Algunos impuestos diferenciados deberían regresar a los ciudadanos a través de servicios de salud, aseguró el Director General del INSP.
Ciudad de México, 30 de noviembre (SinEmbargo).– Los impuestos sobre refrescos y comida chatarra, así como al tabaco no regresaron al sector salud para combatir obesidad, diabetes, tabaquismo o cáncer de pulmón, como se anunció: se quedaron en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), aseguró Mauricio Hernández Ávila, Director General del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
Cuestionado durante una conferencia sobre cuáles son los modelos específicos de recaudación y financiamiento más convenientes para el Sector Salud, el funcionario, junto con Nelly Aguilera, titular de la Unidad de Análisis Económico de la Secretaría de Salud, aseguró que se trata de que la partida presupuestal venga de impuestos federales y, por otro lado, apuntó que entre los impuestos que podrían regresar recursos a la Secretaría de Salud están los especiales.
"Hay impuestos que pagan diferencialmente ciertos ciudadanos. El más claro de ellos es el tabaco: lo pagan los fumadores, que pagan cerca de 17 mil millones de pesos. El último impuesto ha dado un ingreso a la Federación como de 60 mil millones de pesos", declaró. Dicho gravamen, de acuerdo con información del Consejo Nacional contra las Adicciones (Conadic), fue establecido desde 2002 como "una medida de salud pública y no recaudatoria como habitualmente ocurre", por eso, aseguran, se trata de una "política fiscal 'saludable'".
Pero (se cuestionó Hernández): "¿Cuánto de eso regresó a los fumadores que lo pagaron?: Nada, nada". El director aseguró que esto sucede a pesar de que existe una manera de regresar esos impuestos a los ciudadanos: a través de campañas de salud: "Por lo menos deberían de pagarles el cáncer de pulmón a los que no tienen seguro social. Por lo menos deberían hacer campañas [para] prevenir. Por lo menos debimos de haber inundado nuestras clínicas de tratamientos para dejar de fumar".
En 2014, como parte de su propuesta de Reforma Fiscal, el Gobierno federal gravó la llamada comida chatarra con el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), para desincentivar el consumo de refrescos y golosinas, principalmente entre la población infantil.
A raíz de la aprobación de la reforma, desde el 1 de enero de este año, este tipo de productos aumentaron su precios entre 10.3 y 12 por ciento.
Hernández agregó que "lo mismo está sucediendo al impuesto sobre refrescos y comida chatarra, pues "27 mil millones de pesos al año no regresaron a salud: se quedaron en la SHCP", declaró.
Ya con anterioridad, organizaciones civiles miembros de la Alianza por la Salud Alimentaria, habían advertido que apenas el 10 por ciento del total de impuestos recaudados a bebidas azucaradas y alimentos con alto contenido calórico fue destinado a programas de prevención contra la diabetes y el sobrepeso.
A principios de este mes, las agrupaciones denunciaron en conferencia de prensa que no obstante el monto recaudado por el impuesto, que asciende a 33 mil 619 millones de pesos (según cifras de SHCP), lo que se utiliza para prevenir estos dos padecimientos es insuficiente, ya que la obesidad y diabetes aquejan a siete de cada 10 adultos en el país.
“La idea es que la recaudación de este impuesto se vaya a atender estas enfermedades que cada año le cuestan al Estado 80 millones de pesos. Pero sólo le está invirtiendo [...] como mil 300 millones de pesos ¿Adónde se está yendo el 90 por ciento? Es insostenible lo que se está invirtiendo versus lo que se está gastando”, declaró Luis Manuel Encarnación, director de Fundación Mídete, en aquella ocasión.
EL GOLPE A LOS POBRES, BENEFICIO A LA SALUD
Un artículo publicado la semana pasada en el semanario inglés The Economist sobre los impuestos a bebidas azucaradas advierte que, según datos del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), la reducción del consumo de estas bebidas derivado del impuesto sólo "salvó" a los mexicanos de cinco calorías diarias en promedio... "Y lo que es peor –apunta–: [la población] pobre acabó perdiendo más de sus ingresos por los impuestos que los ricos".
No obstante, apuntan, otro estudio, realizado por Barry Popkin, de la Universidad de Carolina del Norte, observó que esta mayor sensibilidad de los hogares de bajos ingresos en realidad ha reducido su consumo de bebidas azucaradas en un 17 por ciento. "Eso significa que los pobres obtienen mayores beneficios para la salud a partir del impuesto. Eso es especialmente importante porque son quienes están más afectados por la obesidad y la diabetes ya que tienen menos acceso a la atención médica", cita el diario británico.
La organización Poder del Consumidor, por su parte, aseguró que, además de que el impuesto a bebidas azucaradas y alimentos con alta densidad calórica es exitoso desde el punto de vista recaudatorio, también logró reducir el consumo de estas bebidas en un seis por ciento el año pasado, según información del INSP y la misma Universidad de Carolina del Norte.