El destino de Genaro García Luna está en manos de seis hombres y seis mujeres que deberán decidir sobre los cinco cargos y las seis agravantes en su contra en Estados Unidos. Se espera que los 12 miembros del jurado emitan su veredicto este viernes.
Ciudad de México, 16 de febrero (SinEmbargo).– Genaro García Luna, el todopoderoso Jefe Policial del Gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, vive sus últimas horas a la espera de un veredicto. A lo largo de cuatro semanas ha sido señalado en la Corte del Distrito Este de Nueva York de haber recibido sobornos del Cártel de Sinaloa y del Cártel de los Beltrán Leyva, grupos criminales cuya separación en 2008 sumergió al país en una de sus etapas más violentas de la historia reciente, un episodio en el cual la corrupción que se le atribuye al “super policía” fue determinante, según los testimonios.
García Luna fue un servidor público que hizo carrera en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) y que lideró la extinta Agencia Federal de investigaciones (AFI) —etapa en la que es acusado de empezar a recibir pagos de la delincuencia organizada— desde donde se catapultó a la Secretaría de Seguridad Pública, una posición en la que relegó a las Fuerzas Armadas en la guerra contra el narcotráfico y que aprovechó para posar junto a mandatarios y funcionarios del más alto nivel en México y Estados Unidos. En su lugar como el Jefe Policial del país también tuvo bajo su poder a medios y a las principales agencias de seguridad y amasó una fortuna que al menos en México está bajo investigación.
Ahora, el que alguna vez fue considerado como un “Súper Policía” está a la espera de lo que resuelva un jurado de seis hombres y seis mujeres que tendrán que llegar a un veredicto sobre los cinco cargos y las seis agravantes en contra de García Luna, que en poco más de tres años pasó de los aplausos, los reconocimientos y los contratos millonarios a ser un “paria” para los Gobiernos de México —en donde tiene procesos pendientes— y de Estados Unidos, donde residía con lujos gracias a contratos millonarios que obtuvo en el Gobierno de Enrique Peña Nieto, y en donde fue detenido en diciembre de 2019.
La Fiscalía construyó el caso en su contra a partir de los testimonios de los líderes criminales que compurgan sentencia en la Unión Americana. “Se necesita a un criminal para conocer otro”, argumentó la Fiscal Saritha Komatireddy el miércoles durante la exposición de los alegatos finales, en los cuáles recapituló la narrativa expuesta a lo largo del juicio por Sergio Villarreal, “El Grande”; Oscar Nava Valencia “El Lobo”, y Jesús “El Rey” Zambada, quienes pese a no haber mantenido contacto en años coincidieron en su relato sobre cómo García Luna habría tejido sus redes de complicidad con las organizaciones criminales a las que decía combatir.
Los capos aportaron sus testimonios sobre encuentros entre líderes criminales en los que aseguran haber visto al Secretario de Seguridad y la manera en la que tuvieron su ayuda para traficar droga a cambio de millonarios sobornos. “Créanles, son los únicos que pueden señalar a los policías corruptos que los ayudaron”, expuso la Fiscal. En esa misma idea ahondó la Fiscal Erin Reid al explicar al jurado que les hubiera encantado llamar a declarar a personajes como maestros en el juicio, “pero los maestros de escuela no encabezan organizaciones criminales”.
El corto juicio contra García Luna fue apuntalado por la parte acusadora primero por lo dicho por “El Grande”, colaborador de los Beltrán Leyva, quien colocó al Secretario en reuniones de los grandes capos de la droga y aseguró que recibió sobornos de Arturo Beltrán Leyva —quien rompió con el Cártel de Sinaloa luego de la captura de su hermano Alfredo, alias “El Mochomo”— desde que era director de la AFI, algo que también afirmó “El Rey” Zambada.
Los dos capos coincidieron así con pagos, reuniones, y cómo todo se originó cuando el acusado formaba parte del Gobierno de Vicente Fox. “Con ayuda del Gobierno, el cártel creció”, declaró Villarreal Barragán, quien la Fiscalía describió como “un profesor del Cártel de Sinaloa” por el conocimiento que poseía de esta organización. “El Lobo” —del Cártel del Milenio— también corroboró el pago de sobornos, en su caso por 10 millones de dólares, pero sobre todo indicó que se les filtraba información.
La pinza la cerró “El Rey” Zambada al hablar de los pagos de 5 millones de dólares desde que García Luna estaba en la AFI, de la relación que sostuvo con Arturo Beltrán Leyva —algo que también confimaría un exagente policial— y a los agentes de la Policía Federal que tenían en su bolsa, como Édgar Bayardo, un comandante de esta corporación asesinado en 2009.
Del otro lado, la defensa de García Luna ha montado su defensa en cuestionar el pasado criminal de los testigos, aún cuando el Juez Brian Cogan ha señalado al jurado que lo dicho por cada uno de los cooperantes debe ser tomado en cuenta como evidencia. Aún así, César de Castro ha puesto en duda una y otra vez el que la Fiscalía no haya presentado evidencia física como grabaciones y documentos que puedan colocar a su cliente en cada unos de los episodios que relataron los capos y exfuncionarios mexicanos presos en Estados Unidos. A él, a Genaro, lo ha puesto a la altura de un “vicepresidente”, algo que no es del todo falso para un hombre que fue considerado la mano derecha de Felipe Calderón.
“Este hombre era famoso no solo por su posición, fue el rostro de la guerra contra el narcotráfico”, dijo De Castro en su alegato final, horas después de que subiera al estrado el único testigo a favor que tuvo Genaro García Luna, su esposa Cristina Pereyra, quien en su oportunidad aseguró que todo su patrimonio lo construyeron con sus ingresos, pequeños negocios y créditos bancarios.
No obstante, el Gobierno mexicano ha señalado que García Luna tejió una red de corrupción y lavado de dinero para beneficio personal y de sus socios cercanos que obtuvo contratos con diversos órganos de seguridad pública por 745.9 millones de dólares, un montó que el Gobierno mexicano busca recuperar a través de un juicio civil que interpuso en Miami, en donde residía García Luna cuando fue capturado.
El Juez Brian Cogan informó este jueves que el jurado había solicitado testimonios no especificados, además de los discursos de cierre de los fiscales y la defensa, pero estos últimos no son evidencias, por lo que no podrán ser entregados al panel. Este viernes continuarán las deliberaciones, pues según el Juez Cogan, los 12 miembros del jurado no quieren volver el martes próximo, por lo que es posible que tomen una decisión final el día de hoy.