Representantes del próximo Gobierno federal se reunirán en 10 días con ejidatarios de Bacalar, para presentarles el proyecto del Tren Maya, y explicarles que sus terrenos no serán expropiados o enajenados, sino se están analizando mecanismos para que los propietarios o ejidos sean directamente accionistas del proyecto, de forma minoritaria.
Por Patricia Hernández Goñi
Cancún, Quintana Roo, Ciudad de México, 15 de noviembre (EFE).- El mayor problema en la construcción del Tren Maya es el impacto en el medio ambiente, afirmó hoy el encargado del proyecto y próximo director del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), Rogelio Jiménez Pons.
De ahí la importancia de convencer a la gente, con acciones reales, no discursos, de que se cuidará el medio ambiente, dijo Jiménez Pons.
“Tenemos que ser objetivos, convocar también a las comunidades ambientalistas a que busquemos un escenario de objetividad a fin de evaluar las cosas”, agregó.
El Tren Maya es el proyecto de infraestructura más ambicioso para el desarrollo del sureste de México por sus implicaciones económicas y el desarrollo turístico de la región.
Es también el proyecto estrella de infraestructura del nuevo Gobierno del izquierdista Andrés Manuel López Obrador y se calcula que tendrá un coste aproximado de 150 mil millones de pesos (alrededor de 7 mil 500 millones de dólares), aunque esta cifra puede aumentar en función de los diferentes trazados.
En el “Tercer Foro Regional de Sustentabilidad: Hacia una Ciudad Próspera” que se celebra en Cancún, Jiménez Pons destacó en la ponencia “Tren Maya, proyecto estratégico de prosperidad” que se requiere de un equilibrio entre las cuatro patas del desarrollo: la económica, la social, la ambiental y la cultural.
“Si garantizamos ese equilibrio podemos estar haciendo cosas a largo plazo para las próximas generaciones”, dijo.
Agregó que el proyecto está intensamente ligado a una base técnica, académica, científica, con grupos de reconocida trayectoria en la materia para que sirvan de interlocutores con los grupos ambientalistas y se eviten confrontaciones estériles.
“El tema ambiental es fundamental, pero el tema social es determinante. Más que jaguares gordos prefiero que no haya niños famélicos”, indicó.
Por otra parte, Jiménez Pons respondió a las declaraciones que hizo el titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Rafael Pacchiano, en el sentido de que la obra del Tren Maya tendría que ser clausurada si comenzase el 16 de diciembre por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) porque no existe estudio de impacto ecológico.
“No es procedente porque en Palenque, Chiapas, no se requiere ninguna Manifestación de Impacto Ambiental (MIA)”, agregó.
Reiteró que el banderazo inicial se dará en la fecha anunciada por el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, el 16 de diciembre, con una ceremonia en Palenque (Chiapas), pues no es necesario que exista dicho estudio ya que existe vía férrea y ya hubo un análisis ambiental.
Añadió que donde no hay estudios de impacto ambiental es en la parte nueva que se inicia y se convoca al proyecto ejecutivo que va de Escárcega hacia Calakmul, Chetumal y Cancún.
“Es la parte del proyecto ejecutivo que se convoca y que va a ser en un año, al término de eso se culminará con los estudios correspondientes”, explicó.
Reveló además que las primeras licitaciones para el Tren Maya se darán a partir del 17 de diciembre, principalmente de obras inducidas; es decir, acondicionamiento de los sitios por donde correrá la vía del tren en el tramo Escárcega-Tulum.
Actualmente, comentó, ya trabajan con el Gobierno del estado para comenzar el trabajo social de negociación a fin de mover asentamientos irregulares que se encuentran en la zona del tren, además de otros trabajos urbanos y programas de vivienda para que en torno al proyecto se genere un nuevo ordenamiento territorial.
Por esta razón, representantes del próximo Gobierno federal se reunirán en 10 días con ejidatarios de Bacalar, para presentarles el proyecto del Tren Maya, y explicarles que sus terrenos no serán expropiados o enajenados, sino se están analizando mecanismos para que los propietarios o ejidos sean directamente accionistas del proyecto, de forma minoritaria.