La SCJN pega segundo home run del día: da razón a mayas, y palo a Monsanto en transgénicos

04/11/2015 - 5:12 pm

 

El día de ayer se entregaron a la SCJN más de 63 firmas que solicitan a la SCJN falle a favor de los apicultores mayas. Foto: Robin Canul
El pasado 26 de octubre se entregaron a la SCJN más de 63 firmas que solicitan a la SCJN falle a favor de los apicultores mayas. Foto: Robin Canul

Ciudad de México, 4 de noviembre (SinEmbargo).- La Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que hoy falló a favor del uso recreativo de la mariguana, decidió a favor de las comunidades mayas y suspendió provisionalmente los permisos de siembra de soya transgénica en la Península de Yucatán, otorgados por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) a la trasnacional Monsanto.

Con este fallo a favor de los amparos promovidos por pueblos mayas, la SCJN anuló el permiso concedido por la dirección general de Sanidad Vegetal del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), dependiente de la Sagarpa, a la trasnacional Monsanto para la producción de soya transgénica.

Por votación unánime, la Segunda Sala determinó que los permisos otorgados por la Sagarpa a Monsanto violan el derecho de consulta de los apicultores.

La Segunda Sala de Máximo Tribunal ordenó, sin que se tomará en cuenta las implicaciones que este tipo de siembra puede ocasionar al medio ambiente, que se lleve a cabo una consulta al pueblo maya.

Los ministros señalaron que se debe escuchar a las comunidades, tal como lo dicta la Constitución Mexicana y diversos tratados internacionales que México ha suscrito.

Sin embargo, los apicultores mayas que promovieron los amparos, alertaron que se deben ampliar las garantías del fallo teniendo en cuenta las implicaciones medioambientales y el principio precautorio.

PROMO historia mariguana

La siembra de soya genéticamente modificada en la región, ha provocado un proceso de deforestación acelerada en la que es considerada la última selva mexicana. Tambén tiene otras consecuencias como la concentración de la tierra, pérdida de empleos y daños a la salud. Según el testimonio de los apicultores, la pérdida de árboles dificulta el control sobre las abejas y éstas a su vez presentan desorientación.

Luego del fallo, miembros de Greenpeace, Indignación y LITIGA OLE, presentes en la sesión, afirmaron que las comunidades mayas consideran que el permiso para sembrar soya transgénica vulnera sus derechos a la consulta, libre, previa e informada y un medio ambiente sano.

Ello pone en riesgo la producción de miel en Yucatán, de la cual viven más de 15 mil familias campesinas de origen maya, pues “el cultivo de esa planta requiere del uso del herbicida Glifosato, clasificado como probablemente cancerígeno”, advirtieron.

El de la miel es un negocio que en el último año generó ganancias por mil millones de pesos. El principal socio comercial de los apicultores mayas es Europa, que ha preferido la miel mexicana, por ser libre de transgénicos, sin embargo, la producción más reciente ya está contaminada por estas semillas, además de que la cantidad se ha visto afectada.

Hace 18 meses, por un amparo que interpusieron los apicultores, cuatro jueces locales frenaron el permiso de Monsanto. Sin embargo la empresa y el Gobierno federal impugnaron el fallo que será abordado el día de mañana por la Segunda Sala de la SCJN, integrada por el ministro Fernando Franco González, Margarita Luna Ramos y Eduardo Medina Mora.

En 2012, la Sagarpa autorizó a Monsanto la siembra de soya en 253 mil hectáreas en la Península de Yucatán, la Planicie Huasteca y Chiapas.

Los apicultores y las comunidades mayas acudieron ante la justicia federal al considerar que se vulneraban sus derechos a la consulta libre, previa, informada y culturalmente adecuada y a un medio ambiente sano; estos argumentos les fueron reconocidos por jueces federales mediante sentencias emitidas en 2014, pero fueron impugnados por la Sagarpa y por Monsanto. El caso llegó a la SCJN dado a su trascendencia y relevancia, y la posible afectación o alteración de valores sociales, así como la convivencia y bienestar para las comunidades apícolas mayas que habitan en la Península de Yucatán.

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