Oscar de Jesús Martínez Treviño
16/05/2022 - 12:02 am
“Por el bien de nuestra democracia, todos a defender al INE”
La celebración de elecciones en paz y con alternancia que en los últimos veinte años nos resultan tan comunes, son la excepción y no la regla en nuestra historia, si tomamos en cuenta que en todo el siglo XX nunca hubo alternancia en el poder en una elección presidencial y que no fue sino hasta 1989 que se tuvo un Gobernador de oposición en el país.
El año de 1996 fue clave en la construcción de la democracia en México. Ese año, el Instituto Federal Electoral (antecedente del INE actual) conquistaba finalmente su plena autonomía e independencia, excluyendo al Poder Ejecutivo de toda participación y representación en sus órganos de Gobierno.
Tomó seis años llegar a ese punto de madurez, pues habría que recordar, que el IFE había nacido en 1990 como consecuencia del muy cuestionado proceso electoral de 1988 (con todo y su tristemente célebre “caída del sistema”), pero inicialmente todavía con cierto grado de control gubernamental.
Fue así, que las elecciones del año 2000 fueron las primeras elecciones presidenciales organizadas por el nuevo IFE ciudadanizado. Desde entonces, los mexicanos, primero a través del IFE y desde el año 2014 a través de su sucesor el INE (Instituto Nacional Electoral), hemos sabido organizar de forma ordenada y en paz, cuatro elecciones presidenciales, de las cuales, tres de ellas han resultado en alternancia del partido en el poder. Además, es de destacarse que desde entonces, tampoco partido alguno ha tenido el control absoluto del Congreso.
Lo anterior se dice fácil, pero no lo es. A quienes tenemos edad suficiente para recordar nos consta que antes del IFE ciudadano era el Presidente en turno quien nombraba a su sucesor por medio del famoso “dedazo” y que los resultados de los procesos electorales estaban definidos de antemano: Siempre en el caso de las elecciones presidenciales y en la gran mayoría de las veces, en las elecciones al Congreso y a los gobiernos de los estados de la República.
La celebración de elecciones en paz y con alternancia que en los últimos veinte años nos resultan tan comunes, son la excepción y no la regla en nuestra historia, si tomamos en cuenta que en todo el siglo XX nunca hubo alternancia en el poder en una elección presidencial y que no fue sino hasta 1989 que se tuvo un Gobernador de oposición en el país.
Por ello, resulta innegable el hecho de que la democracia en México está íntimamente ligada con la existencia del INE, órgano que los mexicanos hemos venido construyendo y mejorando durante los últimos 30 años. Contar con un órgano electoral autónomo, como es el caso del INE, es una garantía para nosotros como ciudadanos. De hecho, el INE está integrado por ciudadanos independientes que son designados para actuar como funcionarios electorales, pero somos los ciudadanos quienes contamos los votos y cuidamos las elecciones.
Por supuesto que toda organización formada por personas es por definición perfectible. Pero lo que resultaría imperdonable es retroceder en el avance democrático que ha tenido nuestro país y que, sin duda alguna, ha sido en gran medida consecuencia del INE que los mexicanos hemos sabido construir y perfeccionar a través de los años.
Si hay algo que mejorarle al INE, adelante al debate y la discusión abierta y propositiva. Pero atacarlo o buscar debilitarlo es inaceptable y cualquier intento que se haga en ese sentido debe ser inmediata y tajantemente rechazado por la sociedad en su conjunto. Por ello, te invito a sumarte al movimiento #YoDefiendoAlINE en yodefiendoaline.mx; porque en el avance y la defensa de nuestra democracia, ¡ni un solo paso atrás! #Opinión Coparmex
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