la esperanza que en el fuero federal hubiera más avance “y que aquí se hicieran más investigaciones, pero no ha habido ningún resultado”, destacó.
La mujer explicó que la búsqueda de justicia para su hija ha sido un calvario porque las autoridades no actúan. Agregó que, ante la falta de resultados, decidió unirse a las colectivas feministas para exigir justicia y presentación de su hija.
Madres de víctimas de feminicidio e integrantes de colectivas feministas realizaron este lunes el evento al que denominaron “Antigrita”, con el fin de expresar su repudio a la violencia feminicida en el país y la falta de investigaciones efectivas.
Familiares y activistas lanzaron sendos discursos desde uno de los balcones del edificio de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), mismo que ha sido convertido en el refugio “Ni una más México”.
Desde ese lugar, expresaron su molestia por la falta de atención del Estado a la violencia contra las mujeres, así como la ausencia de derechos humanos para las mujeres.
A la par, realizaron un abrazo colectivo para mostrar unión ante los ataques en contra de las mujeres en el país.
Las colectivas también expresaron su rechazo a la “patria”, ya que aseguraron que se ha encargado de perpetuar conductas machistas y ha renunciado a proteger a las mujeres.
Por ello pugnaron por una matria feminista donde las mujeres puedan desarrollarse sin temor a vivir o experimentar algún tipo de violencia.