Ni la estupenda caracterización de Gillian Anderson como la “dama de Hierro” ni la popularidad del personaje de Lady Di (interpretada por la joven Emma Corrin) son suficientes para arrebatar el protagonismo a las dos mejores actrices de la serie, que se despiden a lo grande de sus personajes.
Por Alicia García de Francisco
Madrid, 15 de noviembre (EFE).- The Crown llegó en su cuarta temporada a los años 80 y la irrupción de una débil y aniñada Lady Di rivaliza con la fortaleza de Margaret Thatcher en los nuevos capítulos de la serie de Netflix, en la que, de nuevo, los mejores momentos están a cargo de Olivia Colman y Helena Bonham Carter.
La reina Isabel y su hermana, la princesa Margarita, pierden espacio en esta nueva entrega de la serie, que se estrena este domingo en Netflix, pero es imposible batir la maestría de Colman y Bonham Carter, que se apoderan de la ficción cada vez que aparecen en pantalla.
Ni la estupenda caracterización de Gillian Anderson como la “dama de Hierro” ni la popularidad del personaje de Lady Di (interpretada por la joven Emma Corrin) son suficientes para arrebatar el protagonismo a las dos mejores actrices de la serie, que se despiden a lo grande de sus personajes.
A partir de la quinta temporada, Imelda Staunton y Lesley Malville tomarán el relevo e interpretarán a la reina y su hermana. Tampoco Corrin repetirá como Lady Di, que en las dos últimas temporadas de la serie estará a cargo de Elizabeth Debicki.
Habrá que esperar a 2022 para comprobar si Staunton y Malville consiguen hacer olvidar a Colman y Bonham Carter, pero mientras, se puede disfrutar de sus grandes interpretaciones en esta cuarta temporada.
La relación y el enfrentamiento entre la reina Isabel y Thatcher -primera mujer en ocupar el cargo de primer ministro de Gran Bretaña- regalan los mejores momentos de los 10 capítulos de una temporada que llega precedida de un gran interés por ver en la pantalla a Diana Spencer.
Tras una tercera entrega en la que el príncipe Carlos deja escapar a Camilla Shand, que se casa con Andrew Parker Bowles, The Crown inicia la cuarta con el príncipe Carlos (de nuevo Josh O’Connor) a la desesperada búsqueda de una esposa y futura reina.
Peter Morgan, el creador y guionista de la serie, traza un retrato de Lady Di con poca condescendencia. La presenta como una joven frágil, inexperta, con escasa preparación y problemas de bulimia, acrecentados por la frialdad de su marido y de la familia real.
Una historia de la que se ha contado todo y que está fresca en la memoria colectiva ya que desde el fallecimiento de la princesa Diana, en 1997, no ha quedado ni un solo detalle de su biografía sin escudriñar.
Por la pantalla, y con una soberbia puesta en escena, aparecen momentos ya míticos de la historia de lady Di. Desde el anuncio del compromiso y la boda hasta su primer viaje oficial a Australia (secuencias rodadas en realidad en España) o sus primeros encuentros con la amante de su marido. Todo tan real como conocido.
Si a eso se le añade que el trabajo de Emma Corrin es más de imitación que de interpretación, el resultado es que lo más interesante de la nueva temporada de la serie está en muchos otros personajes.
Está en una reina que empieza a ver cómo su estructura familiar se tambalea, en una princesa Margarita que comienza a experimentar problemas de salud y que descubre secretos oscuros de su familia, en un príncipe Carlos que ha perdido el amor de su vida o en una princesa Ana que se siente injustamente apartada.
Sin olvidar el certero retrato de Margaret Thatcher, una poderosa y despiadada mujer en un mundo de hombres y que al tratar de imponerse multiplicó los defectos de sus antecesores.
Gillian Anderson se mete en la piel de Thatcher no solo en sus gestos, también en su actitud, lo que le permite protagonizar un duelo de altura con Colman/Isabel II.
Porque aunque esta nueva entrega de The Crown parecía destinada a glorificar a Diana Spencer, en realidad sigue siendo un terreno dominado por la reina Colman y su ayudante y hermana, Margarita.