Gisela Pérez de Acha
15/12/2013 - 12:00 am
¿Protestamos desnudos?
Esta semanas he visto con mucha emoción dos protestas desnudas que dan pie para entrar a discutir sobre el cuerpo del hombre y la mujer en medios de comunicación e internet. La primera protesta fue de unas chavas de Morena topless y con body paint en contra de la reforma energética. La segunda, el diputado […]
Esta semanas he visto con mucha emoción dos protestas desnudas que dan pie para entrar a discutir sobre el cuerpo del hombre y la mujer en medios de comunicación e internet. La primera protesta fue de unas chavas de Morena topless y con body paint en contra de la reforma energética. La segunda, el diputado García Cornejo que se quedó en calzones en protesta contra “el despojo a la nación” de la misma reforma.
Nótese aquí la primera distinción entre una y otra. ¿Qué hubiera pasado si el diputado simplemente se hubiera quitado la camisa? La nota hubiera cambiado. La gente, los tuits y los medios hubieran dicho: “diputado se quita la camisa.” El pecho y los pezones del diputado no son lo suficientemente escandalosos. Para estar “desnudo”, tuvo que quitarse los pantalones. En cambio para las chavas de Morena bastó estar sin playera para que fueran consideradas como desnudas, a pesar de haber tenido body paint. Si eres mujer, enseñar las tetas y los pezones ya es romper un tabú.
¿Qué diferencia hay entre el pecho y los pezones de un hombre y el de una mujer? Técnicamente nada. Simplemente es que de manera social, se han construido diferentes significados alrededor de un cuerpo y de otro. Mientras cuerpo de la mujer se interpreta como erótico en sí mismo, el cuerpo del hombre puede ser neutro. Mientras el hombre puede quitarse la camisa, el escote de una mujer se gana insultos y acoso en las calles.
Llama la atención que ambas protestas se centran sobre el mismo tema: la Reforma Energética. La pregunta es, ¿por qué protestar desnudos?
Desde que se creó la dicotomía burguesía/trabajador, desde inicios del siglo XX el modo más común de protesta son las marchas y huelgas que perjudican al patrón. Hoy, con la izquierda y derecha partidista la dicotomía sigue siendo válida, pero ahora es en contra del Estado. Seguimos marchando como lo hacían los obreros a inicios de 1900, y los regímenes alrededor del mundo ya aprendieron a anularnos.
En México el caso es ilustrativo. El “enemigo” ya no es el “burgués”, sino el gobierno elitista y los medios de comunicación controlados por el mismo. Por un lado se legaliza la represión de la protesta, y por otro, los periódicos y noticieros están ciclados en criminalizarla. ¿Cómo hackear el discurso de medios tan férreo y repetitivo? ¿Cómo hacer pasar un mensaje distinto al de su agenda determinada y cómplice del poder?
Para protestar en contra de ellos, necesitamos de su cobertura, y por eso hacerlo desnudos es tan buena idea. El caso del diputado y las chavas de Morena lo comprueban. El desnudo rápidamente se vuelve viral. En el caso de mujeres es aún más efectivo: nuestro cuerpo simboliza tabús, sexo y morbo, y hoy en día eso vende. Colocar las tetas en un contexto político, es una garantía segura de que el mensaje será magnificado por el altavoz mediático. Con el derecho a usar el cuerpo como lienzo de expresiones políticas; la responsabilidad entonces está en el contenido expresivo que se le dé.
Se critica que el fin no justifica los medios. Que hacerlo no es empoderar el cuerpo de la mujer, sino todo lo contrario: muestra la opresión en la que vivimos, porque una mujer no es escuchada si no enseña las tetas.
Puede ser paradójico, pero la subversión lo es por esencia. Es como la construcción de un Caballo de Troya, y un público sensacionalista que muerde el anzuelo. El caballo de madera no es más que las propias construcciones sociales alrededor del cuerpo, y eso permite que la protesta entre al terreno del enemigo siendo cubiertos por el mismo. La desnudez rompe paradigmas, y se convierte en un gran arma de disenso.
Con todas las reformas legislativas que golpean al país, tenemos que replantearnos si queremos seguir protestando paralizando masivamente las calles. El disenso no termina, sólo hay que ser creativos.
¿Protestamos desnudos?
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