Latinoamérica padece los vaivenes de la pandemia y los problemas en las cadenas de suministro en combinación con sus añejos problemas.
Ciudad de México, 15 de diciembre (EFE).- La inflación azotó a Latinoamérica en 2021 como a ninguna otra región, lo que ha dejado a sus economías más grandes, Brasil y México, con sus alzas más altas en años, y ha agudizado los antiguos problemas de precios en países como Argentina.
América Latina cerrará el año como la región con mayor aumento de precios del mundo, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), que en sus últimas proyecciones estimó una inflación regional del 9.3 por ciento en 2021 y de 7.8 por ciento en 2022.
Este es el panorama de la subida de precios en Latinoamérica, que padece los vaivenes de la pandemia y los problemas en las cadenas de suministro en combinación con sus añejos problemas.
BRASIL Y MÉXICO: LOS GRANDES EN APRIETOS
En Brasil, la primera economía latinoamericana, al cierre de noviembre la inflación tuvo un alza interanual de 10.74 por ciento y una variación del 9.26 por ciento entre enero y noviembre, un nivel muy lejos del 3.75 por ciento fijado como meta para 2021 por el Banco Central.
Al igual que en otros países, ha habido un fuerte impacto del precio de la gasolina, que se disparó un 50.7 por ciento en los 12 meses cerrados en noviembre.
Los economistas calculan que Brasil terminará 2021 con una inflación del 10.18 por ciento, el mayor nivel desde 2015, cuando anotó un aumento del 10.67 por ciento en el índice de precios al consumo (IPC).
En México, la segunda economía de la región, la inflación registró un alza interanual de 7.37 por ciento en noviembre, el mayor nivel en dos décadas, ante el alza de insumos básicos como los agropecuarios y la energía.
La cifra es más del doble de la meta de 3 por ciento del Banco de México (Banxico), que ha respondido con cinco aumentos consecutivos a la tasa de interés, aunque considera que “la inflación es de naturaleza transitoria”.
El Gobierno ha defendido que es un fenómeno “importado” de Estados Unidos, su principal socio comercial.
VENEZUELA Y ARGENTINA: VIEJOS PROBLEMAS
La inflación en Venezuela de enero a noviembre fue del 631.1 por ciento, mientras que la interanual entre el undécimo mes de 2020 y el de 2021 fue del 1,197,5 por ciento.
El dato, que en cualquier otro país sería síntoma de hecatombe, es una buena noticia para la economía venezolana, que entró en hiperinflación en noviembre de 2017 y, para superarla, debe hilar 12 meses con un incremento de precios inferior al 50 por ciento en cada uno.
En noviembre, Venezuela completó 11 meses por debajo de ese porcentaje, con lo que podría concluir este periodo negro, si cumple también el objetivo en diciembre.
La medida económica estrella en este 2021 ha sido la entrada en vigor el 1 de octubre de una nueva moneda, el bolívar digital, tras la eliminación de seis ceros a la anterior, el bolívar soberano, lo que representa la tercera reconversión en lo que va de siglo.
La elevada inflación también es uno de los principales problemas macroeconómicos que persisten en Argentina, donde en las últimas dos décadas, salvo contados años, se han registrado índices de inflación anual mayores a dos dígitos.
El IPC se ubicó en noviembre en un 51.2 por ciento interanual, y cerraría el año con un alza de 51.1 por ciento, según los consultores privados relevados por el Banco Central, lo que superaría la tasa del 36.1 por ciento de 2020 y la pauta presupuestaria inicial para 2021 del 29 por ciento.
La política expansiva, aplicada para atender los efectos de la pandemia y estimular la economía tras la fuerte recesión de 2018-2020, ha impulsado los precios, con un Banco Central que ha recurrido a la emisión monetaria para financiar al Tesoro.
El Gobierno, sin muchas alternativas, insiste en que la alta inflación es un problema “multicausal”, no estrictamente monetario, y ha optado por mantener a raya precios regulados o por congelar precios en productos de consumo masivo, como alimentos y medicamentos.
CHILE: RECUERDO DE LA CRISIS
La inflación en Chile alcanzó cotas no vistas en más de 13 años, desde la crisis financiera de 2008, y en noviembre se elevó hasta una tasa interanual de 6.7 por ciento.
La mayor liquidez, producto de las ayudas sociales y los retiros anticipados del 10 por ciento de las pensiones, medidas para afrontar la crisis de la COVID-19, son los principales motivos de que este índice se haya disparado.
Por el estímulo fiscal inyectado para la crisis, entraron en circulación más de 35 mil millones de dólares en ayudas, a los que se suman los más de 50 mil millones de dólares por los retiros de pensiones.
La inflación presiona al Banco Central, cuyo rango meta oscila entre 2 por ciento y 4 por ciento, por lo que ha elevado la tasa de interés referencial hasta el 4 por ciento, su mayor nivel desde 2014, intensificando el retiro del estímulo monetario ante el riesgo inflacionario.
COLOMBIA Y PERÚ: EN BUSCA DEL EQUILIBRIO
Aunque está por debajo de sus pares de la región, Colombia no es ajena al aumento generalizado de la inflación, que en el dato hasta noviembre se situó en 4.86 por ciento anual, muy por encima de la meta del 3 por ciento del Banco de la República.
Entre los factores están la depreciación del peso frente al dólar y la reactivación del consumo tras el frenazo causado por la pandemia en 2020, cuando el IPC fue del 1.61 por ciento, el más bajo en la serie del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
Además, un análisis del BBVA indica que las subidas de salarios, tarifas y pensiones que se hacen en los primeros meses del año aumentarán las presiones inflacionarias.
Para el salario mínimo de 2022 el presidente colombiano, Iván Duque, propuso un incremento sin precedentes del 10.07 por ciento para que supere el millón de pesos (unos 257 dólares).
El panorama también es más equilibrado en Perú, donde la tasa de inflación interanual de noviembre bajó a 5.66 por ciento tras el pico de 5.83 por ciento de octubre, en medio de alzas en gas (10.5 por ciento) y agua (3.4 por ciento).
La expectativa de inflación al cierre del 2021 está en 3.71 por ciento, un poco por encima del rango meta de 3 por ciento, según las cifras del Banco Central de Reserva del Perú (BCR), cuyo presidente, Julio Velarde, afirmó en noviembre que “es un fenómeno mundial y no es tan difícil controlarlo”.
El incremento de la inflación no ha reducido las expectativas de alza del PIB para el 2021 que se mantienen entre 8.5 y 12.7 por ciento entre los analistas económicos.