La administración de Enrique Peña Nieto puso en marcha la Reforma Laboral, una herencia del calderonismo y una promesa más que ha quedado solo en palabras. Más allá de los anuncios mensuales de generación de empleos, la realidad de millones de personas no forma parte de las cifras alegres.
Ciudad de México, 20 de octubre (SinEmbargo).– Las cifras de nuevos empleos que Enrique Peña Nieto anuncia mes tras mes no concuerdan con la realidad de 9 millones de mexicanos, que actualmente no gozan de un puesto de trabajo estable, ni con la de otros que gozan de bajos salarios y de prestaciones sociales mínimas, o de otros tantos que no saben si al siguiente día podrían engrosar la cifra de desempleados.
De acuerdo con investigadores consultados por SinEmbargo, la realidad no concuerda con los anuncios oficiales que se escudan con las cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y de continuos programas que invitan a la formalización de los trabajadores. "Una nueva afiliación en el IMSS, no es un nuevo empleo, como se anuncia", afirman.
La creación de empleos es una de las promesas más importantes y que más resuenan en épocas de campañas electorales; el actual Presidente prometió 1 millón de nuevos empleos anuales, poco más de 83 mil nuevos empleos mensuales. Hasta el momento, según los datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), al mes de septiembre, la cifra más alta de la actual administración corresponde a la de 2013-2014, con 581 mil 422 empleos, poco más de 48 mil mensuales.
Hasta septiembre, según la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), se han creado 918 mil 265 empleos. Sin embargo, las cifras pueden no ser del todo acertadas, ya que la fuente, que es el IMSS y la metodología utilizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), no son utilizadas e interpretadas de manera adecuada.
Aunado a esto, la naturaleza de la Reforma Laboral no va con la creación de empleos, sino con la precarización del trabajo, como lo explican los analistas. Tampoco los índices de crecimiento económico ayudan, ya que no se pueden crear empleos con un Producto Interno Bruto (PIB) que registra crecimientos anuales por debajo del 2.5 por ciento.
México se ubica en los últimos lugares de generación de empleos en América Latina y ofrece actualmente a los trabajadores los salarios más bajos de la región, catalogados incluso dentro del umbral de la pobreza extrema: 2.50 dólares o 37.5 pesos diarios, según estudios del Banco Mundial (BM) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
En entrevista para SinEmbargo, Enrique Larios Díaz, presidente del Colegio de Profesores de Derecho del Trabajo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), comentó que la reforma tuvo como principal objetivo precarizar el trabajo, a pesar de que se dijo que habría más y mejor pagado y que incluso las mujeres con hijos podrían trabajar menos horas.
“Fue un espejismo, no se ha acabado con el empleo precario, que es aquel que no tiene seguridad social, que tiene salarios bajos y no brinda estabilidad”, dijo.
Agregó que fue Felipe Calderón fue quien empezó con esta tendencia a utilizar los números del IMSS como números de empleo, y fue a partir de que anunciaba que avanzaba la creación de empleo, pero sin manejar números. Para Larios, los datos del IMSS sólo sirven de justificación.
CIFRAS QUE NO VAN
El Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM ha realizado diferentes estudios en los que señalan que el Gobierno federal no puede presentar las cifras del IMSS como números de nuevas plazas, ya que el darse de alta ahí, no significa que se haya creado un empleo formal, aunque así se maneje.
Las características de un empleo formal, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de la que el país forma parte, debe ofrecer a los empleados condiciones de trabajo decente, protección social y proyectos de empleo destinados a los jóvenes.
México no ha avanzado mucho en los acuerdos, ya que el mismo órgano considera que el débil crecimiento económico ha afectado la generación de empleo formal, los salarios y en consecuencia, los derechos de los trabajadores.
“Es falso lo que afirma el Gobierno federal cuando dice que se está acabando con el desempleo y no corresponde con el bajo crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), así es prácticamente imposible generar empleos. Dar cifras de generación de empleos requiere decir también el monto de la inversión que se destinó a eso”, comentó en entrevista David Lozano Tovar, catedrático de la Facultad de Economía e investigador del CAM, ambos de la UNAM.
Otro error en las cifras de empleo, es cuando se toman los resultados del Inegi, esto porque el Instituto mide la desocupación y no el desempleo. Como lo explica el CAM, la población desocupada es aquella que intenta incorporarse al mercado laboral durante el último mes y que aún no lo consigue, mientras que la población disponible son quienes quieren trabajar pero no tienen trabajo y no lo buscaron durante el último mes porque piensan que no tienen ninguna oportunidad al respecto o ya se cansaron de buscarlo, es decir, presentan una situación crónica de desempleo.
“Si nos avocamos a los parámetros internacionales de lo que es un empleo formal, tenemos que los trabajadores de la Población Económicamente Activa (PAE) que hay en el país, del total, el número de trabajadores que está en la informalidad es el 63 por ciento”, agregó Lozano Tovar.
En 2013, el IMSS y el Gobierno federal se comprometieron a agilizar los trámites para la incorporación de los trabajadores y se presentó el Programa para la Formalización del Empleo. En el evento, Peña Nieto se refirió al empleo informal como una “salida falsa” que sólo soluciona problemas a corto plazo, razón por la que el Estado modificaría su política de empleos.
Para 2014, llegó el programa Crezcamos Juntos, enfocado a atender el mismo problema, a través de la integración de los informales a los servicios del IMSS, pensión, créditos para vivienda, apoyos a emprendedores, financiamientos para las empresas y créditos al consumo. A inicios de 2015, se anunció el registro de 1 millón 424 mil nuevos afiliados. La cifra ha sido catalogada como histórica.
La última cifra que el Gobierno federal ha manejado es de 1 millón 614 mil nuevos empleos durante toda su administración, cifras que indican, son producto de cifras del IMSS.
“El decir que la formalización del empleo está avanzando es mentira. En algunos casos simplemente se les hace firmar su alta en el seguro a algunos trabajadores que están contratados de manera interina o por honorarios, pero eso no es la formalidad […] eso es el discurso que maneja el gobierno actual, pero lo que ha sucedido es que se ha precarizado más el trabajo, la gente trabaja más tiempo para poder sobrevivir, rompiendo incluso lo que se supone se debe tener de jornada laboral”, puntualizó el investigador del CAM.
LA CONTENCIÓN SALARIAL
Ambos investigadores coincidieron que esta es una tendencia internacional derivada en un cambio en el tipo de trabajadores que se necesitan en los sectores productivos y de los servicios, que son contratados con el método de subcontratación (outsourcing).
Incluso señalan una especie de contradicción a nivel nacional, que busca formalizar a los informales, cuando en realidad, se prefiere más la informalidad.
“Necesitan trabajadores más en la informalidad, que no tengan prestaciones. Muchos piensan que la informalidad es poner un puesto en una esquina, cuando es cuando no se tiene acceso a la estabilidad laboral, a prestaciones sociales de ciertas características y en consecuencia, también una rápida movilidad en los puestos de trabajo. En ese sentido se hizo toda una Reforma Laboral”, comentó Lozano Tovar.
En este sentido, una de las necesidades urgentes de la OIT es la política juvenil, que en México, en los últimos años, se ha enfocado en ofrecer apoyos económicos a emprendedores.
De los aproximadamente 32 millones de jóvenes que hay en México (de entre 14 y 29 años), 30 por ciento sólo están estudiando, 9 por ciento trabaja y estudia, y el 40 por ciento sólo trabaja. El resto, el 21.7 por ciento no estudian ni trabajan y de los 15 millones que trabajan, más del 85 por ciento no estudian.
Entre los que trabajan y no estudian, 45.7 por ciento están en trabajos remunerados en las que no tienen prestaciones e incluso trabajan sin pago, mientras que 12 por ciento trabajan por cuenta propia.
El 80 por ciento de los jóvenes no cuentan con un contrato laboral; de acuerdo con la OIT, es un sector discriminado y poco integrado.
Otros factores que no abonarán de manera positiva a las condiciones laborales, son el lento arranque de las Reformas Estructurales y la entrada del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés); de todos los países firmantes, los trabajadores mexicanos son los más baratos.
Larios Díaz señaló que esto es el resultado de una contención laboral que inició en la época de José López Portillo, “el problema de tener recetas económicas viejas, es que se sigue concentrando el capital en unas cuantas manos: la política económica está dirigida a que unos cuantos se enriquezcan; riqueza hecha a partir de los bajos salarios que se pagan. A los inversionistas extranjeros se les ofrecen esos trabajos y parece que la oferta del gobierno es esa, trabajadores baratos”.