Las consecuencias de viajar al espacio son conocidas a grandes rasgos, pero ¿qué es lo que realmente le ocurriría al cerebro humano en un viaje a Marte?
Ciudad de México, 1 de octubre (SinEmbargo).- Los futuros astronautas que vayan a Marte tendrán que lidiar con algo más que sólo la implacable distancia que separa la Tierra del planeta rojo. En un experimento destinado a simular un viaje a Marte, se sometió a los participantes a más de un año de aislamiento dando lugar a altos niveles de estrés y baja actividad del cerebro, según un estudio publicado recientemente en Physiology and Behavior.
El experimento inició en 2010, con seis hombres que voluntariamente entraron en un pequeño hábitat ubicado en las afueras de Moscú, Rusia, durante 18 meses. La intención del estudio, llamado Mars500, era que los investigadores entendieran mejor lo que puede sucederle a los cuerpos y las mentes de las personas a consecuencia de largos períodos de aislamiento.
Los especialistas estaban particularmente interesados en el cerebro: "Las influencias de confinamiento a largo plazo sobre el cerebro humano apenas se investigan", escribieron. Por otra parte, tomando como base estudios anteriores más cortos, sospecharon que el ejercicio podría contrarrestar el estrés y el aburrimiento del aislamiento.
Como parte del estudio, se les tomó a los participantes un electroencefalograma (EEG) cada 60 días para registrar su actividad cerebral. Así mismo, también se tomaron muestras de saliva de los participantes para verificar los niveles de cortisol, una hormona relacionado con el nivel de estrés. Para esto, los voluntarios se ejercitaron con equipamiento especial durante 30 minutos, tomando los EEG antes y después de la actividad.
A pesar de que el experimento se llevó a cabo hace unos años, los datos comenzaron a surgir a partir de 2013. En este estudio los investigadores encontraron que, en el transcurso del proceso, los participantes tuvieron mucho menos actividad cerebral en forma de ondas alfa y beta, que indican la función lógica respectiva de los niveles de relajación y conciencia. Los niveles de cortisol fueron altos durante casi todo el período de aislamiento, pero después del ejercicio las ondas cerebrales aumentaron y disminuyeron los niveles de cortisol. Los investigadores concluyen que, aunque los voluntarios estaban estresados y aburridos de forma aislada, el ejercicio regular puede ayudar.
Sin embargo, durante este largo periodo el ejercicio no puede reemplazar un estilo de vida activo y no monótono. Por otro lado, curiosamente, los participantes no tienen efectos a largo plazo y regresan a los niveles normales de función cerebral y cortisol tan pronto como terminan su confinamiento y, aunque el estrés puede tener a la larga muchos efectos sobre el cuerpo y la mente, parece que 18 meses no es tiempo suficiente para hacer ningún daño permanente.
Estas son buenas noticias para las decenas de astronautas aspirantes que buscan colonizar Marte. Pero también significa que van a tener un viaje muy aburrido y que tendrán que compensar los efectos del aislamiento con el ejercicio, incluso si no los sienten, sobre todo tomando en cuenta que estudios anteriores han reportado una pérdida de motivación para ejercicio, incluso en plazos más cortos de aislamiento.
Finalmente, para las personas que planean las misiones, también significa que los espacios limitados tendrán que ceder sus dimensiones a favor del equipo para realizar ejercicio con el fin de mantener a la tripulación cuerda. Aunque esto obviamente es difícil para los participantes, los resultados del estudio ayudarán a que los futuros astronautas se mantengan mentalmente sanos tanto como sea posible, así se trate de un simple viaje o de toda su vida.