Ciudad de México, 16 de septiembre (SinEmbargo).- La Procuradora General de la República (PGR), Arely Gómez González, dijo esta tarde que se identificó a un segundo normalista, Jhosivani Guerrero de la Cruz, a partir de los restos que supuestamente halló en el basurero de Cocula, Guerrero. Informó que la identificación se logró gracias al trabajo de los peritos de la Universidad de Innsbruck, Austria, quienes aplicaron pruebas de ADN a los restos y a familiares.
Guerrero de la Cruz es el segundo identificado de los 43 normalistas desaparecidos el 26 de septiembre de 2014. Anteriormente, el entonces Procurador Jesús Murillo Karam dijo que otros restos humanos encontrados en el mismo basurero pertenecen a otro de los estudiantes desaparecidos: Alexander Mora Venancio. Pero peritajes independientes promovidos por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a través del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) ponen en duda el hecho mismo de que ese basurero fuera el escenario en el que quedaron los restos de los 43 normalistas.
El informe de la GIEI sugiere que incluso esos restos pudieron ser “sembrados” allí pues, consideró, resulta imposible que los cuerpos de 43 adultos fueran consumidos, como dice la versión oficial conocida como “verdad histórica”.
“La ciencia ha jugado un papel fundamentar para los hechos de lo acontecido esa noche”, dijo la Procuradora Gómez. Explicó cómo se tomó la decisión de enviar al extranjero los restos encontrados en una bolsa negra en Cocula. El 13 de noviembre de 2014, dijo, personal de la PGR y del equipo de Antropología Forense entregaron los restos óseos hallados a los peritos de la Universidad de Innsbruck y después de identificar a Alexander siguieron trabajando en 16 restos.
“Se realizó un segundo análisis mitocondrial”, dijo, que no permitió avanzar. Se recurrió a un tercer análisis mitocondrial por la técnica de secuenciación masiva. Esto confirmó los restos de Alexander Mora Venancio, e identificó a Jhosivani Guerrero de la Cruz.
Una muestra del ADN de la madre de Jhosivani Guerrero, que fue entregada al instituto para ser analizada, coincidió con uno de los restos óseos analizados.
“Los datos de ADN mitocondrial obtenidos para la muestra ósea […] proporcionan evidencia moderada del perfil de la víctima […] coincidente con la madre de la persona desaparecida, Jhosivani Guerrero de la Cruz”, indicó la Procuradora.
“Ninguna otra muestra de miembros de referencia de miembros de la familia investigada coincidió con los resultados del ADN mitocondrial”, agregó.
Sostuvo que el Gobierno federal “no descansará hasta identificar y poner a disposición de la justicia a todos los involucrados y probables responsables”.
Gómez González sostuvo que los resultados ya fueron comunicados a los abogados que representan a los padres de familia de los 43 normalistas y al equipo Argentino de Antropología Forense.
Jhosivani Guerrero tenía 20 años cuando desapareció. Su familia lo describe físicamente como “delgado y de cara respingada”. Por sus ojos rasgados, sus compañeros normalistas lo apodaron “coreano”. Es originario de Omeapa, una comunicada localizada a 15 minutos de la cabecera municipal de Tixtla; al día de hoy allí vive su familia, que se dedica al campo.
Los padres del joven han dicho que “para ir a la secundaria y a la preparatoria, Jhosivani tenía que caminar cuatro kilómetros hasta la carretera, para tomar el transporte, y luego caminaba esos mismos cuatro kilómetros de regreso”. Ingresó a la Normal de Ayotzinapa buscando una oportunidad para sobresalir. Aspiraba a tener una profesión y volver a su comunidad para dar clases “porque en Omeapa mandan maestros que no son de aquí, son de lejos, y son profesores que no le ponen suficiente interés a la niñez para que pueda tener un conocimiento más amplio, y si los niños quieren algo un poco mejor, tienen que ir a las escuelas de Tixtla”. Por eso es que Jhosivani quiso ser maestro, dijo su familia.
El anuncio realizado hoy por la Procuraduría General de la República se da justo a diez días antes de que se cumpla el primer aniversario del ataque a los estudiantes en Iguala e inmediaciones, entre el 26 y la madrugada del 27 de septiembre del año pasado.
Recientemente, el Grupo Interdisciplinario de la CIDH sacudió de raíz la llamada “verdad histórica”, un informe realizado por Murillo Karam en el que prácticamente daba por concluido el trabajo de búsqueda de los normalistas con la afirmación de que fueron quemados en ese basurero de Cocula.
El GIEI descubrió un quinto autobús que fue parte fundamental en la escena del crimen y que fue omitido por el informe de la PGR. Evidenció que miembros tanto del Ejército Mexicano como de la Policía Federal participaron en la persecución de los jóvenes el día que desaparecieron.
Los expertos hallaron ropa que fue abandonada en anaqueles de la Procuraduría de Chilpancingo, la cual no fue analizada en su momento, no se resguardó debidamente y no se devolvió a los familiares.
La Procuradora Arely Gómez aceptó un nuevo peritaje en el basurero de Cocula horas después de que se presentara el informe de los expertos internacionales, aunque al día siguiente distintas fuentes de la misma PGR filtraron a los medios o dieron entrevistas para rechazar el trabajo de los expertos de la CIDH.
El Gobierno de México, sometido a una enorme presión internacional y doméstica, aceptó extender otros seis meses el mandato del Grupo Interdisciplinario en el país para que continúen con sus labores. Pero los expertos han debido resistir distintas presiones de la prensa y de voces oficiales y extraoficiales.
Al día de hoy, por ejemplo, se les ha negado entrevistarse con miembros del Batallón de Igual del Ejército mexicano que participaron en los eventos trágicos del 26 de septiembre.
PRUEBAS DE LOS FORENSES INNSBRUCK
La Procuradora leyó el documento, firmado por el director del Instituto de Ciencias Forenses de la Universidad de Innsbruck, del que se desprende que la muestra que ya se había identificado el 4 de diciembre de 2014 como perteneciente a Alexander Mora Venancio tiene mil 201 veces más posibilidades de corresponder a él, comparada con las muestras de ADN que ofrecieron los padres y dos hermanos del normalista.
En tanto, la Procuradora Arely Gómez González, acompañada por subprocuradores y otros altos funcionarios, informó que los expertos encontraron ADN mitocondrial de Jhosivani Guerrero en una probabilidad 72 veces mayor que otros individuos.
Indicó que los expertos realizaron los exámenes de ADN mitocondrial cotejándolo con muestras que ofreció la madre de la víctima.
Entre otros métodos, el instituto austríaco usó pruebas de ADN nuclear y mitocondrial para analizar las muestras deterioradas por el fuego.
Además, Gómez anunció que se creará “un equipo de trabajo conformado por especialistas, médicos, antropólogos y genetistas” para que junto con los forenses argentinos y los expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que llevan medio años investigando el caso puedan volver a revisar “los más de 63 fragmentos óseos que fueron recolectados” en esos lugares.
El objetivo de este grupo será “hallar nuevos fragmentos viables para la identificación por cualquier método” que “serían enviados en una nueva solicitud a la Universidad de Innsbruck”, considerada la mejor del mundo en la identificación “de ADN de personas a partir de fragmentos con alto nivel de deterioro”.