Aunque el Gobierno de Venezuela ha tenido políticas con la finalidad de aliviar la pobreza de las mujeres, muchos otros aspectos de autonomía femenina han sido dejados de lado por el Gobierno Bolivariano, a pesar de que muchas veces se ha proclamado como “feminista”.
Diversas organizaciones defensoras de derechos humanos han alertado que la crisis en Venezuela aumenta el riesgo de que las mujeres sean explotadas sexualmente o de que se conviertan en víctimas del tráfico de personas.
Caracas, 16 de septiembre (GlobalVoices/SinEmbargo).– Hay un aspecto de la crisis económica venezolana del que no se habla: cómo impacta en mujeres y niñas.
Con el 44 por ciento de los hogares del país encabezados por mujeres, son ellas quienes suelen sufrir las largas filas de los supermercados, que soportan el deteriorado sistema de salud cuando sus seres queridos caen enfermos y quienes lloran la muerte de sus hijos a manos de policía — mientras tratan de sobrevivir las sombrías estadísticas que afectan a su género.
Aunque el Gobierno de Venezuela ha tenido políticas con la finalidad de aliviar la pobreza de las mujeres, muchos otros aspectos de autonomía femenina han sido dejados de lado por el Gobierno Bolivariano, a pesar de que muchas veces se ha proclamado como “feminista”.
Programas de transferencia de ingresos como Madres del Barrio, desde 2006, e Hijas e Hijos de Venezuela, desde 2011, han creado una red de seguridad crucial para familias que viven en extrema pobreza. Juntos, ambos programas entregan enntre 150 y 350 dólares, dependiendo de la cantidad de hijos.
De otro lado, el aborto fue declarado ilegal en la Constitución Bolivariana de Venezuela, condición heredada del anterior orden político del país que los Bolivarianos han cambiado radicalmente. Ni Chávez ni Maduro han hecho esfuerzos para modificarlo en los 20 años de su mandato. El aborto solamente es permitido cuando la vida de la madre está en peligro.
Aglaia Berlutti, destaca voz feminista en línea y colaboradora de Global Voices, destaca las contradicciones de la retórica chavista en lo referente a igualdad de género:
“…en Venezuela el término feminismo fue consumido, abusado y sobre todo tergiversado por el poder. […] Al mismo tiempo que se habla de la representatividad política, el Presidente Nicolás Maduro usa términos machistas para insultar a minorías […] Al mismo tiempo que se insiste en que el número de Ministras del tren ejecutivo supera al de cualquier otro del continente [las mujeres continúan] padeciendo de una situación donde su identidad sigue siendo aplastada por una interpretación histórica que la desvaloriza”.
No solamente no se han solucionado problemas ya existentes: con una aguda crisis económica, se han agravado peligrosamente.
La tasa de feminicidio en Venezuela es una de las 15 más altas del mundo, según tres organizaciones locales de seguimiento de derechos. Se denunciaron varios casos de abuso sexual contra mujeres por parte de las autoridades durante las protestas de 2017.
La tasa de homicidios de Venezuela en 2016 llegó a los 56 por cada 100 mil personas –la más alta de América del Sur, según el Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNDOC), que todos los años publica en todo el mundo series de datos de tasas de homicidios. El Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), que usa una metodología diferente, contó una tasa de 89 en 2017, lo que haria de Venezuela el país con más homicidios del mundo.
También según el OVV, en julio de 2018, el 40 por ciento de los delitos en Caracas fueron cometidos por oficiales de policía.
La delincuencia y la violencia policial ha aumentado en los últimos años, y muchas mujeres lamentan la muerte de sus hijos. En La vida de nos, proyecto de medios en línea que recopila relatos personales de la crisis, Elibeth Pulido recuerda el asesinato de dos hijos, uno a manos de un oficial de policía:
“Como a la media hora me llamaron para decirme que fuera a buscar a los niños. El corazón se me iba a salir del pecho cuando los vi y ellos me vieron. Fueron tan increíbles nuestras miradas. ¡Jamás nos miramos de esa manera! No tenían camisa ni zapatos […Entonces] me dieron la noticia más espantosa de mi vida. Se repitió la historia: me volvieron a quitar otro hijo”.
Además, la falta crónica de educación sexual en las escuelas, junto con el deficiente acceso a anticonceptivos como efecto de la escasez de medicamentos en el país, se traduce en altas tasas de embarazos no planeados. Adícea Castillo, investigadora del Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad Central de Venezuela, explica:
“…hay una cifra, pequeña pero importante, de madres pre adolescentes […] Es un círculo vicioso. Muchas no se controlan, se practican abortos. Se mueren luego de ocho meses hospitalizadas por una infección y, las que se salvan, regresan al barrio a mantener un muchacho sin el apoyo de los padres”.
Finalmente, las mujeres que salen del país también enfrentan dificultades. La cantidad de venezolanas que han sido víctimas de tráfico de personas en América Latina y Europa se ha cuadruplicado entre 2014 y 2018.
En la vecina Colombia, país que ha recibido a más de un millón de venezolanos en el último año, las mujeres son objeto de prejuicio y abuso. Muchos acusan a los migrantes venezolanos de “robar” trabajos y participar en delitos, a las mujeres se las suele ver como trabajadoras sexuales.
Para enfrentar muchas de estas ideas equivocadas, el canal feminista de YouTube “Las igualadas” hizo un episodio especial en la ciudad fronteriza colombiana de Cúcuta sobre los venezolanos.