Author image

Jorge Alberto Gudiño Hernández

15/09/2024 - 12:01 am

Escritura, lectura e IA (4)

Estoy seguro de que ya existen libros publicados que fueron escritos por IAs. Algunos fueron corregidos y limpiados para borrar los rastros o las inconsistencias, pero de que existen, existen.

Ocho diarios estadounidenses demandaron a OpenAI, creadora de ChatGPT, y a Microsoft, acusando a esas empresas tecnológicas de haber “sustraído millones” de artículos periodísticos protegidos por derechos de autor sin autorización y sin pagar, para entrenar a sus chatbots de inteligencia artificial. Foto: La aplicación ChatGPT de OpenAI se muestra en un iPhone en Nueva York, el 18 de mayo de 2023.
OpenAI es la compañía creadora de ChatGPT. Foto: Richard Drew, Archivo, AP.

Siguiendo con los textos escritos por una IA, pongo sobre la mesa algunos asuntos universitarios. Ya son varios colegas los que han encontrado textos generados por una máquina entre los que les entregan sus alumnos. No es fácil distinguirlos, pero sigue habiendo manera de detectarlos. Es claro que el objetivo de la enseñanza no es que el alumno entregue un trabajo que no fue elaborado por él mismo, salvo que así se indique (volveré a ello más tarde).

Cuando estudié Ingeniería, en la última década del milenio pasado, nos dejaban proyectos de programación muy difíciles. Pasábamos horas de desvelo con una angustia que crecía conforme se acercaba la fecha de entrega. Quien ha programado, sabe que siempre hay baches que superar y que, tras algún mal momento, un programa que funcionaba podía ya no hacer nada: no correr, pues.

Las siguientes décadas abrieron la puerta para facilitar el trabajo. Hoy en día, basta con hacer una búsqueda más o menos exhaustiva para encontrarnos con un programa similar al que se le pide al estudiante. Con él en su computadora, puede hacer modificaciones estéticas o ajustes de algún tipo para tener un programa que, en apariencia, cumpla con todos los requisitos exigidos y que funcione muy bien. Dependiendo del nivel de aplicación del plagiario, se pueden entregar proyectos muy buenos. Y eso, sin la intervención de la IA. Compadezco un poco a colegas de cursos de programación pues ya no están en condiciones de encontrar esos plagios con facilidad.

Es cierto que antes también podía haber un alumno excepcional que le ayudara a otros. Se sabe, incluso, que había quienes cobraban por hacerlo. Lo mismo que siempre ha habido quien escribe ensayos o trabajos académicos para otros alumnos.

Es claro que el problema siempre ha sido que hay unos cuantos que prefieren encontrar la forma de salvar la materia a aprender, pero ése es un asunto que no puede ser resuelto. Se supone que quien estudia algo lo hace para aprender, pero es claro que no siempre es así: hay quien va en busca de un título o una calificación.

Ahora, me cuentan algunos alumnos, es posible pedirle a una IA el programa necesario y ésta generará uno propio, nuevo, sin que sea una copia de otro existente. Al parecer, también están llenos de procedimientos y funciones innecesarias, son mucho más extensos que los hechos por personas y tienen claras muestras que se pueden diferenciar. El asunto es que no resulta sencillo hacerlo. Existen programas con miles de líneas de código donde no cualquier profesor se puede zambullir. De nuevo, como lo mencioné en mi columna anterior, parece ser que los más capacitados para detectar si un programa fue generado por IA es otra IA. Una locura recursiva.

Vuelvo a lo que comenté en el primer párrafo: existen universidades que, conscientes de la existencia de estas herramientas, fomentan su uso. La restricción es justo que el alumno indique cuándo un texto, un trabajo o un programa fue elaborado por este medio. Esto no sólo sirve para evitar los engaños, sino que, de alguna forma, también es útil para que los estudiantes desarrollen sus habilidades en el uso de las IA.

Pero no todos avisan. Ni en el mundo académico ni en los otros.

Estoy seguro de que ya existen libros publicados que fueron escritos por IAs. Algunos fueron corregidos y limpiados para borrar los rastros o las inconsistencias, pero de que existen, existen. ¿Qué tan diferente es esto de tantos otros libros escritos por autores fantasmas que cobran su trabajo a una personalidad para la que es importante tener un libro propio, aunque no sea de su autoría? No lo sé, al menos no en términos éticos. Seguiré indagando al respecto.

Eso sí, no quiero ser el lector al que, de pronto, se le engañe haciéndole pasar un texto producido por una máquina en lugar de una persona. Aunque, quién sabe, en una de ésas es bastante bueno.

Jorge Alberto Gudiño Hernández
Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.

Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas