Derecho a la educación, un precedente histórico

16/09/2013 - 12:01 am

Mientras unos pelean por no dar clases, hay otros que luchan justo por lo contrario. Mientras miles de maestros de Oaxaca –y también de Tabasco, Guerrero, Michoacán y otros estados– dejan a millones de niños y jóvenes sin clases por protestar en la ciudad de México, hay alumnos que luchan con uñas y dientes por obtener un futuro mejor.

Hace unas semanas relaté en este mismo espacio (“Una historia de corrupción e impunidad”) la situación de la Universidad Nicolaita de Michoacán. La institución –como tantas otras en el país– está siendo extorsionada, no hay otra palabra, por el líder de su sindicato de trabajadores. Como resultado, la Nicolaita ha sufrido una serie de huelgas sin sentido. La última –hace apenas unos meses– duró cuarenta y siete días y significó el cierre total de las instalaciones universitarias.

Recientemente un grupo de alumnos –en su mayoría de la facultad de derecho, pero también de otras facultades y escuelas– dijeron basta y dieron un paso adelante. Un paso en defensa de su Universidad y de su prestigio; y en contra de ver interrumpida, nuevamente, su educación.

Este miércoles presentaron una demanda de amparo para evitar una nueva huelga, alegando que frente al derecho a huelga debía ponderarse su derecho a la educación.

La juez cuarta de distrito, con sede en Morelia, en una decisión histórica, sostuvo que en efecto debe atenderse el derecho a la educación de los alumnos de la universidad. Por ello ordenó que las instalaciones educativas deben permanecer abiertas y seguir funcionando normalmente, con la finalidad de respetar el citado derecho de los jóvenes amparados.

Es decir, por decisión del Poder Judicial Federal, ya no es posible que los huelguistas tomen y cierren las instalaciones universitarias a su antojo. Por el contrario, deberán seguir abiertas y continuará la impartición de clases y los trabajos académicos regulares.

Se acabaron las huelgas salvajes en donde por decisión de unos pocos se cierran las universidades –y planteles educativos en general–. En estos casos –dice la autoridad judicial– debe privilegiarse el derecho de las mayorías, de aquellos miles de estudiantes que lejos de los intereses de los líderes sindicales, lo único que buscan es continuar con sus estudios.

En realidad lo que ha dicho la juez es algo tan básico como que ningún derecho es ilimitado. Por el contrario, encuentra su frontera en donde empiezan los derechos de los demás. Algo tan elemental y tan lógico, en el México actual tuvo que ser exigido ante un juez, por un puñado de valientes estudiantes, dispuestos a reclamar sus derechos.

Se trata de una decisión histórica, que puede cambiar el futuro de millones de jóvenes en México.

¡Tres hurras por los estudiantes nicolaitas!

 

Twitter: @jose_carbonell

http://josecarbonell.wordpress.com

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