La familia en el centro de la historia, que debuta el viernes en Netflix, no es cualquiera. El padre, interpretado por el actor español Ernesto Alterio, es el subdirector general de prisiones y se encarga de reprimir a republicanos y homosexuales por su propia mano. La madre, encarnada por Cecilia Suárez, es una mujer mexicana que ante este ambiente asfixiante decide enviar a su hijo Gabino a México.
Por Berenice Bautista
CIUDAD DE MÉXICO 15 de octubre (AP).— El director mexicano Manolo Caro desea evitar los errores del pasado que retrata Alguien tiene que morir, una miniserie sobre una familia conservadora en la España de Franco cuyo único hijo es homosexual.
La familia en el centro de la historia, que debuta el viernes en Netflix, no es cualquiera. El padre, interpretado por el actor español Ernesto Alterio, es el subdirector general de prisiones y se encarga de reprimir a republicanos y homosexuales por su propia mano. La madre, encarnada por Cecilia Suárez, es una mujer mexicana que ante este ambiente asfixiante decide enviar a su hijo Gabino a México.
Gabino, a quien da vida Alejandro Speitzer, regresa a España a visitar a su familia, pero no llega solo: viene acompañado por Lázaro, un amigo bailarín mexicano interpretado por Isaac Hernández con el que planea recorrer Europa. Las cosas se complican cuando su familia — incluida la abuela interpretada por la primera actriz Carmen Maura — tiene otros planes para él: un matrimonio arreglado con la hija de una familia adinerada (Ester Expósito). Pero Gabino está enamorado de Lázaro.
“Recuerdo que mientras lo hacíamos (el rodaje) había una reflexión muy grande y personal de darme cuenta de todo lo que creemos que hemos evolucionado y de lo mucho que nos falta, de sentir que estamos tan lejos pero tan cerca a la vez”, dijo Speitzer a reporteros en una videollamada reciente desde España.
Caro retoma su mancuerna con Suárez después de las tres temporadas de la serie de Netflix La casa de las flores y películas como Perfectos desconocidos, Elvira, te daría mi vida pero la estoy usando y La vida inmoral de la pareja ideal. El director dijo sentirse como “en casa” al trabajar con ella nuevamente, y Suárez lo correspondió.
“Han sido muy bonitos los comentarios de Carmen (Maura) respecto a nuestra relación”, dijo la actriz. “Decir qué suerte tenerse para poder seguir experimentando, para poder seguir transitando la exploración creativa juntos y eso la verdad ha sido muy bonito escucharlo de alguien con la sabiduría y la trayectoria que ella tiene”.
Caro estaba nervioso ante la posible reacción en España sobre su manejo del tema del franquismo siendo extranjero, por lo que buscó un equipo de guionistas con las bases que le brindaran seguridad a nivel histórico.
“Tengo dos escritores maravillosos, Hernando Pérez, un escritor español, y (la mexicana) Monika Revilla, que es una biblioteca y una mujer increíble que tiene una pluma maravillosa. Iba muy bien resguardado a la hora de investigar y de escribir”, dijo el cineasta.
Una vez colocado el marco de esta época, Caro vuelve a poner la lupa sobre los secretos y las apariencias que se guardan en las familias, en esta ocasión en una sociedad ultraconservadora. El drama avanza hacia el escándalo público y a nivel micro entre cuatro paredes con familias que obligan a sus hijos a comportarse de cierta manera y los llenan de prejuicios.
“Creo que ‘Alguien tiene que morir’ llega en un momento de nuestras vidas donde los crímenes de odio, la persecución, polarizar, y que nos quieren casi obligar a la autocensura — Me parece aterrador y si no revisitamos qué hemos pasado por ese lugar y cómo la historia lo marcó, vamos a seguir cometiendo errores”, dijo Caro. “Los estamos repitiendo, y eso es lo desagradable, lo triste y lo que me angustia. Esto está sucediendo hoy en muchas partes del mundo”.
La serie transcurre en edificios imponentes, con diálogos tensos pero muchas veces con voces atenuadas. Para el actor Carlos Cuevas, quien interpreta a un viejo amigo de Gabino y hermano de su prometida, el ambiente represivo hacía que la gente de la época viviera en una especie de bola de cristal.
“Mis padres (que son catalanes) me cuentan que cuando tenían mi edad cruzaban a Francia para ver las películas que (en España) estaban censuradas por la dictadura”, dijo. “Es verdad que el contexto tiene un peso muy importante en los personajes. A mí me da mucha pena pensar en lo que podían haber llegado a hacer si no hubiera sido por el contexto”.
Hernández, Premio Benois de la Danse 2018, debuta como actor con su papel de Lázaro. Dijo que él y Caro buscaron proyectar una imagen atractiva del ballet para el público masivo, incluyendo jóvenes que pudiesen estar interesados en adentrarse en este arte.
“Al final lo trataba de ver como un baile, como una coreografía”, dijo Hernández. “Lo que sí fue interesante es darme cuenta en los diferentes tonos, normalmente en el escenario es algo mucho más melodramático. Encontrar el tono adecuado fue donde el trabajo de Manolo y de mis compañeros (de elenco) fue fundamental”.
Carlo también lo impulsó a investigar sobre el ballet en ese momento histórico. Indagaron qué tipo de danza se estaba produciendo, qué tipo de teatro y cómo era la vida de un bailarín de la época.
“Sirvió hacer esa investigación para poder entender más o menos que el ballet en México apenas se estaba profesionalizando y de ahí nació el deseo de Lázaro de tener una carrera en Europa”, dijo Hernández, quien es bailarín principal del Ballet Nacional de Inglaterra y ha desarrollado su carrera en compañías de San Francisco, Holanda y Roma, entre otras. “Yo me encontré con esa misma situación 70 años después, cuando decido dedicarme al ballet en México”.