Sergio Ramírez, escritor nicaragüense, habló durante el Festival Centroamérica Cuenta.
Ciudad de México, 16 de mayo (SinEmbargo).– “La sombra de la xenofobia existe, pero no es la norma. La norma es la generosidad”, dijo Sergio Ramírez, escritor nicaragüense y presidente de Centroamérica Cuenta.
La ola que ha empujado ahora a Centroamérica Cuenta hacia Costa Rica ha arrastrado a miles de refugiados que huyen de la persecución y la violencia, acogidos de manera hospitalaria, igual que tantos otros en el pasado, señaló Ramírez durante el Festival Centroamérica Cuenta.
El escritor dijo que Centroamérica es invisible cuando no se habla de catástrofes políticas y naturales: “La violencia, la opresión, el desarraigo, las emigraciones forzadas, la corrupción, las pandillas, los cárteles del narcotráfico. Los abismos de miseria, la discriminación. La pobreza que crece a la par que crecen las fortunas descaradamente mal habidas”.
Dijo que “no se trata de matricular a la literatura alrededor de un catálogo de temas obligados, porque la libertad creativa es insustituible; pero esas voces de la realidad tienen una fuerza de atracción poderosa para los narradores de historias, porque las vidas de los seres humanos son la materia de la literatura, y en la medida en que las vidas son afectadas por la anormalidad de la realidad, que es la anormalidad de la historia, la literatura sucumbe ante el peso de esas voces insistentes, y es entonces cuando la realidad se transforma en arte vivo, y la literatura imita a la vida”.
El autor también habló sobre los antecedentes del Festival:
“Hace casi ya medio siglo, con motivo de los 150 años de la independencia de los países de la región, celebramos en San José, Costa Rica, el Primer Festival Cultural Centroamericano bajo los auspicios del Consejo Superior Universitario Centroamericano (Csuca), del que era yo secretario general y gracias al respaldo del gobierno de Costa Rica, cuyo presidente era entonces don José Figueres, uno de los personajes inolvidables de mi vida, el prócer que tras triunfar en la guerra civil de 1948 mandó a abolir para siempre el ejército, una de las grandes conquistas históricas de este país sin tanques de guerra ni aviones de combate”.
Añadió que se trató de “una gran fiesta cultural que hasta entonces no tenía precedentes, y de la que fueron parte una bienal de pintura, una feria del libro, un festival de teatro y un encuentro de escritores”.