Mientras que para las economías avanzadas la deuda en riesgo a tres años se ha reducido ligeramente respecto a los máximos observados durante la pandemia y se estima en el 134 por ciento del PIB, para las economías emergentes y en desarrollo se ha incrementado hasta el 88 por ciento del PIB.
Ciudad de México, 15 de octubre (SinEmbargo).- El nivel de deuda pública en todo el mundo es muy elevado y se prevé que supere los 100 billones de dólares (91.5 billones de euros) este año, lo que equivale al 93 por ciento del PIB global, según estima el Fondo Monetario Internacional (FMI). Se anticipa que la cifra seguirá aumentando durante el resto de la década y rondará el 100 por ciento del PIB mundial para 2030.
De este modo, el ratio de deuda sobre PIB a nivel mundial se situaría diez puntos porcentuales por encima de la cota observada en 2019, antes de la pandemia, según recoge el primer capítulo del informe “Monitor Fiscal”, publicado por la institución antes de sus reuniones anuales de otoño junto al Banco Mundial, que se celebrarán la próxima semana en Washington.
Además, los autores del estudio advierten que es probable que el nivel de deuda pública mundial sea peor de lo que parece, ya que, si bien se espera que la deuda pública se estabilice o disminuya en dos tercios de los países, los niveles de deuda futuros podrían superar las proyecciones. Será necesario realizar ajustes fiscales mucho mayores de los previstos para que la probabilidad de estabilizar o reducir la deuda sea alta.
En este sentido, aparte de la experiencia histórica que demuestra que las proyecciones tienden a infravalorar sistemáticamente los niveles de deuda, el FMI señala que el discurso político en cuestiones fiscales se ha inclinado cada vez más hacia un aumento del gasto público. La incertidumbre en materia de política fiscal ha aumentado, mientras crecen las presiones sobre el gasto para abordar la transición verde, el envejecimiento, la seguridad y otros retos a largo plazo.
En su análisis, el FMI estima que la deuda en riesgo mundial, el nivel futuro de deuda en un escenario adverso extremo, llegaría al 115 por ciento del PIB en 2026, lo que supone casi 20 puntos porcentuales más que las proyecciones del escenario base.
Esto se debe a que los elevados niveles de endeudamiento actuales amplifican los efectos de un crecimiento más débil o de condiciones financieras más restrictivas y diferenciales más altos sobre los niveles de deuda futuros.
No obstante, subraya que la deuda en riesgo varía significativamente de un país a otro. Mientras que para las economías avanzadas la deuda en riesgo a tres años se ha reducido ligeramente respecto a los máximos observados durante la pandemia y se estima en el 134 por ciento del PIB, para las economías emergentes y en desarrollo se ha incrementado hasta el 88 por ciento del PIB.
Es importante señalar que los países son cada vez más vulnerables a factores mundiales que afectan a sus costes de endeudamiento, incluidos los efectos transfronterizos de un aumento de la incertidumbre en torno a las políticas en países de importancia sistémica, como Estados Unidos. La deuda no identificada es otro motivo por el que la deuda pública puede ser considerablemente más alta de lo previsto. Históricamente, la deuda no identificada ha oscilado entre el un por ciento y el 1.5 por ciento del PIB en promedio y aumenta de manera pronunciada durante períodos de tensión financiera.
Mayor consolidación fiscal. De este modo, si la deuda pública es más elevada de lo que parece, los autores del informe concluyen que probablemente el esfuerzo fiscal actual sea menor de lo necesario y advierten que la consolidación fiscal es crucial para contener los riesgos de la deuda.
A este respecto, sostienen que el momento actual es adecuado para sanear las cuentas públicas, ya que la inflación se está moderando y se espera que los bancos centrales relajen su política monetaria. Las economías están en mejores condiciones para absorber el efecto económico del endurecimiento de la política fiscal.
Asimismo, avisan que cualquier retraso será costoso y arriesgado. Posponer las medidas de consolidación en países donde se prevé que la deuda siga al alza, como Francia, Italia, Reino Unido y Estados Unidos, hará que el ajuste necesario sea aún mayor.
Por otra parte, la experiencia demuestra que una deuda elevada y la ausencia de planes fiscales creíbles pueden desencadenar reacciones adversas de los mercados, lo que limitaría el margen de maniobra en caso de turbulencia.
Según el análisis realizado, que tiene en cuenta riesgos nacionales específicos para las perspectivas de la deuda, los ajustes fiscales en curso, que alcanzarían en promedio el un del PIB hasta 2029, no bastarían para que la probabilidad de reducir de manera significativa o de estabilizar la deuda sea alta.
“Para que una economía media tenga una alta probabilidad de estabilización de la deuda, haría falta un endurecimiento acumulado de aproximadamente el 3.8 por ciento del PIB durante ese mismo período”, calculan, añadiendo que, en los países donde no se espera una estabilización de la deuda, como China y Estados Unidos, el esfuerzo necesario es sustancialmente mayor. No obstante, reconocen que “estas dos economías tienen a su disposición muchas más opciones de política monetaria que otros países”.
DISEÑO DE LAS MEDIDAS
En cualquier caso, el texto subraya que ajustes fiscales tan grandes, si no están bien calibrados, traerán consigo pérdidas considerables de actividad como consecuencia de la caída de la demanda agregada y pueden perjudicar a los grupos vulnerables, dando lugar a un aumento de la desigualdad. Por lo tanto, para mitigar los costes de la consolidación y lograr el apoyo ciudadano al necesario ajuste fiscal, es preciso diseñarlo con mucho cuidado.
De tal modo, la elección de las medidas fiscales es importante porque sus efectos no son iguales para todas y además implican disyuntivas. Los recortes de la inversión pública causan mayores pérdidas de producto y deterioran las perspectivas de crecimiento a largo plazo, mientras que reducir las transferencias sociales perjudica a los hogares vulnerables y eleva la desigualdad. “Se necesita una combinación acertada de medidas centradas en las personas y en el crecimiento, que variará de un país a otro”, recomiendan los autores del informe.
En este sentido, en el caso de las economías avanzadas, abogan por impulsar reformas de los programas de prestaciones sociales, reorganizar las prioridades de gasto e incrementar la recaudación donde la carga impositiva sea baja. Mientras tanto, en las economías emergentes y en desarrollo hay mayor potencial de movilización de ingresos tributarios, ampliando las bases impositivas y mejorando la capacidad de administración de los ingresos públicos, al tiempo que refuerzan las redes de protección social.
Asimismo, sostienen la necesidad de que los ajustes vayan acompañados por “una gobernanza fiscal más estricta”, incluidos marcos a medio plazo creíbles, consejos fiscales independientes y una gestión de riesgos sólida.
PAÍSES EN RIESGO
El FMI advirtió sobre el creciente riesgo de los niveles de deuda pública en varias de las principales economías del mundo. El informe destaca que países como Brasil, Francia, Italia, Sudáfrica, Reino Unido, China y Estados Unidos están entre los más vulnerables a los aumentos de deuda. En estos países, la combinación de déficits primarios abultados, una inclinación política hacia mayores gastos públicos y la presencia de deudas no identificadas complican aún más la situación.
Estados Unidos y China: Ambas economías, las mayores del mundo, enfrentan crecientes déficits fiscales. Aunque tienen más herramientas de política económica disponibles, el gasto público elevado y las promesas electorales de reducción de impuestos aumentan la incertidumbre. Estas dos naciones tienen un alto riesgo de contagio a otras economías debido a sus niveles de deuda y la volatilidad de sus políticas fiscales.
Francia e Italia: En Europa, Francia e Italia destacan por sus elevados niveles de deuda. La necesidad de reformas de las prestaciones sociales y la redefinición de las prioridades de gasto son urgentes para evitar una crisis fiscal. Sin embargo, la falta de planes fiscales creíbles podría desencadenar reacciones adversas en los mercados.
Brasil y Sudáfrica: En América Latina y África, respectivamente, Brasil y Sudáfrica enfrentan graves desafíos fiscales. La incapacidad para estabilizar sus deudas podría llevar a una crisis de confianza, limitando la capacidad de estas economías para manejar perturbaciones económicas.
Reino Unido: El Reino Unido, con un creciente endeudamiento y promesas de exenciones fiscales, también está en la lista de países en riesgo. El FMI sugiere que se debe actuar tanto sobre el gasto como sobre los ingresos para estabilizar o reducir la deuda.
Ante el escenario mundial que alerta, el FMI destacó la necesidad de que estos países implementen políticas fiscales cuidadosamente diseñadas que protejan el crecimiento económico y a los hogares vulnerables. Las políticas deben ser acompañadas por una gobernanza fiscal más estricta y marcos a medio plazo creíbles.
El informe concluye que, con la moderación de la inflación y la previsión de que los bancos centrales flexibilicen la política monetaria, ahora es el momento oportuno para que estos países tomen medidas decisivas para sanear sus cuentas públicas y evitar una crisis de deuda.
– Con información de Europa Press