General Gallardo
16/03/2021 - 12:04 am
Destrucción del sistema de defensa
Aunque AMLO tenga otros datos, Pregunto: ¿Cómo quiere terminar con la inseguridad y establecer un Estado de derecho? ¿Cómo quiere gobernar? Violando la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
La Constitución es la norma fundamental, establecida para regir jurídicamente al país, fija los límites y define las relaciones entre los poderes de la federación y de los tres órdenes de gobierno, y entre todos aquellos y los ciudadanos. Asimismo, fija las bases para el gobierno y para la organización de las instituciones en que el poder se asienta y establece, en tanto que pacto social supremo de la sociedad mexicana, los derechos y los deberes del pueblo.
En total el texto constitucional cuenta con nueve Títulos que contienen 136 artículos y 16 transitorios. El texto sigue los lineamientos clásicos de las doctrinas políticas al contar con una parte dogmática, que establece derechos y obligaciones, y una parte orgánica, que define la organización de los poderes públicos. La Constitución, el máximo ordenamiento organiza y faculta a los poderes. Pero desgraciadamente tiene 752 reformas entre las 50 más que asestó esta administración hasta el 11/03/21.
Yendo al grano, un asunto básico elemental por el cual se crea el Estado moderno desde el S-XVI, es la seguridad. La Constitución organiza el sistema de defensa y seguridad del Estado mexicano, contemplaba hasta la reforma de 26/03/2019 de AMLO, a la Fuerza Armada permanente, a la Policía y a la benemérita Guardia Nacional, el pueblo en armas, la que nos dio la independencia, los cimientos de un estado laico y democrático, y la que venció a los ejércitos que sostuvieron una dictadura que postró a México en la pobreza.
Este sistema de seguridad y defensa ha sido destruido por decisión de López Obrador, con la complacencia de la clase política nacional, el Congreso de la Unión y el mismo Ejército. ¡No obstante, que existan otros datos! Veamos:
El pasado 28 de junio de 2019, López Obrador concedió una entrevista al periódico La Jornada, su periódico, en la que se refirió al Ejército mexicano, afirmando: Si por mí fuera, yo desaparecía al Ejército y lo convertía en Guardia Nacional, es decir, declararía que México es un país pacifista, que no necesita Ejército y que la defensa a la Nación, en el caso de que fuese necesario, la haríamos todos los mexicanos y que el Ejército y la Marina se convertirían en Guardia Nacional para garantizar a los mexicanos su seguridad. No lo puedo hacer porque hay resistencias, o sea, una cosa es lo deseable y otra cosa es lo posible, pero ya el paso que dimos fue importante.
Estas declaraciones generaron severas reacciones en el medio militar, al grado de que lo dicho por él causó mella en el ánimo de los militares.
En la inauguración del curso “Estándares de la actuación de la Guardia Nacional”, López obrador, frente a generales, comandantes de regiones, y de zonas militares, dijo: Les avisó que ahora se debe dar un giro a las funciones de las Fuerzas Armadas, para que puedan ayudar en labores de seguridad pública. En la nueva realidad es necesario, indispensable, el contar con el apoyo de las Fuerzas Armadas para enfrentar el grave problema de inseguridad y de violencia en el país.
Proclamas todas que indican que como con otras instituciones, este gobierno tiene la intención expresa de desaparecer al Ejército y la Marina Armada de México, para convertirlos en Guardia Nacional, en policías lo que evidencia que el presidente ignora o no entiende o no le importan, las funciones de seguridad nacional que realizan las fuerzas armadas nacionales.
Nadie duda que el principal problema que vive el país es la inseguridad pública, siendo la primera tarea que debe realizar el gobierno, hasta ahora después de dos años, sin resultados favorables, acaso por eso para López Obrador sea deseable convertir a todas la Fuerzas Armadas Nacionales en Guardia Nacional, como un atajo hacia la construcción de una policía con la que pueda cumplir con esa asignatura o alguna otra misión que requiera la 4t.
En su premura, el comandante supremo, pasa por alto que Ejército, Fuerza Área y Marina Armada de México, tienen una naturaleza y función distinta a la de una corporación policiaca, aun cuando ésta tenga características de fuerza militar de seguridad interior. (La Jornada)
El ejército tiene una función de carácter político, como lo es la defensa de la soberanía, y la policía una diferente de carácter administrativo, tiene como función tutelar los derechos de las personas y el orden público.
En el derecho constitucional moderno, el ejército se estima como una institución nacional fundamental, defensiva por excelencia, que en su aspecto institucional es la fuerza militar nacional de tierra, mar y aire, que posee objetividad, organización y permanencia, cuya finalidad es la defensa exterior del Estado, así como garantizar y defender el orden institucional.
Pues queda claro, que en los Estados democráticos la Constitución prohíbe al ejército inmiscuirse en asuntos que no tengan exacta conexión con la disciplina militar, Art. 129 c., vigente y hasta la fecha intocado desde 1824.
Es decir, se prohíbe a los militares entrometerse en asuntos que son exclusivos de las autoridades civiles, como en el caso la seguridad pública.
Sobre este principio de civilidad, se han erguido las grandes democracias y los Estados poderosos del mundo, en Estados Unidos desde 1878, en donde el debate es político no militar.
Es de explorado derecho que el ejército y la iglesia deben de estar lo más alejado posible de los intentos que hace la sociedad en busca de los espacios democráticos.
Así las cosas, en la época salinista Don Emilio Krieger escribió un libro que intituló en Defensa de la Constitución: Violaciones presidenciales a la Carta Magna. Publicado por la editorial Grijalbo. El título iba con dedicatoria a Carlos Salinas, el tema de las violaciones presidenciales a la constitución ahora ya son un clásico, pues la constitución, históricamente ha sido perversa y sistemáticamente violada por la clase política nacional y los presidentes de cualquiera afiliación política.
Otrora, se trataba de las reformas al 27 constitucional, pues se adoptaba en México la época neoliberal, es decir, la práctica de vaciar a la constitución de su contenido social y limitar al Estado en su función pública para dársela a los privados, la reforma tocaba fibras sensibles de los soportes estratégicos y de sobrevivencia de la nación mexicana, la tenencia de la tierra y la propiedad exclusiva de los recursos y bienes de la nación, en esa llaga puso el dedo Don Emilio.
Retomo, las violaciones presidenciales a la carta magna, las más recientes, esas que se hicieron en consenso en el Congreso, que aplaudió la oposición y aprobaron unánime las legislaturas locales, sí esas que concibió un gobierno que llegó legítimo al poder con más de 30 millones de votos, y cuyos representantes al tomar posesión de sus cargos tanto ejecutivos como legislativos, protestaron guardar y hacer guardar a esa carta, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Nadie en su sano juicio negaría que México padece una crisis humanitaria, que el gobierno no funciona, que las instituciones están colapsadas, que por corrupción, incompetencia y falta de capacidad se han generado vacíos de poder, lo que se refleja en el hartazgo social, y en miles de muertos y desaparecidos como nunca se había visto en toda la historia de México, caminamos entre tumbas.
Nadie niega que esta administración recibió un gobierno destruido y corrompido hasta la médula, pero qué está haciendo López Obrador para sacar al país de este marasmo, si él tiene el mandato. ¡Reunirse todos los días a las seis de la mañana, para contar muertos!
Desde mi opinión, únicamente se está administrando el conflicto para evitar rasparse con los grupos de poder, poderes de facto, con los militares. Vamos para 25 meses de gobierno, y nada, le quedan 47 y no ha comenzado, vamos masacre, tras masacre, hasta septiembre pasado iban 45.
Para ello la Constitución ordena mecanismos de solución, el cómo mantener su vigencia; cómo se adecua a los cambios y necesidades sociales; cómo debe actuar y comportase el gobierno y los poderes constituidos en una situación de crisis; cómo debe ser utilizada la fuerza legítima cuando la sociedad se ve agravada por una amenaza o agresión: crimen organizado, pandemia, entre otras que se puedan presentar.
Así las cosas, por mandato constitucional los poderes públicos deben recurrir a los Estado de excepción contemplado en el Art. 29 c., y de la organización, utilización y excitación de las fuerzas del orden: la policía Art. 21 c., el ejército Art. 35 c., y la benemérita Guardia Nacional Art. 31 c., ya desaparecida por orden de AMLO.
De donde se desprende que, en ninguna ley, ni en ningún artículo, párrafo o inciso de la Constitución, señala que los poderes puedan crear una cuarta fuerza militar, militar-civil, civil-militar, policiaca-civil, militar-policiaca, para la defensa y seguridad, que el actual gobierno perversamente la intituló: Guardia Nacional.
Antes de las reformas obradoristas, según la constitución Art. 31 c., fracción III, refiere al pueblo en armas, la Guardia Nacional es quien llevaba el esfuerzo univoco para asegurar y defender la independencia, el territorio, el honor, los derechos e intereses de la patria, así como la tranquilidad y el orden interno.
Desde este ordenamiento constitucional, es precisamente el pueblo, quien tiene el mandato sublime de defender el honor de la Patria, y nadie más, porque los presidentes pueden traicionar, porque el congreso puede traicionar, porque clase política puede traicionar, porque el ejército puede traicionar y todos han traicionado, está documentado y demostrado una y mil veces a través de la historia. Y el pueblo no traiciona, esa es nuestra historia y la esencia misma de la nación.
El constituyente de 1917 no se equivocó, en el pueblo radicó la soberanía y es el pueblo soberano el único con la capacidad y la entereza de salvaguardar a la Patria y sostener a las instituciones. Ni es el presidente, ni es el congreso, ni es la policía, ni es el ejército. Por ello la Constitución le permite tener armas para su legítima defensa y de su Patria Art. 10 c.
La Guardia Nacional, el pueblo en armas, es la que nos dio la independencia, estableció los cimientos de un estado democrático laico, creó una constitución social ejemplo en el mundo, y derroto a los ejércitos que sostuvieron un sistema colonial, centralista y dictatorial.
Estas violaciones presidenciales a la Carta Magna, como las definió Don Emilio, para crear por parte de la 4t, una cuarta fuerza militar mal llamada la Guardia Nacional, revisten una mayor gravedad porque fueron concebidas desde un gobierno que llegó legítimo al poder.
Salinas desarticuló el sistema logístico nacional y López el sistema de defensa y seguridad nacionales. Lo que constituye una afrenta al voto ciudadano, una conjura en contra de la Constitución, un fraude a la Ley, un golpe de Estado, un suicidio político, y una traición al pueblo de México, al desarticular intencionalmente el sistema de defensa y seguridad nacionales y negar constitucionalmente a los mexicanos el derecho a defender el honor de la Patria.
Grave porque en el caso, las reformas tienen efectos colaterales, las decisiones de gobierno se sobreponen al principio pro persona, Art. 1° c. Radican la soberanía nacional en una instancia diferente a la asignada al Pueblo, Art. 39 c. Trastoca los principios de seguridad y certeza jurídica, Art. 14 y 16 c. Rompe la estructura del federalismo, Art. 40 c. Reestructura la división política del territorio nacional, Art. 42 c. Rompe la División de poderes, Art. 49 c. Quita al Congreso la facultad de controles para disciplinar y organizar a las fuerzas armadas, Art. 73 c. Inhibe al Senado de la República para controlar al ejecutivo federal en el manejo y operación de las tropas, Art. 76 c. Hace abdicar al poder ejecutivo en su función de jefe de estado, jefe de gobierno y comandante supremo de las fuerzas armadas, Art. 80 c. y dimite en sus funciones constitucionales, Art. 89 c. Socaba los cimientos del orden político y administrativo que corresponde al municipio, Art. 115 c. Fractura la relación entre el orden federal y las entidades federativas, Art. 116 y 124c. y rompe los equilibrios incipientes que se estaban formando en las relaciones civiles militares, Art. 129 c. A ello me refiero cuando menciono que las reformas, desarticularon el sistema de defensa y seguridad del Estado.
Aunque AMLO tenga otros datos, Pregunto: ¿Cómo quiere terminar con la inseguridad y establecer un Estado de derecho? ¿Cómo quiere gobernar? Violando la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
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