Sí por México merece el beneficio de la duda. Es un movimiento ciudadano que aunque no está libre de intereses de grupo, sí representa una oportunidad para consolidar una oposición política al Gobierno de la Cuarta Transformación, que tampoco es un proyecto libre de intereses, ni es completamente integrador e incluyente, de acuerdo con analistas consultados.
Ciudad de México, 15 de noviembre (SinEmbargo).- La iniciativa Sí por México es polémica. Por un lado, sus integrantes sostienen que involucra a más de 400 organizaciones que buscan incidir en la toma de decisiones a beneficio del país; y por otra parte, sus críticos afirman que es un movimiento ligado a empresarios que buscan mantener privilegios y tener músculo político para imponer sus intereses privados.
A reserva de las distintas posturas, los analistas consultados por SinEmbargo coincidieron en que Sí por México es una convocatoria inusitada en la historia moderna de México, sobre todo considerando que representa a un conjunto de personas que evidentemente no están de acuerdo con las posiciones y las acciones del Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y que por tanto buscan constituir un frente amplio que, además de participar en las elecciones de 2021, logre disminuir o equilibrar la fuerza del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) de aquí a 2024.
Aunque aún hay pocos elementos para saber cuáles serán las implicaciones de Sí por México, la iniciativa está relacionada con cuatro principales factores que explican su conformación y la postura que defiende: sus vínculos con empresarios opuestos a AMLO, la resistencia de algunos sectores poblacionales al proyecto de gobierno de la Cuarta Transformación (o 4T), la debilidad de la oposición y de los liderazgos políticos, así como la falta de mecanismos de conciliación entre el Gobierno en turno y su disidencia.
Sí por México se presenta como un "bloque ciudadano” que le abre la puerta a todas y todos, sean personas, partidos u organizaciones, para impulsar un cambio nacional basado en una “agenda ciudadana”. Aunque algunos de sus integrantes –como Gustavo de Hoyos Walther– aseguran que “nadie está detrás” del movimiento, se trata de una iniciativa del empresario Claudio X. González Guajardo, que además de representar a cientos de personas y organizaciones, cuenta con el apoyo de personalidades vinculadas al Consejo Coordinador Empresarial (CCE), al Consejo Mexicano de Negocios (CMN) y a la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).
De acuerdo con el doctor Rogelio Hernández Rodríguez del Colegio de México, no es extraño que un proyecto de ésta envergadura haya nacido por iniciativa de personas ligadas al sector empresarial y adversarios de la 4T, o que clamen lo que claman en momentos en que el Gobierno del Presidente López Obrador busca dar un golpe de timón con respecto al manejo del país en pasadas administraciones. Sin embargo, para el politólogo especializado en sistemas políticos, cambios institucionales y élites políticas en México, lo que sí es novedoso es el tamaño y la visibilidad de la convocatoria.
"Sí por México es novedosa por muchas razones: es una convocatoria abierta, no para formar un partido político sino para convocarlos junto con organizaciones sociales y la sociedad civil en general, para que participen”. En ese sentido, Hernández Rodríguez explicó que la iniciativa busca "construir un canal para que la ciudadanía inconforme con la 4T, que no ha encontrado una canalización adecuada ni en los partidos ni en los liderazgos, pueda materializarse como una oposición política al régimen".
Al igual que Hernández Rodríguez, el doctor Francisco Javier Jiménez Ruiz de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dijo que un aspecto positivo de Sí por México es que "pone sobre la mesa la posibilidad de crear una agenda común no sólo electoral, sino de futuros gobiernos de coalición”, lo que asimismo podría abonar al fortalecimiento de la democracia en México si se conforma como una oposición o elemento de equilibrio al gobierno, no sólo a través de la critica y de la fiscalización de acciones, sino por medio de la propuesta de soluciones a problemas nacionales.
Sin embargo, el experto en teoría de juegos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales advirtió que “todos los proyectos que han existido últimamente en el país no dejan de ser proyectos de grupo y de intereses de grupo”, ya que todavía no hay propuestas que contengan o enarbolen una defensa integral e incluyente de los intereses de las mayorías del país.
"Ni siquiera el proyecto de la Cuarta Transformación logra ser plenamente integrador e incluyente. Es decir, atiende a sectores determinados de la población, a los sectores empobrecidos, por ejemplo, pero deja afuera a otros sectores de la población y los agrede en términos económicos, sociales y culturales, y los excluye de la toma de decisiones”, abundó.
Para Jiménez Ruiz, el problema en éste caso no sólo radica en la posibilidad de conformar una oposición que tenga posibilidades de acceso real al poder, sino lo que está detrás de eso: las personas que definen qué es el interés nacional, "que generalmente lo determinan quienes tienen acceso a medios para ejercer poder”.
Acerca de éste último punto, el empresario Carlos Chavira Rodríguez mencionó que hay varios hombres de negocio, políticos y exfuncionarios públicos que apoyan a Sí por México y que están ligados a grupos de interés afines a gobiernos anteriores. Por ello, el también expresidente del Centro Empresarial de la Coparmex en Ciudad Juárez (Chihuahua) recalcó que no es una iniciativa del sector empresarial, sino de un segmento de éste "que vio perder sus privilegios y que los quiere de vuelta”. Una pléyade que no está libre de oportunistas "que lo único que desean es forzar una negociación política” para obtener beneficios personales.
Lo anterior coincide con lo expresado por el doctor Ricardo de Jesús Tirado Segura del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, para quien Sí por México sólo "se trata de formar un frente electoral” con intereses privados de por medio, en que los empresarios involucrados aportarán recursos, los partidos registro político y las asociaciones civiles, difusión.
“Esto se trata, digamos, de impactar; de dar un golpe mediático y de decir ‘miren cuántos somos’”. De acuerdo con el experto en actores y procesos sociales, Sí por México es un proyecto que aún no está definido y que probablemente no tenga futuro como movimiento ciudadano, porque se trata de un instrumento político de personas que han demostrado tener una agenda pública propia basada en intereses personales, como en el caso de Claudio X. González Guajardo y Gustavo de Hoyos Walther.
NUEVO ORDEN, NUEVA DISIDENCIA
Aún es pronto para saber si la iniciativa Sí por México aboga por intereses comunes o privados, e incluso, si será benéfica o perjudicial para la ciudadanía mexicana. Por ahora, dijo a SinEmbargo el doctor Tirado Segura, el reto del bloque es convencer a la iniciativa privada y a la clase media de apoyarlos, porque hablar de 400 organizaciones o de más de 14 mil simpatizantes no es mucho.
Por su parte, Hernández Rodríguez dijo que hay que concederle el beneficio de la duda a Sí por México, ya que independientemente de sus integrantes, será a partir de las propuestas de acción que "podremos ver si lo que se trata de defender son intereses privados, o si se trata de crear un frente que modifique muchas de las decisiones arbitrarias que está tomando éste Gobierno”.
Más allá de lo que podríamos esperar del proyecto impulsado por el empresario Claudio X. González Guajardo, los analistas consultados refirieron que ésta propuesta sí está ligada a las tensiones entre el Presidente de la República y parte del sector empresarial que dejó de tener la influencia que tuvo en sexenios anteriores.
"Ahora que asciende a la Presidencia de la República un proyecto que pretende transformar lo hecho durante las décadas pasadas, especialmente por la clase política tecnocrática que instauró el modelo del Consenso de Washington, hoy en éste contexto, resurgen grupos de empresarios, grupos políticos y miembros de una nueva clase política que consideran que el modelo de transformación de la 4T afecta directamente al modelo de nación que se estaba instaurando en México, y desde luego afecta a los actores del modelo que los neoliberales habían logrado instaurar en México”, dijo a SinEmbargo el doctor Jiménez Ruiz.
Lo anterior sucede en un contexto en que confluye una debilidad de instituciones de participación democrática como los partidos políticos, cuya debilidad y desgaste contrasta con la fortaleza de Morena.
“Los partidos políticos quedaron enormemente golpeados después de las elecciones del 2018. Su representación política es muy pobre, muy reducida, y lo más delicado del asunto es que además del desprestigio que arrastran desde hace tiempo, tampoco han creado los liderazgos suficientes como para que la sociedad, incluidos los empresarios, los vean como una opción para representar a la oposición al régimen. En esas condiciones, la propuesta de Sí por México lo que está haciendo es obligar a la negociación entre partidos y privados para generar una opción de representación de intereses que tampoco han sido atendidos por el Gobierno en turno", abundó Jiménez Ruiz.
Además de los cambios en materia de negociación entre sectores sociales y los problemas de representación relacionados con organizaciones políticas tradicionales, los especialistas mencionaron que un fenómeno como Sí por México también responde a la cerrazón del Gobierno de López Obrador.
"En éste Gobierno ha habido un discurso de desacreditación a cualquier disidencia, a cualquier oposición, y el Presidente de la República ha hecho todos los días un deporte de estar condenando y acusando a cualquiera que sea un opositor a él o discrepe, acusándolo de corrupto, de defender privilegios, etcétera. En éste contexto, que hayan aparecido los empresarios y que la iniciativa surja de ellos, naturalmente abona a las acusaciones y al interés de generar contrapesos", explicó el doctor Hernández Rodríguez.
Lo anterior, junto con el despliegue de políticas sociales basadas en subsidios, más que en políticas de desarrollo productivo e industrial, ha hecho que algunos representantes de la clase media y alta –incluidos empresarios y políticos– unan fuerzas para limitar el poder de la Cuarta Transformación del Presidente AMLO.
Al respecto, el empresario Carlos Chavira Rodríguez aseguró que se trata de una relación entre los poderes político y empresarial de un grupo cerrado de intereses que “no beneficia a la inmensa mayoría de empresarias y empresarios y tampoco a todos los políticos. […] Aquí lo que sucede es que ya no tienen la influencia del pasado […]. Cambiaron las cosas y eso los obliga, por primera vez, a salir a la luz pública a defender los privilegios que tenían y que eran a costa del erario".