Arnoldo Cuellar
16/01/2020 - 12:05 am
Guanajuato, entre la debacle y la frivolidad
De atenernos a la agenda política del Gobernador pareciera que el problema más importante de Guanajuato en estos momentos es el tema de salud, se ha dedicado durante toda esta semana a reunirse con gobernadores y dirigencia de su partido para oponerse al modelo de salud de López Obrador, lo que sin duda es legítimo, pero no urgente.
Quizá lo peor de todo no sea que Guanajuato tenga un promedio de 10 asesinatos diarios, que sus calles sean un campo de batalla y que el crimen no respete ni hospitales ni iglesias. Lo peor es que sus autoridades nos quieran seguir dorando la píldora, haciendo creer que no pasa nada y que seguimos siendo la Atenas de por acá, como se burlaba Jorge Ibargüengoitia.
En ese intento de simulación, imposible por donde se le vea, no están solos, los gobernantes de Guanajuato cuentan con la complicidad de casi todos los medios de comunicación de Guanajuato, que publican los asesinatos de uno en uno, en las páginas rojas de sus ediciones en papel, electrónicas y digitales, sin sacar conclusiones, sólo para vender, porque “los muertos venden”, pero sin hacerse cargo de lo que eso significa para la sociedad que lo padece.
Cuentan también con la complicidad de los partidos políticos de la entidad, al borde de la desaparición e inmersos en la búsqueda de formas cada vez más ignominiosas de complacer al poder.
Me llama mucho la atención ver en Sin Embargo desplegado a ocho columnas el asesinato de nueve personas en dos talleres mecánicos, con crédito al diario digital Zona Franca, cuando este medio sólo lo menciona en una nota secundaria.
Lo que en el país es noticia sobre Guanajuato, en Guanajuato ya no es noticia, quizá por cansancio, quizá por aburrimiento, quizá sencillamente porque el Gobierno les ha pedido a los medios, usando el poder de persuasión que dan los convenios publicitarios, que ya no destaquen tanto los hechos de sangre en la entidad.
Sin embargo, mientras los guanajuatenses se enteran por los medios nacionales, por las redes sociales o hasta por los mensajes de los propios grupos criminales, de lo peligroso que se ha vuelto su entorno cotidiano, su autoridad les escamotea información, les oculta datos y trata de engañarlos todo el tiempo.
De atenernos a la agenda política del Gobernador pareciera que el problema más importante de Guanajuato en estos momentos es el tema de salud, se ha dedicado durante toda esta semana a reunirse con gobernadores y dirigencia de su partido para oponerse al modelo de salud de López Obrador, lo que sin duda es legítimo, pero no urgente.
En tanto eso ocurre, en Guanajuato los asesinatos en la vía pública a plena luz del día se cuentan por decenas en las últimas setenta y dos horas, lo que al parecer no existe o no tiene importancia para el Gobernador.
No parece muy sensato pelear por el manejo del sistema de salud, cuando los hospitales del estado se encuentran desprotegidos frente al embate de la delincuencia que ha llegado a rematar internos sin que nadie se los impida, poniendo en riesgo a los propios trabajadores del sector.
La presión de los familiares de desaparecidos, reunidos en fechas recientes con el secretario de Gobierno y agendados el día de hoy con el propio Gobernador del estado, motivó la primera, muy hipócrita por cierto, respuesta de la Fiscalía del Estado, que 24 horas antes de la reunión con Diego Sinhue, abrió sus puertas para reunirse con los colectivos, a los que había rechazado los últimos meses.
Algo muy delicado ocurre en Guanajuato con el tema de la crisis de seguridad. Las cosas pueden deteriorarse o ir mal, pero la ausencia de la autoridad para explicar, para incluir, para convocar, resulta aún peor, pues en ese caso la sociedad se siente desamparada y ciega.
López Obrador comete el mismo error a nivel nacional al insistir en que su estrategia funciona, sin embargo, tiene la gran justificación de que él no creo las condiciones de la enorme tragedia humanitaria que deja el saldo de la violencia. No es el caso de Guanajuato, donde los mismos personajes han estado al frente de las instituciones, aplicando el presupuesto público y diseñando las estrategias que hoy se hunden, desde hace por lo menos una década.
Al pelear los pormenores del sistema de salud, probablemente Diego Sinhue no abandere una causa sentida por los guanajuatenses, muchos de los cuales no sufren aún las hipotéticas diferencias entre el seguro popular y el Insabi, pero al abandonar el tema de seguridad, si deja un mal sabor de boca y la sensación de que no parece importarle la mayor crisis de Guanajuato en el momento actual.
Una sociedad elige a un político para dar soluciones, no para que haga carrera, piense en la trascendencia o cultive su vanidad. Al no entender el difícil momento actual, al subsidiar los privilegios de una clase política que ya dio de sí, al proteger las fallas del pasado, Diego Sinhue y los millenials de su entorno, tan bon vivant, tan Instagram, tan selfies, solo dejan claro que no están a la altura de la grave responsabilidad que les fue heredada.
P.S Este fin de semana, el jefe de gabinete de Diego Sinhue Rodríguez, Juan Carlos Alcántara, se dio tiempo para visitar la feria de León y retratarse junto con sus directivos. Lo mismo hizo su amigo el Subsecretario Aldo Márquez, quien incluso ingresó a los camerinos del palenque para retratarse con los integrantes de Moderatto, acompañado de una funcionaria de la feria. Así que, todos contentos, Guanajuato es una fiesta y lo demás es lo de menos.
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