Ciudad de México, 16 de abril (SinEmbargo).– Conforme el combate contra los cárteles de la droga tomó fuerza en México, en 2006, el “efecto cucaracha” movió a los grupos criminales hacia el sur del país y a Centroamérica, lo que está causando “un desastre ecológico” en bosques y selvas tropicales en la región, advirtió este día The Guardian.
El diario británico citó a Kendra McSweeney, quien es geógrafo de la Universidad Estatal de Ohio y coautor de un informe reciente sobre el fenómeno poco conocido de la “narco-deforestación”, que está destruyendo enormes extensiones de selva tropical y que, debido a la falta de supervisión o la corrupción de los gobiernos en esos país, se encuentran ya bajo amenaza.
“El tráfico de drogas está causando un desastre ecológico en Centroamérica”, aseguró McSweeney. Vistos desde el aire, los bosques tropicales de Honduras, Guatemala y Nicaragua están marcados con pistas de aterrizaje y carreteras construidas ilegalmente por los narcotraficantes para transportar drogas a Estados Unidos, el mercado líder en el mundo, dijo el experto al periodista Frédéric Saliba.
De acuerdo con McSweeney, estas zonas ecológicas protegidas se han convertido en el centro de la cocaína de América del Sur y con consecuencias devastadoras: la tasa anual de deforestación en Honduras aumentó más de cuatro veces entre 2007 y 2011, considerado un periodo de auge para el tráfico de drogas. Sólo en 2011, 183 kilómetros cuadrados de bosque fue destruido en el este de ese país, en particular en la Reserva de la Biosfera de Río Plátano, un sitio del patrimonio mundial en peligro de la Unesco. Esto, agregó el geógrafo, se sumó al problema preexistente de destrucción de los bosques debido a la tala ilegal.
The Guardian destacó que “la ola de devastación se ha estado moviendo hacia el sur por el continente americano, conforme la represión de la droga han tomado fuerza en México”.
Esto, planteó el diario, se conoce como ‘el efecto cucaracha’, que se relaciona con el instinto de supervivencia que esta criatura tiene para refugiarse a un lado tan pronto como ha sido de expulsada de una casa.
“En el parque nacional Laguna del Tigre, en el noreste de Guatemala , la deforestación ha aumentado entre 5 y 10 por ciento en los últimos siete años. Eso coincide con la guerra contra el narcotráfico lanzada a finales de 2006 por el ex Presidente de México, Felipe Calderón (2006-2012), con el apoyo de EU”, afirmó.
También citó al “poderoso” Cártel de Sinaloa. El periodista Frédéric Saliba expuso que cuando estuvo encabezada por Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, y hasta antes de su detención el 22 de febrero pasado, la mafia mexicana extendió su influencia en América Central a través de las bandas locales.
Para el experto McSweeney, la “narco-deforestación” permite a los cárteles ocupar territorios en detrimento de sus competidores, pero “si eso continúa, todo el corredor biológico de Mesoamérica [Centroamérica], que se extiende desde Panamá hasta México, se verá afectado por la tala de árboles”.
Pero eso no es lo peor. De acuerdo con el diario británico, los narcotraficantes están lavando sus ganancias ilícitas mediante la inversión en ranchos de ganado y la producción intensiva de aceite de palma, “a pesar de que la agricultura en las zonas protegidas está prohibido”, según destacó McSweeney, quien culpa a la corrupción entre los funcionarios del gobierno local y de las instituciones públicas débiles para permitir que esto suceda.
Las reservas y parques nacionales en el norte de Guatemala y el noreste de Nicaragua está sufriendo una destrucción similar.
“Hay muy pocos guardias forestales, y estñan demasiado mal equipados para hacer frente a los traficantes de drogas en las regiones remotas y muy pobres, que proporcionan las condiciones ideales para el tráfico ilegal”, dijo a su vez Matthew Taylor, otro de los autores del informe. “En particular el dinero sucio de los cárteles impulsa los negocios entre los especuladores de tierras y los traficantes de madera”, añadió.
Las comunidades nativas que habitan en estas regiones protegidas son las principales víctimas de estas prácticas, destacó el periódico.
De acuerdo con los expertos consultados, “los indios están siendo presionados para abandonar sus tierras o son reclutados por los narcotraficantes –voluntariamente o por la fuerza– para talar los árboles o trabajar en sus fincas”, dijo Taylor, quien cree que el temor a las represalias hace cumplir una omertà o código de silencio entre los pueblos indígenas y los organismos de protección del medio ambiente.
En este contexto, los gobiernos de los países centroamericanos involucrados continúan incautando la droga, con la ayuda de EU. En octubre de 2013, las fuerzas armadas de Honduras anunciaron que habían destruido pistas de aterrizaje ilegales en la región norte de La Mosquitia, donde se encuentra la Reserva de la Biosfera del Río Plátano .
Pero McSweeney es escéptico y dijo a The Guardian: “Esa estrategia puramente represiva no va a resolver el problema. Durante el Congreso Mesoamericano de Áreas Protegidas, celebrado en Costa Rica el mes pasado, se hizo un llamamiento a los líderes regionales para repensar la lucha contra el tráfico de drogas: debe ser abordado como un problema de salud pública , que tiene un efecto devastador sobre el medio ambiente”.
El experto, destacó el diario, “está convencido de que el futuro de la biodiversidad depende de esto”.
