Hace una década un grupo de jóvenes cambió el siempre derrotista espíritu nacional. ¿Qué ha sido de ellos? ¿Los recordaremos por siempre como algo irrepetible?
Ciudad de México, 6 de noviembre (SinEmbargo).- «Recuerda recuerda, el 5 de noviembre…» dice V, el protagonista del filme V de Venganza. La rima, pese a que sirve como hilo conductor para la historia originalmente escrita por Alan Moore, y que, luego sería llevada al cine, sonaba bastante apropiada ayer precisamente, 5 de noviembre de 2015, en la que un grupo de adolescentes nos recordaba por enésima vez la importancia de rebelarse ante lo que, por norma, es incuestionable.
Ayer también la Selección Nacional se encontraba en la antesala de llegar a una final más de la categoría Sub-17. Sin embargo, los nacionales sucumbieron ante Nigeria cuatro goles por dos y las esperanzas de ser campeones de nuevo se quedaron en el Estadio Municipal de Concepción. No obstante, el papel que esta categoría en particular desempeña en cada torneo internacional es uno de los mayores gozos con los que el aficionado mexicano puede contar en los últimos años.
Mientras que la categoría mayor de la Selección Nacional mantiene en vilo a sus aficionados y su desempeño se puede convertir en una auténtica montaña rusa, los recientes éxitos de la versión Sub-17 del «Tri» son parte de un escenario al que el mexicano se ha ido habituando en la última década.
Cierto, la Selección mayor aún sigue esperando dar ese «gran paso» que significaría sortear los octavos de final en un Mundial; pero, al menos en categorías inferiores, los jóvenes que ahora juegan en Chile y visten la camiseta verde nos hacen ilusionarnos con una generación que algún día podría colarse a las instancias finales de cualquier torneo de selecciones nacionales.
Los llamados «niños héroes» que alzaron la copa en Perú en 2005 parecen tan lejanos ahora. Sin embargo, en realidad no ha pasado tanto, aunque en términos deportivos se trate de dos tercios de la carrera de una futbolista profesional promedio.
¿Qué ha sido de aquellos que que se coronaron en el Estadio Nacional de Lima hace un 10 años? ¿Qué fue de los que jamás volvieron a brillar? ¿Y de los que sí lo hicieron? Esto es un breve resumen de lo que la década se llevó.
ENTRE PRIVILEGIADOS E IGNORADOS
Los elementos que más sobresalieron de dicha generación recibieron los reflectores casi de manera inmediata. Algunos aún los conservan. Carlos Vela y Héctor Moreno son los mayores representantes actuales de aquel «Tri», aunque «El Bombardero» es el que recibió más rápido las caricias de la fama.
Vela es una de las principales estrellas de la Real Sociedad y desde hace tiempo es un referente en la escuadra de San Sebastián, aunque también es cierto que no le fue sencillo consolidarse en el balompié de Europa.
Héctor Moreno, ahora establecido con el PSV Eindhoven también parece establecerse luego de andar errante por Europa y previamente con los Pumas de la UNAM. Además de contar ya con dos mundiales con la Selección Mayor, sólo el tiempo dirá si puede llegar a ser un ídolo de la afición como Andrés Guardado.
Giovani dos Santos, por su lado, merece una mención aparte dentro de esta «elite» de destacados. El que fuera una eterna promesa en el Barcelona parecía el más sobresaliente de los jugadores que participaron en la justa mundialista de Perú. Sin embargo, la comodidad parece haberle ganado apenas a los 26 años, refugiado en la MLS, prefiriendo la «estabilidad de la liga estadounidense a las exigencias de la Liga BBVA y del Villarreal CF, en donde militó hasta mediados de este año.
Al igual que Moreno, Gio también cuentan con dos mundiales con el «Tri» mayor. Por su parte, Vela sólo tiene uno en su historial al haber rechazado su convocatoria a Brasil 2014.
El tapatío Jorge Hernández González podía contarse dentro de los integrantes de este grupo que llegó a desempeñarse en el extranjero. sin embargo, sin el glamur de las ligas del viejo continente. En el caso particular de el «Pelón» el Santo de Costa Rica fue su hogar durante un año, antes de retornar al futbol mexicano, con los Leones Negros de su ciudad natal.
Con mucho menos suerte que los anteriores está Efraín Juárez,a quien su paso por Europa fue poco más que desastroso, pese a los títulos obtenidos por el Celtic FC. No obstante, a su regreso fue acogido por las Águilas del América en donde quedó campeón en el Clausura 2013. Actualmente defiende los colores de Rayados, sin embargo, dista mucho de ser aquella promesa de hace 10 años.
El resto de aquella generación se distinguió por sobresalir poco. Así, Enrique Esqueda, Patricio Araujo, Omar Esparza, Edgar Andrade y Adrián Aldrete participan en la Liga Mx con Tigres, Puebla, Pachuca, Veracruz y Santos, respectivamente, con diferentes resultados en sus clubes.
Por su parte, alguien que prometía y jamás despegó fue César Villaluz, quien incluso fue llevado al primer equipo del Cruz Azul tras su aventura en Perú, pero al que su bajo rendimiento lo fue condenando poco a poco a la Liga de Ascenso, en donde ahora juega para el Atlético San Luis.
Un caso similar fue el de Ever Guzman, que luego de haber sido llamado a ser la esperanza de Morelia, se dedicó a a vagar por el circuito de ascenso hasta llegar a Lobos BUAP.
Los menos afortunados son redondeados por Sergio Arías con CF Mérida, Christian Sánchez que ahora milita con los Mineros de Zacatecas, Alejandro Gallardo con Necaxa, Juan Carlos Silva con Altamira Futbol Club, Heriberto Beltrán con el Deportivo Ferrocarril, en el Torneo de los Barrios en Méxicali, y Mario Gallegos, ahora sin equipo.
Finalmente, las esperanzas quedaron de lado para las consideraciones de Pedro Valverde y Cristian Flores, quienes ya no continúan en el futbol. En el caso de este último, ahora se dedica a ejercer sus estudios de finanzas en una aseguradora, luego de haber intentado ser instructor de porteros en Pachuca.
Diez años después de que México consiguiera su primer Campeonato Mundial, la gran mayoría de jugadores de aquella generación no sólo no han entregado los resultados que se esperaban de ellos, sino que muchos se quedaron solo en promesa. Existen una infinidad de factores a los que se les puede achacar este bajón, aunque quizás se trató, simplemente, del proceso natural que significa poner los pies en la tierra. Por mucho que cueste aceptarlo, no es lo mismo un Mundial Sub-17 que una Copa del Mundo.
Los sueños, no siempre se pueden alcanzar, es cierto; sobre todo en el futbol mexicano. No obstante, siempre quedará en la memoria de los aficionados al futbol ese gesto de aquellos que se rebelaron ante el negativismo que el balompié nacional lleva implícito.