Las esperanzas de Carmen de obtener justicia para su hijo Eduardo, asesinado en Delicias, Chihuahua en 2020, se vieron destrozadas cuando el agresor, Luis N, se negó a aceptar los cargos en su contra.
Ciudad de México, 16 de julio (SinEmbargo).- Carmen ha enfrentado años de peregrinaje por las instituciones de justicia, en los que ha viajado y recorrido kilómetros. Ella ha buscado que avance la investigación y justicia para su hijo Eduardo, un joven músico que fue desaparecido y asesinado el 20 de febrero de 2020 en Delicias, Chihuahua.
A pesar de que el presunto responsable fue detenido el año pasado, Carmen siente que la justicia permanece distante mientras los temores y la incertidumbre crecen. Y es que el pasado 11 de julio se realizó una audiencia crucial en la que se esperaba que el acusado, Luis N, aceptara su culpabilidad para acceder a un juicio abreviado. Sin embargo se negó a aceptar los cargos, prolongando aún más la batalla legal de la madre por obtener justicia para su hijo.
“En la audiencia en la Fiscalía para decidir si el asesino aceptaba el proceso abreviado y poner fin a esta agonía, este hombre parece estar jugando y divirtiéndose con nuestro sufrimiento”, expresó Carmen, revelando la frustración y el dolor que ha experimentado durante este proceso.
Desde el momento en que su hijo desapareció, Carmen enfrentó la indiferencia y la falta de atención por parte de las autoridades locales en Delicias.
En entrevista con SinEmbargo, relató cómo fue ignorada por las autoridades locales y cómo tuvo que batallar para que se avanzara en la investigación del caso. Incluso mencionó que las instituciones a las que acudió, como la Fiscalía y la Comisión de Derechos Humanos de Chihuahua, no le brindaron la atención ni el apoyo necesario en los momentos más críticos de su búsqueda.
A pesar de sus continuas visitas a la Fiscalía y sus múltiples solicitudes de apoyo, Carmen sintió que su caso era ignorado y que no se tomaban las medidas necesarias para investigar el crimen de manera adecuada.
Su persistencia la llevó a recurrir a instancias superiores; escribió múltiples cartas que envío al Presidente Andrés Manuel López Obrador y a la Secretaría de Seguridad federal en busca de apoyo, donde luego de presionar finalmente logró cierta atención y apoyo para avanzar en la investigación de la muerte de Eduardo.
La próxima audiencia está programada para el 23 de agosto, donde Carmen y sus abogados buscarán nuevamente que el acusado considere un juicio abreviado. Sin embargo, si Luis N persiste en su negativa y opta por alegar inocencia, el caso podría dirigirse a un prolongado juicio oral.
“A pesar de que nuestras vidas fueron destrozadas, debo seguir luchando por obtener justicia, aunque parezca casi imposible”, concluyó Carmen, determinada a encontrar verdad y justicia para su hijo Eduardo.
LA HISTORIA
Eduardo era un joven músico de 39 años. Tocaba la batería y tenía el sueño de grabar un disco. De acuerdo con el relato de Carmen, Eduardo fue invitado a tocar la batería en un evento especial en Delicias y tenía planes de viajar posteriormente a Aguascalientes para grabar un disco con amigos.
El sábado 8 de febrero de 2020, Eduardo partió desde Ciudad Juárez hacia Delicias, en un trayecto que supera al menos las cuatro horas por carretera. El domingo 9 de febrero lo pasó con familiares que tenía en Delicias y, esa noche, informó a un amigo que estaba en una plaza comiendo una hamburguesa con una mujer. Sin embargo, no se presentó al compromiso musical en Aguascalientes al día siguiente, lo que alarmó a sus amigos y familiares.
El lunes 10 de febrero de 2020, cuando Eduardo no llegó al lugar acordado, su amigo comenzó a preguntar por su paradero a los familiares del joven, quienes investigaron quién era la mujer con la que había sido visto, la buscaron y la contactaron.
Esta mujer declaró ante la Fiscalía de Delicias que Eduardo había sido asesinado. Las autoridades iniciaron la búsqueda y encontraron el cuerpo desmembrado y quemado de Eduardo en una bolsa cerca de la casa de la mujer.
“Sus amigos le llamaron a la muchacha con la que mi hijo dijo que estaban comiendo la hamburguesa y ella les dijo que no sabía nada. Así que sus amigos, familiares todos comenzaron a buscarlo. Yo no sabía nada. Yo le hablaba a mi hijo y no me contestaba el celular. Como dejó su cargador aquí, pensé que solo lo tenía desconectado. Sus amigos comenzaron a buscar y dieron parte a la policía y buscar por su cuenta, empezaron a hablar con toda la gente que lo conocía y a darle vueltas al lugar donde vivía la mujer con la que había sido visto mi hijo porque no podían saber si ella estaba diciendo la verdad”, narró Carmen.
Pasaron dos días y la madre de la mujer con la que Eduardo fue visto la llevó a declarar ante la Fiscalía de Delicias. La chica declaró ante las autoridades que Eduardo había sido asesinado y dijo el lugar. Las autoridades encontraron el cuerpo de Eduardo desmembrado y quemado en una bolsa cerca de la casa de la mujer, donde había sido brutalmente atacado.
Posteriormente, Carmen fue notificada por las autoridades sobre el hallazgo del cuerpo, quienes le indicaron que se tendría que realizar un análisis de ADN para confirmar la identidad, los cuales nunca le realizaron para confirmar su identidad.
“A mí (los de la fiscalía) me hablaron y me dijeron que debía ir, que me iban a hacer un análisis de ADN porque no lo encontraban. Yo no creía que fuera realidad, que él era, pero de todas maneras me fui y, en realidad, nunca hicieron el análisis de ADN. Yo estuve allá 15 días, donde me traían a vueltas por la fiscalía de Chihuahua y de Ciudad Delicias. Les pedí que me dieran sus pertenencias y me dijeron que fuera ahí al lugar que había que buscarlas. Fuimos y, obviamente, no había nada. Lo único que había era un colchón tirado en el piso y un bote donde lo habían metido, y ese bote tenía sangre en el fondo. Yo raspé y la recogí en un vaso para hacer un análisis de ADN a ver si verdaderamente era él, pero luego ellos (la fiscalía) me dijeron que ellos iban a hacer el análisis. Yo llamé a un amigo que trabaja en un laboratorio y me dijo que, aunque lo hicieran, no iba a ser vinculante y que salía muy caro, y yo no tenía dinero. Finalmente, no hicieron la prueba de ADN. A mí me entregaron sus restos y me quedé siempre con la duda o la esperanza de que no fuera él”, detalló.
Durante las semanas siguientes, Carmen buscó desesperadamente respuestas y apoyo, obtener información sobre el progreso de la investigación y recuperar los restos de su hijo. Después de una espera angustiosa, dos semanas después, Carmen recibió los restos de su hijo, aunque quedó con la incertidumbre de no haber realizado la prueba de ADN que podría haber confirmado la identidad del cuerpo.
Desde que sucedió el asesinato de su hijo, Carmen acudió a la Fiscalía para dar seguimiento a la investigación y a Derechos Humanos, donde dijo fue ignorada y enviada de un lado a otro sin obtener respuestas claras.
“Después de que lo sepulté, empecé a llamar a la Fiscalía. Cuando me contestaban, me decían que no había respuesta porque la persona se había ido a su casa debido a la pandemia, y casi no había nadie ahí”, relató Carmen.
Durante los meses siguientes, confinada por la pandemia, Carmen se sumió en una profunda depresión al no poder salir y recibir respuestas sobre el caso de su hijo.”Pasaron los días, pasaron los meses, y yo, como no podía salir porque la pandemia estaba muy fuerte, me hundí en una depresión muy profunda. Me quedé con la desesperación de no saber qué pasaba y no encontrar a nadie que pudiera darle seguimiento al caso”.
Cuando las restricciones por la pandemia comenzaron a relajarse, Carmen retomó su lucha y volvió a la Fiscalía, donde continuó siendo ignorada. Desesperada, comenzó a enviar cartas al Presidente Andrés Manuel López Obrador y a la Secretaría de Seguridad Pública, pero solo recibió respuestas diciendo que el asunto era competencia del estado. Fue entonces cuando decidió viajar a la Ciudad de México para buscar ayuda.
En 2023, Carmen finalmente pudo ir a la Ciudad de México después de enviar cartas desde 2022 sin obtener respuestas. “Fui a la Secretaría de Seguridad Pública y estaban muy reacios a aceptar los documentos que llevaba para que me ayudaran a buscar justicia y agilizaran las diligencias en la carpeta de investigación”.
Después de insistir, los documentos fueron aceptados y enviados a la Fiscalía con la orden de notificar a Carmen. A partir de entonces, el caso empezó a avanzar. Ese mismo año, el sospechoso fue detenido, pero el proceso judicial aún no ha concluido.
Carmen lamentó que su caso no avanzó hasta después de recibir la atención del Gobierno federal. El proceso ha incluido la oferta de un juicio abreviado al acusado, una propuesta para reducir su condena a cambio de declararse culpable. Sin embargo, la incertidumbre persiste. “Ha habido audiencias en las que parece que aceptará, pero luego cambia de opinión”, añadió Carmen, reflejando la angustia continua que ha vivido desde la pérdida de su hijo.
Además, la madre también reprochó que aun sigan la violencia en el país. Ella se señala como una seguidora del gobierno de López Obrador, sin embargo, expresó su descontento con la narrativa oficial sobre la contención de los homicidios dolosos en México. En su papel de víctima, Carmen enfatizó que la situación actual no es suficiente para quienes como ella han perdido a seres queridos.
“Esto tiene que parar porque somos nosotros los que estamos pagando con la vida de nuestros hijos, y hasta con la nuestra”, declaró Carmen. Ella compartió cómo la pérdida de su hijo Eduardo impactó profundamente a su familia, incluyendo a la novia de su hijo quien, al enterarse del trágico asesinato, sufrió un aborto y perdió al bebé. Mientras que ella misma, Carmen, ahora tiene problemas del corazón
“No es una muerte, se llevan varias juntas”, dijo.
Para Carmen, la reducción a la mitad de los crímenes no es una solución real. “¿Y la otra mitad? Los afectados, las víctimas y los familiares seguimos sufriendo”, explicó con dolor. En su búsqueda de justicia, Carmen ha enfrentado desafíos significativos con las autoridades locales, encontrando algo de alivio solo al acudir a la Ciudad de México y buscar apoyo directo del presidente.
“Agradezco al señor Presidente por su atención, aunque no pude verlo personalmente, sé que estuvo pendiente de mi caso”, expresó Carmen. Reconoció que, aunque el asunto localmente ha sido difícil, la responsabilidad de resolver estos crímenes radica tanto en la presidencia como en las administraciones municipales.