Aunque la vacunación contra la COVID-19 ya ha dado inicio en algunos países, las pruebas para detectar el virus, de antígenos y de anticuerpos pueden ser de vital importancia para los planes de vacunación en los países con menos acceso a los fármacos.
Por Cristina Sánchez Reyes
México, 16 feb (EFE).- Las pruebas de antígenos, PCR y anticuerpos se han convertido en herramientas clave en la batalla contra la COVID-19 pues ayudan al diagnóstico, toma de decisiones, dar seguimiento a pacientes que superaron la enfermedad y ahora también para aumentar la eficacia en la vacunación.
En el contexto de la llegada de nuevas vacunas contra el coronavirus, estas pruebas podrían ser fundamentales para mejorar los planes de inmunización especialmente en aquellos países que cuentan con pocas dosis de los biológicos, según coinciden varios especialistas.
Sin embargo, cada prueba cuenta con características específicas que definen su elegibilidad y esta depende de la fase de la enfermedad en la que se encuentra el paciente, el lugar donde se realiza la prueba y su propósito.
A día de hoy, América Latina y el Caribe van con mucho retraso en el acceso y distribución de las vacunas contra la COVID-19.
Chile es el país que va por delante con más de 1.5 millones de vacunas aplicadas, lo que significa 5.58 dosis por cada 100 habitantes, mientras que Brasil suma 1.94, Argentina 1.18 y México 0.56 dosis por cada 100 habitantes.
Cuba, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y Haití todavía no tienen vacunas.
DIFERENCIA EN PRUEBAS
Oswaldo Rodríguez, gerente general de la división diagnóstica de Roche Ecuador, explicó a Efe que los test contra COVID se dividen en dos grupos: los que sirven para detectar una infección aguda de SARS-CoV-2 y los que miden la respuesta inmunológica ante la infección o la vacunación.
“Las (pruebas) moleculares o PCR sirven para detectar la infección inclusive en pacientes asintomáticos, mientras que la de antígeno proporciona una respuesta cualitativa sobre la presencia del virus en el organismo”, afirmó.
Esto quiere decir que con ambas pruebas una persona puede saber si tiene la infección activa, aunque la PCR, explicó Rodríguez, es más precisa y específica.
Las ventajas de las pruebas de antígeno es que no requieren de una gran infraestructura para llevarse a cabo, son más baratas y su resultado se obtiene en poco tiempo.
Por otro lado, dijo Rodríguez, existen las pruebas de anticuerpos, las cuales detectan la respuesta inmunológica para confirmar “si el paciente ha generado anticuerpos naturales o artificiales (con la vacuna)”, afirmó.
El especialista señaló que en el contexto de las nuevas vacunas, estas pruebas resultan fundamentales no sólo para saber si un paciente responderá a la vacuna, sino también para evaluar su inmunidad tras la aplicación del biológico.
“Es indispensable tras ponerse la vacuna saber si has generado anticuerpos y si los has generado en buena cantidad”, puntualizó.
PRUEBAS PRE Y POSVACUNACIÓN
La utilidad de estas pruebas empieza a considerarse y por ello la Cruz Roja ecuatoriana firmó hace unas semanas una alianza con Roche para efectuar pruebas pre y posvacunación, lo que sirve como un buen ejemplo para toda la región.
“El objetivo es detectar si los ciudadanos son aptos para vacunarse contra la COVID-19 y cuáles son los efectos que pudiera ocasionar la vacuna en el organismo”, dijo a Efe Marcela Ceballos, gerente de los Centros Médicos de la Cruz Roja Ecuatoriana.
Explicó que esto ayudará a evaluar la condición de los pacientes para recibir la vacuna y en fase posterior.
“Lo que hemos estudiado es que las vacunas tienen un margen de error entre el 5 y el 30 por ciento. Eso significa que hay pacientes que a pesar de haberse vacunado no van a desarrollar inmunidad y hay otros pacientes que la desarrollarán de alguna manera lenta”, detalló.
Esto podría ser una buena opción para que los pacientes sepan si pueden esperar más tiempo para aplicarse la segunda dosis en caso de que no haya suficientes vacunas al alcance.
Pero también, dijo, es importante el periodo posvacuna pues se puede valorar la respuesta inmune artificial a la proteína S del coronavirus y con ello determinar la efectividad del suministro de la misma y la respuesta inmune en el organismo de los pacientes.
Para Oswaldo Rodríguez, esto ayudará también a los pacientes a decidir, en caso de que no desarrollen inmunidad con la vacuna, qué otras opciones de inmunización tienen.
PROBAR EFICACIA DE VACUNAS
Otros de los beneficios que tienen las pruebas de anticuerpos para la COVID-19 está en el desarrollo de las vacunas.
“Las pruebas están en toda Latinoamérica y cada filial trabaja en sus usos. Por ejemplo, en Estados Unidos las pruebas antiS han sido parte de las pruebas de la vacuna de Moderna”, refirió Rodríguez.
Del mismo modo, recordó que el Instituto Butantan de Sao Paulo, uno de los principales centros de investigación biomédica de Brasil y el cual llevó a cabo las pruebas de Fase 3, para la vacuna del laboratorio chino Sinovac Biotech, ha hecho uso de las pruebas.
“Esto es con la finalidad de medir si la vacuna es efectiva”, indicó.
Pese a la llegada de las vacunas, Rodríguez pidió ser conscientes de que aun con ellas no se deben relajar las medidas frente al coronavirus.
“Puede ser que la inmunidad que tenemos tras haber contraído COVID o tras la vacuna nos sirva para el virus ‘original’, pero se ha visto que esa inmunidad no sirve para mutantes como las africanas”, manifestó Rodríguez.
Es por ello que, señaló, la única y efectiva manera de evitar contagios es con mascarilla bien colocada o doble mascarilla, distancia mínima de dos metros y lavado de manos.
“Esto ofrece protección de 96.5 por ciento y eso es mejor que cualquier vacuna”, finalizó.