Joaquín Guzmán Loera bajó la guardia, su vanidad y su gusto por las mujeres lo llevó a pisar por tercera ocasión la prisión, ahora con el riesgo de ser extraditado a los Estados Unidos. La transcripción de los mensajes entre él y Kate del Castillo dejan claro que “El Chapo” estaba menos interesado en hacer una película sobre su vida que en coquetear con la actriz.
Ciudad de México, 16 de enero (SinEmbargo).– La recaptura de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, el pasado 8 de enero, fue noticia a nivel internacional. El hombre más buscado en el mundo regresaba a prisión tras casi seis meses de su espectacular fuga de una de las cárceles de máxima seguridad en México.
Todos esperaban que el capo, quien hasta ahora es considerado el líder del Cártel de Sinaloa, fuera atrapado en cualquier momento por las autoridades de seguridad mexicanas, su búsqueda por todo el territorio nacional se dio desde que escapó de prisión, por segunda vez.
Como el hombre más buscado del mundo, “El Chapo” Guzmán debía saber que la más sofisticada tecnología de información estaba en su contra: satélites, aeronaves no tripuladas, intercepción de comunicaciones por parte de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), la Agencia Antidrogas (DEA) y piratas cibernéticos del gobierno mexicano.
Sin embargo, Guzmán Loera bajó la guardia, su vanidad y su gusto por las mujeres lo llevó a pisar por tercera ocasión la prisión, ahora con el riesgo de ser extraditado a los Estados Unidos.
El pasado 9 de enero, la revista especializada en música, Rolling Stone, publicó una entrevista que el actor estadounidense Sean Penn realizó a “El Chapo” Guzmán, cuándo el capo mexicano se encontraba prófugo. Un funcionario mexicano dijo a la agencia de noticias AP que dicho encuentro los llevó a su ubicación.
El encuentro de Penn con Guzmán se organizó a través de la actriz mexicana Kate del Castillo, conocida por su papel de líder del narcotráfico en la serie La Reina del Sur. La actriz fue contactada por gente de “El Chapo” luego de enviar un mensaje a través de su cuenta de Twitter en 2012 en el que lo mencionó.
Guzmán Loera quería conocer en persona a la actriz y al parecer nunca había oído hablar del actor Sean Penn, según una serie de mensajes de texto intercambiados durante más de un mes entre ambos.
La transcripción de los mensajes publicada el miércoles por el diario Milenio, y confirmados como auténticos por un funcionario federal, dejan claro que “El Chapo” estaba menos interesado en hacer una película sobre su vida que en coquetear con la actriz.
“Te cuento que yo estoy más emocionado en ti que en la historia, amiga”, le dice “El Chapo”, que la tiene identificada en su chat con el nombre de “ermoza” en lugar de “hermosa”, que es la forma correcta de escribir esa palabra. “Te cuidaré más que a mis ojos”, añade.
En la mayoría de los mensajes Joaquín Guzmán expresa admiración por Del Castillo y sus ganas de verla, más que interés en los pormenores de la película. También se muestra consciente de que agentes de inteligencia estadounidenses o mexicanos pueden estar tras la pista de sus contactos y pide a su abogado que alerte a la actriz de que una mujer, “la comadre”, a la que iba a ver a Kate del Castillo “tiene todos los aparatos intervenidos, y en la casa tiene cámaras de la DEA para ver quién la visita”.
La explicación del enamoramiento es algo que parece creíble para analistas de seguridad como Alejandro Hope, quien recordó la debilidad del narcotraficante por las mujeres, y que “tiene 18 hijos, está casado con una mujer 30 años más joven que él”.
Más allá del coqueteo, Hope advierte que la filtración de este tipo de mensajes puede dar alas a la defensa de “El Chapo” ya que se está violando la confidencialidad de una investigación en curso.
“Le están dando a “El Chapo” bases para apelar”, dijo a la agencia de noticias AP.
Tras estar como fugitivo por dos ocasiones, las autoridades habían estudiado a detalle las debilidades de “El Chapo”. La vanidad lo llevó a pisar la cárcel la segunda vez. Quiso un libro biográfico y contactó en 2014 a Patrick Radden Keefe, periodista de The New Yorker, para que lo escribiera. El periodista dijo que no por temor a repercusiones legales. Al año siguiente el capo fue detenido, aunque este encuentro no precisamente significó una pista que lo llevara a las rejas.
Su segunda debilidad: las mujeres, lo llevó de nueva cuenta a la cárcel.
–Con información de AP y EFE