Ciudad de México, 16 de mayo (SinEmbargo).- Un grupo internacional de científicos ha llevado a cabo reveladores experimentos para investigar la estructura atómica del astato, el elemento más raro en la Tierra.
El astato es el elemento más infrecuente del mundo e incluso se calcula que podría haber menos de 0.07 gramos en todo el planeta. Sin embargo, a pesar de ser un desconocido, se apunta como una de las grandes promesas de la medicina para vencer al cáncer.
Este elemento está presente de dos maneras, el astato-210 y el astato-211, los cuales se pueden producir en laboratorio en cantidades ínfimas. Pero, mientras que el primero se descompone en el venenoso polonio-210, la variedad 211, puede salvar vidas debido a su radiación de corto alcance con la que se puede bombardear las células cancerosas.
Los reveladores resultados de este proyecto concebido por el profesor Andrei Andreyev, del departamento de Física de la Universidad de York, y por el doctor Valentine Fedosseev del laboratorio europeo de investigación en física nuclear en Ginebra (CERN), fueron publicados por la revista Nature Comunications, quien dio a conocer el descubrimiento.
"El astato es de particular interés debido a que sus isótopos son candidatos potenciales para la creación de radiofármacos para el tratamiento de cáncer mediante terapia alfa", dijo Andreyev.
En la tabla periódica se representa al astato con el símbolo At y el número atómico 85. Éste fue descubierto en la década de los 40 por Dale R. Corson, Kenneth Ross MacKenzie y Emilio Segrè, investigadores de la Universidad de California, y recibió su nombre debido a que la palabra astatos significa, en griego, inestable.
De acuerdo con la publicación, los investigadores consiguieron conocer la energía que se necesita para arrancar un electrón del átomo, convirtiéndolo así en un ión. Esta medida está relacionada con la reactividad química del propio astato, y con su estabilidad.
Por su parte, Ulli Köster, del Instituto Laue-Langevin en Grenoble, dijo que el núcleo del astato-211 libera su energía en forma de chorros de partículas pesadas denominadas alfa.
"Las partículas alfa son especialmente útiles para el tratamiento del cáncer, ya que depositan una gran cantidad de energía con un corto alcance, de aproximadamente 0.05 milímetros. Es más o menos el diámetro de una célula cancerosa, así que toda la energía destructiva se concentra en la célula del cáncer adyacente y se hace poco daño a las células sanas más alejadas", dijo el experto en radiofármacos.
Mientras tanto, el CERN argumenta que el valor publicado podría ayudar a conocer nuevas aplicaciones de este elemento químico tan difícil de encontrar en la naturaleza, de las cuales la más importante podría ser su utilización en radioterapia, debido principalmente a las ventajas y propiedades del isótopo 211-At en el tratamiento del cáncer.