Algunos hacen una pregunta tabú: ¿Estados Unidos está reaccionando de forma exagerada al coronavirus? Con el "distanciamiento social" ahora ampliamente adoptado en todo el país, un pequeño grupo de contrarios exhorta a sopesar con más cuidado el daño y los beneficios de tales políticas.
Washington/Toronto/Guatemala/Ciudad de México, 16 de marzo (SinEmbargo/AP/EFE).– Canadá, España y Guatemala, después de Chile, son los últimos países en cerrar totalmente sus fronteras por miedo al coronavirus. Esto sucede mientras en Estados Unidos se lanza abiertamente la pregunta, mientras se hunden las monedas, las economías y las bolsas: ¿no estaremos exagerando la reacción?
Algunos hacen una pregunta tabú: ¿Estados Unidos está reaccionando de forma exagerada al coronavirus? Con el "distanciamiento social" ahora ampliamente adoptado en todo el país, un pequeño grupo de contrarios exhorta a sopesar con más cuidado el daño y los beneficios de tales políticas.
“Mientras Estados Unidos desesperado por detener el brote de coronavirus estableció restricciones radicales la semana pasada en todas las facetas de la vida pública, la economista de la Universidad de Wyoming, Linda Thunstrom, hizo lo que parecía una pregunta tabú: ‘¿Estamos exagerando?’”, escribe Amy Harmon en The New York Times.
“Ayudó que la doctora Thunstrom estuviera en su cocina, tomando café con su esposo, Jason Shogren, un compañero economista que estudia cuánto están dispuestos a pagar los estadounidenses para reducir el riesgo de amenazas como el terrorismo, las enfermedades transmitidas por los alimentos y el cambio climático. Estuvo de acuerdo en que calcular los costos económicos de reducir la interacción social en comparación con las vidas salvadas podría generar una métrica útil para los responsables políticos. El Gobierno de Estados Unidos realiza rutinariamente dichos análisis al evaluar las nuevas regulaciones”, dice.
Nadie quiere ser visto sacando raja o escatimando esfuerzos cuando se trata de salvar vidas. “Pero en los últimos días, un grupo de líderes políticos contrarios, especialistas en ética y estadounidenses comunes se han reprimido ante lo que vieron como una tendencia a descartar las complejas compensaciones que conllevan las medidas conocidas colectivamente como ‘distanciamiento social’. Además de las ramificaciones financieras de tales políticas, sus preocupaciones se refieren a cómo les puede ir a los grupos más marginados de la sociedad y al efecto de los toques de queda impuestos por el Gobierno sobre los ideales democráticos. Sus preguntas sobre el enfoque actual son distintas de las planteadas por algunos activistas conservadores que han sugerido que el virus es un engaño de inspiración política, o no peor que la gripe”.
Incluso, dice Amy Harmon, ante la creciente cifra de muertes por coronavirus y la adopción generalizada del enfoque de distanciamiento social, “estos críticos dicen que es importante reconocer todas las consecuencias de las decisiones destinadas a mitigar la propagación del virus. Algunos estudiantes universitarios que fueron llevados abruptamente fuera del campus la semana pasada se quejan de que tienen más probabilidades de infectar a los adultos mayores de mayor riesgo en el hogar que en la universidad”.
“Entre las multitudes a las que se les ordenó entrar en cuarentena, algunas personas cuestionan el propósito de aislarse si el virus ya está circulando ampliamente en sus comunidades. Ciertos padres se resisten a la presión de los amigos para retirar a sus hijos de las escuelas que todavía están abiertas, o ante lo que ven como un pensamiento grupal que ha provocado la cancelación de eventos que aún faltan semanas o meses”.
“¿Y cómo evalúa el riesgo de un número desconocido de muertes frente a la posibilidad de que varios cientos de miles de estudiantes que dependen del almuerzo gratuito en la escuela pasen hambre? ¿O contra otras vidas que pueden perderse en una contracción económica nacida del aislamiento social?”, dice el artículo del Times.
Pero los hechos son los hechos.
LOS CIERRES DE FRONTERAS
Canadá anunció este lunes el cierre de sus fronteras a las personas que no sean sus ciudadanos o residentes en el país ante la propagación de la epidemia de COVID-19.
Además, el Primer Ministro canadiense, Justin Trudeau, anunció que no se permitirá la entrada en Canadá a aquellos nacionales que tengan síntomas de la enfermedad.
Trudeau también explicó durante una rueda de prensa en Ottawa que los ciudadanos estadounidenses están exentos "de momento" de esta medida por las estrechas relaciones entre los dos países, y que las restricciones no se aplicarán al comercio.
"Hemos estado colaborando de forma estrecha con Estados Unidos, coordinando varias medidas. El nivel de integración de los dos países es muy particular", explicó Trudeau ante las preguntas de los periodistas sobre la decisión de excluir a los estadounidenses de la prohibición de entrar en Canadá.
El Primer Ministro canadiense, que se encuentra en aislamiento desde que el jueves su esposa, Sophie Grégorie, dio positivo en pruebas del nuevo coronavirus, añadió que las líneas áreas han recibido órdenes para impedir el embarque a personas que presenten síntomas de la enfermedad.
HAPPENING NOW: I’m speaking from Rideau Cottage about the rapidly evolving COVID-19 outbreak and announcing significant new measures we’re taking to protect your health and keep you safe. Watch live: https://t.co/ZWtPbeNPVk
— Justin Trudeau (@JustinTrudeau) March 16, 2020
Canadá también ha decidido que todos los vuelos internacionales que lleguen a Canadá aterricen en cuatro aeropuertos (Montreal, Toronto, Calgary y Vancouver) donde los viajeros serán examinados para determinar si sufren el COVID-19.
Además, las autoridades solicitarán a todas las personas que lleguen al país procedentes del extranjero que se auto aíslen durante 14 días.
Trudeau solicitó a los canadienses que se encuentran fuera del país que regresen a Canadá lo antes posible mientras es materialmente posible hacerlo.
"Si está en el extranjero, es el momento de regresar a casa. Si acaba de llegar, se debe auto aislar durante 14 días", declaró el Primer Ministro canadiense.
Las últimas cifras proporcionadas por las autoridades canadienses señalan que 324 personas han contraído la enfermedad y que una persona, un hombre de unos 80 años de edad, ha fallecido.
Mientras que Guatemala anunció este lunes el cierre de sus fronteras por los próximos 15 días para evitar la propagación del coronavirus, tras una muerte y el contagio de otras seis personas en su territorio.
Por eso, tomamos la decisión de cerrar las fronteras por los próximos 15 días, y únicamente podrán ingresar guatemaltecos que deberán pasar por un periodo de cuarentena. La entrada de carga sí está permitida al país. #JuntosSaldremosAdelante #UnidosContraElCoronavirus
— Alejandro Giammattei (@DrGiammattei) March 16, 2020
El Presidente guatemalteco, Alejandro Giammattei, informó sobre la medida en una cadena nacional en la que detalló que a partir del primer minuto de este martes el país quedará "incomunicado por la vía aérea con cualquier destino del mundo".
Giammattei explicó que se permitirá el ingreso de guatemaltecos y miembros del cuerpo diplomático pero solamente por la vía terrestre, en alguna de las fronteras que la nación centroamericana tiene con México, Belice, Honduras y El Salvador y "forzosamente con un periodo de cuarentena".
Las autoridades locales ya habían prohibido la semana pasada el ingreso de personas procedentes de poco más de media docena de países y este martes entraba en vigor el veto de entrada para estadounidenses y canadienses.
Guatemala confirmó el pasado viernes su primer caso de coronavirus, un ciudadano local que estuvo de viaje en Europa.
El domingo, las autoridades sanitarias informaron sobre el fallecimiento de un hombre de 85 años, víctima del coronavirus y segundo caso en el país. El fallecido también estuvo en Europa, específicamente en España, y volvió el 6 de marzo.
Giammattei detalló este lunes la existencia de seis casos en total, además del deceso causado por el mismo COVID-19.
Este virus nos puede afectar a todos y mi deber es preservar la vida de los guatemaltecos a cualquier costo. Les pido que se mantengan tranquilos, confíen porque estamos trabajando. #JuntosSaldremosAdelante #UnidosContraElCoronavirus
— Alejandro Giammattei (@DrGiammattei) March 16, 2020
De acuerdo al mandatario, una persona se contagió con el primer pasajero detectado el pasado viernes, dos con el hombre de 85 años y un par más que se encontraba en cuarentena también dieron positivo en la prueba.
El gobernante también anunció para esta semana la revisión de "un plan de emergencia y de reactivación económica" para el país ante las consecuencias financieras que provocará el COVID-19.
Giammattei manifestó su optimismo ante la situación, pero admitió que "es un bache" en "el momento menos deseado del año para el sector turístico".
"Dios quiso que fuera en este momento", añadió el Presidente guatemalteco, médico y cirujano de 64 años investido el pasado 14 de marzo.
La pandemia del coronavirus ya ha sido confirmada en cuatro países de Centroamérica: Costa Rica, Honduras, Guatemala y Panamá.
Por otra parte, el Gobierno español anunció este lunes el cierre de sus fronteras terrestres para frenar la expansión del coronavirus, después de que el número de contagiados alcanzara hoy los 9 mil 191, casi mil 500 más que el domingo, y el número de fallecidos haya superado los 300.
Desde la próxima medianoche (23:00 GMT) sólo se permitirá el acceso al país a los ciudadanos españoles, residentes en España o a quienes acrediten fuerza mayor y al transporte de mercancías anunció hoy el Ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en una comparecencia de prensa tras participar por videoconferencia en un Consejo con los titulares de Interior y de Sanidad de la Unión Europea (UE).
La decisión adoptada por España supone la activación del articulo 28 del código de fronteras de Schengen de la UE, que permite restablecer controles en situaciones como las que define el estado de alarma decretado el pasado sábado por el Gobierno español, y que abre la puerta a imponer restricciones de movilidad.
En ese contexto, las embajadas de España en numerosos países están advirtiendo a los turistas y residentes en el exterior que, si piensan regresar al territorio español, lo hagan cuanto antes, ya que "las conexiones podrían complicarse próximamente debido al Covid-19".
En el primer día laboral desde la entrada en vigor del estado de alarma, las autoridades sanitarias españolas informaron de que el número de contagiados por el Covid-19 aumentó un 25 por ciento en apenas 24 horas, lo que sitúa a España en el segundo país con más nuevos casos del mundo, por detrás de Italia, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El número de fallecidos se situó hoy en 309, entre ellos un joven de 21 años que padecía leucemia, y 530 pacientes han superado la enfermedad y han sido dados de alta, mientras que la letalidad se sitúa en un 3 por ciento, dentro de "lo esperado", según el el director del Centro de Emergencias y Alertas de Sanidad, Fernando Simón.
Simón aseguró que la pandemia todavía va a crecer unos cuantos días y que para ver un descenso en la curva de contagios "las medidas deben aplicarse a rajatabla".
Sin embargo, en una entrevista radiofónica, el Ministro de Tranportes, José Luis Ábalos, dio por hecho hoy la prórroga del estado de alarma más allá de los 15 días previstos por el Gobierno y advirtió que podría conllevar medidas aún más severas que las ya adoptadas para frenar la propagación del coronavirus.
Para que estas se cumplan, tanto policías, nacionales y municipales, como guardias civiles y unidades del ejército español están desplegados por todo el país.
Entre ellas, la Unidad Militar de Emergencia (UME), muy conocida entre los españoles por su ayuda en las grandes catástrofes, que desplegó hoy a mil 100 de sus efectivos en ciudades y localidades de ocho comunidades autónomas para colaborar con las fuerzas de seguridad en las labores de vigilancia y de reconocimiento previo de los lugares de mayor riesgo de propagación de la pandemia.
Como parte de uno de los operativos de vigilancia, la Guardia Civil incautó en una fábrica Jaén (sur) 150 mil mascarillas quirúrgicas que los agentes enviaron a Madrid para ponerlas a disposición del sistema sanitario.