Susan Crowley
16/03/2024 - 12:04 am
La Teoría de King Kong o superando el Metoo
“La Teoría de King Kong narra su infancia que, como la mía, es de esas que cargan con el peso de los errores de las generaciones que la precedieron”.
“No escribo para honrar ni deshonrar mi femineidad, sino en un contexto preciso y sobre emociones que no poseen género”.
Virginie Despentes (Nancy, Francia 1969), es una de esas mujeres que a mí me gustaría ser. Su escritura desgarrada es un ejemplo de valentía en una era en la que pasamos de lo políticamente correcto y la tibieza a la difamación y al insulto sin argumentos. Me gustaría adoptar su voz y hablar de muchas cosas que me importan, con ese desparpajo y, a la vez, profundidad que sustentan sus dichos. Me contento por ahora con presentarla a quien no la conozca y recomendarla como lectura urgente.
Despentes es una de las figuras más significativas de lo que conocemos como contracultura; específicamente literatura trash francesa, una forma de narrar libre, desenfadada, al mismo tiempo que sincera y profunda; mordaz, a rajatabla, nombrando a las cosas como lo que son, sin tapujos ni regodeos en el lenguaje. Pertenece a una generación, la mía, en la que ser mujer y libre era vivir en riesgo. Su voz es escuchada por quienes tuvimos que convertirnos en sobrevivientes de un sistema patriarcal en el que el macho dominaba y la mujer se sometía. Quedan muchas cuotas pendientes de esos años y mucho que enseñar a las nuevas generaciones, sin resentimiento, sin victimizarse y sin venganzas a quienes creemos nuestros agresores. Aprendimos de lo vivido y somos portavoz de las niñas que fuimos, esperando que nuestra experiencia sirva a las niñas de hoy.
La literatura de la francesa es polémica y confrontadora, además de generar ventas extraordinarias. Una especie de Houellebecq feminista que, de ser alternativa, pasó a formar parte de los círculos intelectuales prestigiados de Francia. No deja de mencionar los temas que la agobian, el clasismo, la precariedad a la que los gobiernos neoliberales han sometido a la sociedad y el preocupante surgimiento de la ultraderecha. Alarmante para los conservadores y los tradicionalistas. Inquieta y con una vida a caballo entre la literatura y el cine. Su película Fóllame (en español) adaptada de la novela de su autoría, es un rabioso e irónicamente divertido relato de dos prostitutas que se convierten en serial killers. No deja de tener tintes autobiográficos y es considerada como una obra de culto.
Su forma de exponer las cosas, si bien estridente y osada, hace eco de la forma de pensar de muchas mujeres que no se han atrevido a confrontar públicamente temas complejos como la era Metoo , movimiento mundial, fundante, en el que las mujeres dejan de callar, avergonzarse y tener miedo de serlo. Para ella se acabó el control del hombre blanco, poderoso y de acciones brutales al que le cuesta no ser quien domina. Despentes, sin embargo, no reduce sus análisis a proselitismo o la imposición de una sola lectura, al contrario, lo vuelve un punto de partida abierto y del que cada uno, incluso los hombres, pueden obtener una lectura positiva.
También cuenta que, en una de sus facetas, tiene muchas, pasó de mujer a hombre simplemente porque se le pegó la gana. Tal vez no sobre decir que quien lo dice es una mujer de personalidad atractiva e incluso arrasadora. No cree en la femineidad de la “chica buena”. Despentes habla con valor de las cosas que avergüenzan, que son inapropiadas, de lo que se oculta, con un tono intimidante.
En Teoría de King Kong, una narración mucho más personal, y especie de manifiesto feminista, expresa sus ideas vanguardistas delante del sistema patriarcal que, para ella, no tarda en caerse en pedazos, por lo cual siente un poco de pena hacia los “pobres” hombres. En seguida, incisiva, analiza y saca a la luz las partes oscuras de la psicología viril. Ha sido prostituta y fue violada dos veces lo que no la detuvo ni la convirtió en víctima. Y lo dice sin miramiento, “es más fácil ser violada que hablar del tema”. Continuó su vida como trabajadora doméstica, más adelante fue miembro de la generación punk lyonesa, y en otro momento se volvió vendedora de discos y crítica de filmes porno. Hoy es miembro de la academia Goncourt.
Su vida no ha sido nada fácil, la comparte en este libro que se lee en una sentada. Es breve pero contundente. Una autobiografía ensayo, un tratado que toda mujer debería leer para encontrarse retratada no en su mejor aspecto. Difícilmente se podría salir bien librado de una crítica feroz contra el eficaz funcionamiento de un sistema, mal concebido desde su inicio, en el que todo se ha dividido binariamente: hombres fuertes y mujeres sumisas que no es suficiente para explicar la unicidad con todas sus aristas.
La Teoría de King Kong narra su infancia que, como la mía, es de esas que cargan con el peso de los errores de las generaciones que la precedieron; en su juventud una aventurera que pedía aventón en las carreteras y tuvo que vivir el horror de ser violada. Con ese antecedente explora el sexo, la prostitución y la pornografía de una forma luminosa, llena de comprensión. Las mujeres y los hombres que no califican en el mundo “normal” son su alter ego.
“Escribo desde la fealdad, y para las feas, las viejas, las camioneras, las frígidas, las mal folladas, las infollables, todas las excluidas del gran mercado de la buena chica”. También habla a los hombres “los que no tienen ganas de proteger, para los que querrían hacerlo, pero no saben cómo, los que no son ambiciosos, ni competitivos, ni la tienen grande”.
Despentes parte del universo de los excluidos, haciendo visible lo poco normales que son quienes se consideran eso, calificando nuestra época como un pantano donde los valores, los roles, la personalidad se ha trastocado debido a los estereotipos del consumo: “la mujer blanca burguesa es un modelo internacional a través del cine y de la industria de la publicidad. La mujer inventada por Hollywood y el capitalismo es una mujer que no existe” y agrega y me la imagino en una carcajada, “tengo un carácter de hombre ambicioso rabioso: no quiero perder nada de esto para parecer una burguesa parisina”.
En una entrevista con el diario chileno La Tercera comenta preocupada por la situación de la mujer: “la pobreza ha avanzado estos últimos diez años, y si la pobreza avanza significa siempre que las condiciones de las mujeres en general han empeorado”, la diferencia es que ahora y gracias a esta revolucionaria forma de comunicar entre nosotras, sin la supervisión masculina de editores, productores censores, gracias a la sororidad, siempre y cuando no se convierta una competencia nociva entre nosotras, ya no necesitamos a los hombres para que nos aprueben, impulsen protejan y sobajen. Al margen de lo que ellos opinen o quieran controlar con su poder de machos, la mujeres nos relacionamos entre nosotras, nos apoyamos, educamos, y protegemos.
En una sociedad que busca el cambio permanente, que no se conforma con establecer patrones binarios, que en la inclusión encuentra la alternativa, la lectura de Despentes es necesaria. Y es que ella vacuna su labor siendo escurridiza, huyendo de los clichés y de la soberbia de saberse dueña de la verdad última, simplemente observa. Con un lenguaje líquido ambiguo, amplio, habla siempre desde los bordes de lo establecido.
En una entrevista para El País, vuelve a arremeter: “Sinceramente, ¿cree que la prostitución deja más traumas que la exposición mediática? Lo que hago hoy en día para ganarme la vida como autora mediatizada es humillante y doloroso. Y nadie me compadece. La prostituta deja libre el fantasma del miedo a que las jóvenes se hagan prostitutas, por eso insistimos en el lado doloroso de ese oficio”.
¿Algún día lograremos que los textos de Depentes sean aceptados como algo natural e incluso de consulta para conocer un poco más de nuestra sexualidad, sin prejuicios y sin hipocresía? Los imagino como pequeñas enciclopedias en las que las nuevas generaciones aprendan que la vida en una de sus infinitas versiones incluye lo que Despentes plantea: experiencias buenas y malas de las que podemos sacar algo más que constituirnos en víctimas resentidas y vengativas, traumadas cazadoras del agresor, y que seamos capaces de superarlo y de volvernos seres poderosos que inculcan sabiduría en las jóvenes. Dejar a un lado los clichés binarios y ser capaces de aspirar a convertirnos en seres totales, explorar más allá de lo que nos han permitido. Para mí, un verdadero feminismo. Leerla me hace sentir que lo que pienso está dicho magníficamente pero que, por mis propios prejuicios, moralinas impuestas y educación tradicional, no me he atrevido a expresarlo como ella. Para mí es la guerrera que pasa de todo y que habla por todas a favor de nosotras. Y eso me hace sentir un enorme agradecimiento. Después de una sesión con Despentes juro que pondré en práctica sus enseñanzas. @Suscrowley
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