Juaritos Literario

Memoria anotada: Antología de ensayos de la Revista de Literatura Mexicana Contemporánea

16/05/2020 - 12:00 am

Esta compilación bosqueja el panorama de la crítica literaria en México. La propuesta consiste en promover una memoria-archivo del ejercicio crítico en torno a un espacio concreto, identificado en la introducción del libro como “transfronterizo”: El Paso y Ciudad Juárez.

Equilibrado entre la visión de los críticos norteños con los del centro del país, el libro rinde homenaje a algunos investigadores y críticos ya fallecidos que aportaron esencia al proyecto de la revista-congreso, como Víctor Hugo Rascón Banda, Samuel Gordon, Juan Bruce-Novoa y Jaime Erasto Cortés.

Por Antonio Rubio

Ciudad Juárez, Chihuahua, 9 de mayo (JuaritosLiterario).- En febrero de 2020 se publica Memoria anotada, una suerte de antología que contiene veinte ensayos, en su mayoría de corte académico. Es una muestra de la historia del Congreso de Literatura Mexicana Contemporánea y la Revista de Literatura Mexicana Contemporánea. Se trata, en suma, de una evaluación sobre el papel que tanto la revista como el evento han tenido en el panorama de la crítica literaria en nuestro país.

La función de esta propuesta consiste en promover una memoria-archivo (el título lo sugiere) del ejercicio crítico en torno a un espacio concreto, identificado en la introducción del libro como “transfronterizo”: El Paso y Ciudad Juárez. Sin embargo, cabe mencionar que los ensayos reunidos no reflexionan esta espacialidad, rica en textualidades y debates por abordar.

Me parece también que, pese a insistir en la idea de lo transfronterizo, se equilibró la visión de los críticos norteños con los del centro del país. Además, el libro rinde homenaje a algunos investigadores y críticos ya fallecidos que aportaron esencia al proyecto de la revista-congreso, como Víctor Hugo Rascón Banda, Samuel Gordon, Juan Bruce-Novoa y Jaime Erasto Cortés.

Al analizar una antología, uno tiende al impulso de señalar ausencias. A pesar de la búsqueda de un balance en los objetos de estudio, predomina la narrativa y la poesía frente a otros géneros como el ensayo literario y el teatro. Un texto de Víctor Hugo Rascón Banda sugiere un panorama de propuestas dramáticas en México; no obstante, señala la falta de un análisis profundo de tales propuestas en lugar de apuntar la mirada crítica hacia la idea del catálogo o la enumeración de dramaturgas y dramaturgos. Asimismo, si bien los propios ensayos muestran las herramientas teóricas utilizadas en los últimos años, eché de menos un trabajo acerca del auge reciente del ensayo creativo en México, esencialmente femenino, donde destacan figuras como Valeria Luiselli, Alejandra Eme Vázquez, Jazmina Barrera, Verónica Gerber Bicecci, Sayak Valencia y Andrea Chapela.

El ensayo literario es también un género rico en intenciones poéticas, como se puede observar en “La pobreza en la poesía”, de Alberto Blanco, reflexión en sí misma lírica e incluida en la antología. Pero no basta con esto para conformarse con la idea de que Memoria anotada es una muestra del género, pues resulta evidente el academicismo de los trabajos. Además, considero que en la historia de la revista se han publicado entrevistas de valor que pudieron incorporarse al libro, como la que realizó Victoria Irene González a la narradora Amparo Dávila (número 41, 2009) o la de Carlos Coria-Sánchez a Ángeles Mastretta (número 11, 1999). El género de la conversación también expone un ejercicio hermenéutico repleto de hallazgos para comprender la obra de los autores, aunque dentro de la academia se priorice borrar la postura del autor frente a sus creaciones.

Después de estas observaciones, apunto que el trabajo de la edición en los primeros ensayos de Memoria anotada es un desastre. “Notas sobre las crónicas chicanas de Carlos Monsiváis” de Linda Egan, una de las voces críticas más importantes dentro del corpus que estudia al cronista, sufre bastante de estos lamentables descuidos editoriales (señalo los errores en cursivas): “Y el tlc cs el Tratado de Libre Comercio”; “su obra encierra esta dedicado”; “mientras Monsiváis eseribía esta crónica”; “beneficios civiles para inmigranles ilegales”; “La metáfora central de sus pinturas brillantes lo son los autorretratos”.

Pero, quizá el descuido más triste consiste en la siguiente frase sobre el divo de Juárez: “Juan Gabriel, producto semi-mexicano, semi-anglo de Tijuana”. Memoria anotada pretende dar cuenta del valor de los trabajos críticos y por eso mismo resulta importante indicar que el trabajo de edición debe estar a la altura de los ensayos. Desde esta postura debería exigir también mayor consistencia en su aparato de citado, ya que convergen varios estilos: algunos textos, por ejemplo, incluyen las fuentes y otros ignoran la importancia de una bibliografía comprobable.

Sin embargo, cabe señalar que el propósito de archivar una crítica periférica al corpus canónico resulta un elemento destacable de la antología. Resaltar todas cualidades de los ensayos literarios sería un ejercicio extenso e innecesario, pero quiero apuntar algunas observaciones valiosas. Los trabajos de Vicente Francisco Torres, Samuel Gordon, Federico Patán, los cuales abren la antología, catalogan, ordenan y difunden; por lo que funciona, más que nada, a manera de puntos de encuentro pues, como señala Jaime Erasto Cortés en “La reciente crítica del cuento mexicano”, esta tiene nombre y apellido, y que su índice onomástico deberá ampliarse no sólo para configurar un cuerpo especializado, sostenedor de impulsos y propiciador de nuevas empresas”.

La estructura de Memoria anotada expone el índice onomástico del corpus literario mexicano y después inicia un examen particular de la obra de José Agustín, Cristina Rivera Garza, Luis Zapata, Patricia Laurent Kullick, Rosina Conde, Eduardo Antonio Parra, entre otros y otras. Asimismo, el ensayo final escrito por Heriberto Yépez propone una teoría de la invisibilización en la literatura mexicana contemporánea. Así pues, es una antología que cataloga, estudia y divulga autoconsciente de sus ausencias.

Según Yépez, las razones por las que el canon invisibiliza corresponden a discursos heteropatriarcales (hay una deuda enorme hacia la literatura escrita por mujeres), políticos (como la militancia de Revueltas) e incluso geográficos (la mirada del centro del país que jerarquiza el corpus del norte o del sur de México): “Ser institucionalizado, de modo póstumo, es ser despolitizado, lirizado, reeditado para desaparecer [en el caso de Revueltas] su militancia”.

En mi opinión, los mejores ensayos de Memoria anotada son aquellos que, alejados del catálogo y las inquietudes generales del canon mexicano, proponen otras lecturas de éste. Por ejemplo, en “La agonía de la contracultura en Se está haciendo tarde (final en laguna)”, Mayra Fortes escribe que en la novela de José Agustín se plantea “una crítica a la contracultura desde dentro; es decir, usando sus mismos referentes para desvelar su inacción política al depender de la modernidad capitalista para subsistir”.

Los elementos que antes se destacaban en las primeras obras del novelista ahora no se encuentran exaltados o sublimizados, sino que se abordan desde una posición más política y crítica: “Este valor contracultural, sin embargo, plantea sus propios límites al cuestionar el valor de la contracultura como método viable para articular un cambio social”.

Una característica que parece señalarse en varios ensayos de Memoria anotada recae en la predominancia de la parodia textual en la narrativa mexicana contemporánea. Desde mi punto de vista, el ensayo “La hermana secreta de Angélica María: la parodia de ‘género’ en Luis Zapata” de Anadeli Bencomo expone esta cualidad con mayor claridad: “Se puede leer la novelística de Zapata como una especie de saqueo a los archivos que la literatura y la industria cultural han popularizado en distintos momentos”. Para Bencomo, la literatura de Zapata, en concreto la novela La hermana secreta de Angélica María, pone en entredicho la tradición narrativa y utiliza formas y lenguajes “marginales” (el lenguaje de la radionovela, el melodrama y la telenovela) como un discurso que cuestiona desde la propia parodia una estructura heteropatriarcal.

Otro trabajo genial es “Renovar a Reyes: Cuatro intervenciones contracanónicas” de Ignacio Sánchez Prado, quien recupera de la obra del ensayista regiomontano la idea de miscelánea (una observación que retoma de Margo Glantz), la cual, de acuerdo con el académico, ofrece una resistencia a las formas preconcebidas de la letra. Las cuatro intervenciones de Sánchez Prado responden al pensamiento político, el hispanismo, la crítica literaria (“Reyes llevó a cabo uno de los proyectos más ambiciosos e influyentes de redefinición del canon literario”) y a las observaciones del ensayista norteño sobre la cultura grecolatina.

Para esta última lectura, señala que una de las articulaciones centrales en la literatura de Alfonso Reyes consiste en la “arqueología cultural”, definida como “un trabajo intelectual que se ocupa de rastrear ciertas líneas de reflexión del pensamiento occidental, rastreándolas hasta sus orígenes mismos”.

Vale la pena subrayar la mirada que se ofrece sobre el ejercicio de la traducción enfocada en la creatividad y no en la precisión, como indica Carmen Carrillo Juárez en “La traducción poética para José Emilio Pacheco: bajo la luz del haikú”. En dicho trabajo se discute que la traducción literal pierde su efecto literario. Para José Emilio Pacheco, esta actividad responde más que nada a una inquietud creativa y, de hecho, se encuentra cerca de la idea de apropiación, el diálogo intertextual: “Pacheco quiere ser un poeta-traductor que busca, al apropiarse de un poema en otro idioma, enriquecer el suyo con propuestas y recursos poéticos de otras tradiciones”.

Una publicación como Memoria anotada resulta de vital relevancia para la difusión de la crítica literaria expuesta en el congreso y publicada en la Revista de literatura mexicana contemporánea. Me parece que el tiraje (500 ejemplares) se queda corto frente al propósito (necesario) que impone esa necesidad de divulgar estos ensayos. De igual forma, creo que es importante pensar en la continuidad de este proyecto y que en un futuro aparezcan más tomos que rescaten y difundan el archivo de la revista.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video