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CHIAPAS PARALELO

Las acusaron de robar a Dylan y se llevaron a sus hijos. Deben liberarlas, son inocentes, exigen

16/08/2020 - 11:30 am

La Colectiva Cereza pidió la libertad de Josefa, María, Maribel y Juana. De igual forma, solicitó la entrega de los 23 niños que les fueron arrebatados, todos hijos de ellas y sus sobrinos. Además exigieron justicia por la muerte de Adolfo, de 65 años, esposo de Josefa, ya que murió en el penal del San Cristóbal de las Casas en circunstancias aún no esclarecidas.

Por Isaín Mandujano

Chiapas, 16 de agosto (ChiapasParalelo).– Una vez liberado el pequeño Dylan Esaú, quien había sido plagiado hace 47 días, la Colectiva Cereza exigió el viernes pasado la libertad de las tres mujeres presas en Chiapas, y cuya familia fue desmantelada al ser señalada en un primer momento por el secuestro del pequeño en San Cristóbal de las Casas.

La Colectiva Cereza pidió la libertad de Josefa Sánchez Gómez, presa en la sección femenil del penal de San Cristóbal de las Casas, así como la de María Hortensia Gómez Sánchez, Maribel Gómez Sántiz y Juana Montejo González, quienes están detenidas en el penal femenil de El Amate, en Cintalapa.

De igual forma, solicitó la entrega de los 23 niños que les fueron arrebatados, todos hijos de ellas y sus sobrinos. Además exigió justicia por la muerte de Adolfo Gómez Gómez, de 65 años, esposo de Josefa, padre de María Hortensia, y suegro de Maribel y Juana. El hombre falleció en el penal del San Cristóbal de las Casas en circunstancias aún no esclarecidas.

Adolfo Gómez Gómez fue detenido el 15 de julio en el centro de San Cristóbal de las Casas por elementos de la Fiscalía General del Estado, luego de ser acusado de estar vinculado al plagio o secuestro de Dylan Esaú, de dos años de edad, raptado el 30 de junio en el mercado público donde su madre vendía frutas y verduras.

Tras la captura de Adolfo, quien murió presuntamente torturado en el penal de San Cristóbal de las Casas, llegaron hasta su domicilio, donde vivía con su esposa, su hija y su yerno, sus dos nueras y sus dos hijos varones.

Como su yerno y sus dos hijos trabajaban fuera, éstos no fueron capturados, pero la FGE se llevó primero a Adolfo y Josefa, y dos días después llegaron por María Hortensia, Maribel y Juana.

En tanto que Adolfo y su esposa Josefa fueron llevados al penal de San Cristóbal, las otras tres mujeres jóvenes fueron trasladadas al penal de El Amate en San Cristóbal de las Casas. Y los 23 niños que vivían en el mismo domicilio con sus madres, tías y sus abuelos, fueron trasladados a Tuxtla, al albergue del DIF Estatal.

Adolfo murió en el penal. Aunque la FGE dijo que fue por un presunto suicidio por ahorcamiento, su cuerpo tenía graves evidencias de que fue torturado.

Adolfo, patriarca de la familia, murió en el interior del penal, luego de ser detenido por acusaciones de policías que dijeron haberlo visto con alguien “parecido a Dylan”.
Adolfo, patriarca de la familia, murió en el interior del penal, luego de ser detenido por acusaciones de policías que dijeron haberlo visto con alguien “parecido a Dylan”. Foto: Ángeles Mariscal, Chiapas Paralelo
Chictón, una comunidad de indígenas que migran para buscar mejores condiciones de vida.
Chictón, una comunidad de indígenas que migran para buscar mejores condiciones de vida. Foto: Ángeles Mariscal, Chiapas Paralelo

El pasado viernes 14 de agosto, la Colectiva Cereza, quien aboga por las mujeres presas, aseguró que la FGE cometió un atropello flagrante y violentó los derechos humanos de las mujeres acusadas de presunta trata de menores.

Afirmó que a las mujeres les violaron el debido proceso y que están encarceladas de manera injusta, que fueron incomunicadas y víctimas de tortura psicológica para auto incriminarse en un delito que nunca cometieron.

La Colectiva Cereza denunció que la FGE y el Juez de control no tomaron en cuenta las condiciones de vida de las familias indígenas que viven en algunas ocasiones en hacinamiento cuando han abandonado el campo para migrar y trabajar en la ciudad, y que no hay explotación laboral, sino que los pequeños desde niños acompañan a sus padres a trabajar, sobre todo en este contexto de pandemia, cuando no hay clases.

Don Adolfo, su yerno y sus dos hijos con quienes compartían el mismo domicilio. Eran vendedores de collares de ámbar y otras artesanías en las calles del centro de San Cristóbal de las Casas. Algunas veces los acompañaban los niños para no quedarse en casa.

Sien embargo, esto fue tomado por la FGE explotación laboral infantil y anunció haber desmantelado una supuesta red de trata de menores, cuando en realidad eso es totalmente falso.

“Dylan Esaú ya apareció, don Adolfo está muerto por presuntos actos de tortura y las mujeres siguen presas. Ellos nunca nada tuvieron que ver con el rapto y desaparición del niño”, dijo una de las voceras de la Colectiva Cereza, una organización defensora de los derechos de las mujeres presas con sede en San Cristóbal de las Casas.

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