Los autores del estudio, publicado este lunes en PNAS, compararon diferentes virus que infectan a humanos en 11 órdenes animales, incluyendo chiropteras (murciélagos), rodentia (roedores) y paseriformes (pájaros cantores). A partir de su propia base de datos y otras más, compilaron datos sobre 415 virus de ADN y ARN de origen animal que se han extendido a las personas.
Ciudad de México, 16 de abril (RT).– Los murciélagos y los roedores se suelen ver como reservorios virales de alto riesgo, una fuente de enfermedades que pueden saltar a los humanos y, a veces, provocar epidemias. De hecho, los murciélagos son el “sospechoso principal” como fuente original del coronavirus SARS-CoV-2.
Sin embargo, un nuevo estudio de dos investigadores escoceses sugiere que estos dos órdenes de mamíferos no son “excepcionales” en su propensión a hospedar virus que infecten a los humanos, y que la cantidad de estos virus zoonóticos en un grupo animal es proporcional a la cantidad de especies que abarque.
“EXPLICACIÓN NUMÉRICA BASTANTE RACIONAL”
Los autores del estudio, publicado este lunes en PNAS, compararon diferentes virus que infectan a humanos en 11 órdenes animales, incluyendo chiropteras (murciélagos), rodentia (roedores) y paseriformes (pájaros cantores). A partir de su propia base de datos y otras más, compilaron datos sobre 415 virus de ADN y ARN de origen animal que se han extendido a las personas.
Su análisis estadístico reveló que los grupos de animales con mayor número de especies tienden a tener más virus y, en consecuencia, una mayor cantidad de ellos que pueden traspasarse a las personas. Por ejemplo, los roedores fueron en el estudio el orden de mamíferos más rico en especies, y también portaban la mayor cantidad de virus transmisibles a las personas, detalla el ecologista de enfermedades Daniel Streicker, de la Universidad de Glasgow (Reino Unido), uno de los autores del estudio.
Hay “una explicación numérica bastante racional de lo que aparentemente pueden ser patrones sorprendentes”, explica Streicker, quien estima que los futuros esfuerzos para identificar amenazas de enfermedades de origen animal deberían enfocarse en regiones de alta biodiversidad, y no en grupos específicos de animales.
El estudio descubrió también que la biología del virus, que determina la forma en que se replica o si se transmite por insectos, es un factor más importante de propagación que los rasgos fisiológicos o ecológicos del reservorio.
“Si queremos predecir qué virus tienen más probabilidades de infectar a los humanos, los rasgos de esos virus podrían ser más informativos que los de los huéspedes”, indica Streicker.