ONGs y el Gobierno de Polonia han identificado que grupos criminales han aprovechado la situación de guerra en Ucrania para acercarse con refugiados para probablemente ingresarlos a redes de trata de personas.
Por Imane Rachidi
Varsovia/Przemysl (Polonia), 16 de marzo (EFE).- Las mafias tienen en el punto de mira a las mujeres y niños que huyen de la guerra en Ucrania y las autoridades polacas confirman a Efe la detección de casos de criminales deambulando por las estaciones de Varsovia y Przemysl (cerca de la frontera), lo que obligó a definir protocolos y extremar la vigilancia.
Desde que comenzó la guerra en Ucrania el 24 de febrero, las autoridades polacas ha detectado la presencia en diferentes estaciones de criminales que aprovechan la situación de vulnerabilidad de los refugiados en busca de víctimas y con intenciones nada comparables a las de la mayoría de los polacos y los cientos de voluntarios entregados a ayudar a quienes huyen del conflicto.
El Alcalde de la capital polaca, Rafal Trzaskowski, subraya a Efe que “el 99 por ciento de la gente en Varsovia tiene buenas intenciones”, pero admitió que está trabajando con ONG que luchan contra el tráfico de personas, la trata de mujeres y otros tipos de abusos por parte de grupos criminales que ven negocio en la ola de refugiados ucranianos en Polonia.
La capital polaca ha ganado un 15 por ciento más de población desde finales de febrero porque más de 200 mil refugiados han decidido quedarse en Varsovia hasta que termine la guerra.
“Intentamos distribuir información a las mujeres para decirles que deben tener cuidado. Que no acepten cualquier ayuda si van solas. Que deben viajar en grupo, que pidan los datos de la gente que les ofrece ayuda si no es gente de la ciudad, el Gobierno o las ONG que están registradas con nosotros. Tenemos que estar vigilantes”, alerta Trzaskowski.
A la estación del este de Varsovia llegan unos seis mil refugiados ucranianos, pero el dato alcanzó los 12 mil al día en el pico de la ola, y el proceso es el mismo para todos: bajarse del tren, recibir alimentos y productos básicos, descansar y poner rumbo al destino final, que puede estar en otro país, o en un alojamiento de acogida de vecinos registrados en una base de datos destinada a ofrecer vivienda a los refugiados.
La coordinadora del punto de recepción de esta estación, Katarzyna Niwinska, señala que “ya se han dado casos en los que la gente ha tratado de abusar de la situación”, y como ejemplo señaló el de una joven que recibió una oferta de ayuda por parte de hombre que le exigió que le “enviar una fotografía de su cuerpo antes de ir a buscarla” a la estación.
En esta estación, más de un centenar de voluntarios están pendientes para evitar abusos.
A unas seis horas de la capital, en la frontera con Ucrania, la policía también ha detectado la presencia de delincuentes listos para abusar de los más vulnerables.
Wojciech Bakun, Alcalde de Przemysl, donde se encuentra la primera estación ferroviaria tras cruzar la frontera con Ucrania, explica a Efe que “desde el primer día se trató de tener mucho cuidado con este tipo de situaciones cuando alguien recoge a una persona” en la estación.
Medio millón de personas han pasado ya por Przemysl, principalmente mujeres, niños y ancianos.
La región ha desarrollado un sistema que funciona en toda la provincia, por el que los conductores deben quedar registrados con una licencia y un número de matrícula del coche, y con un destino previamente acordado con las autoridades, antes de recoger a un refugiado.
“Así sabemos con qué conductor va cada refugiado y a dónde va. Con este sistema, nadie puede abandonar el punto de recogida sin una banda especial en el brazo para que la policía sepa que se trata de un refugiados y un conductor ya registrados”, subraya Bakun.
Además, este sistema “desarrollado en cuestión de tres días” también permite a los refugiados confirmar en una aplicación su llegada sanos y salvos a su destino.
Este es un ejemplo de los esfuerzos centrados en prevenir que los refugiados sean abusados por las mafias, pero es la Policía regional y la Policía militar polaca la que se centra en la detección de delincuentes que buscan por las estaciones de tren a potenciales víctimas.
“Vigilan al sospechoso, comprueban el documento de identidad, preguntan, y mantienen un ojo para evitar estas situaciones”, asegura Bakun.
Sobre esta situación, la agencia Europol subrayó que “los conflictos crean oportunidades para que prospere la delincuencia organizada y amplifican la amenaza que los grupos delictivos pueden representar para la seguridad interna”.
La Comisión Europea también alertó del riesgo de que mujeres y niños que llegan desde Ucrania puedan caer en manos de redes de tráfico de personas., y alertó en particular de la situación de los huérfanos, que son “extremadamente vulnerables” y de los grupos que aprovechan ese tipo de crisis para explotar sexual o laboralmente a las personas.