Las banderas, las camisetas, los sombreros de la selección de futbol mexicana e incluso los bigotes postizos del revolucionario Pancho Villa han vuelto esta semana a tomar las calles, de donde habían desaparecido desde que México fue eliminado en el Mundial de Rusia de este verano. También proliferan estampas de grandes figuras de la historia de México, entre las que todavía no se encuentra López Obrador: “Cuando asuma (el poder), ya lo tendremos por aquí”, dice entre risas una vendedora de productos patrios.
Para el coordinador del Centro de Estudios Políticos de la UNAM, la comparación que hace López Obrador de su victoria con la gesta independentista es “una estrategia de comunicación política” que no podrá juzgarse hasta que el político haya finalizado su mandato.
Por Eduard Ribas i Admetlla
México, 15 de septiembre (EFE).– Como cada 15 de septiembre, las calles, instituciones y comercios de México se han engalanado con la bandera nacional para conmemorar la independencia del país, que este año se celebra con la expectativa de la profunda “transformación” que ha prometido el Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.
El líder izquierdista, que asumirá la Presidencia el 1 de diciembre, promete llevar a cabo durante su mandato una revolución similar a la gesta independentista iniciada por el cura Miguel Hidalgo la noche del 15 de septiembre de 1810, en el pueblo de Dolores, en el céntrico estado de Guanajuato.
De hecho, la denominada “cuarta transformación de la vida pública de México” es la sucesora natural de la Independencia, las reformas liberales del siglo XIX y la Revolución mexicana de 1910, según ha insistido López Obrador.
Eso sí, esta transformación, que pretende erradicar la violencia, la corrupción y la desigualdad de México, será la primera revolución en la que “no se derramará sangre”, destacó en varias de sus intervenciones.
Las banderas, las camisetas, los sombreros de la selección de futbol mexicana e incluso los bigotes postizos del revolucionario Pancho Villa han vuelto esta semana a tomar las calles, de donde habían desaparecido desde que México fue eliminado en el Mundial de Rusia de este verano.
También proliferan estampas de grandes figuras de la historia de México, entre las que todavía no se encuentra López Obrador: “Cuando asuma (el poder), ya lo tendremos por aquí”, dice entre risas una vendedora de productos patrios.
López Obrador “genera unas altas expectativas y seguramente se le juzgará por ello”, explicó a Efe Khemvirg Puente, coordinador del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La primera victoria electoral de un líder izquierdista provocó la noche del pasado 1 de julio un histórico baño de júbilo en el centro de Ciudad de México, donde unas 80 mil personas vitoreaban “¡Es un honor, estar con Obrador!” y “¡Sí se pudo!”.
Para Puente, la comparación que hace López Obrador de su victoria con la gesta independentista es “una estrategia de comunicación política” que no podrá juzgarse hasta que el político haya finalizado su mandato.
“López Obrador se refiere a una transformación en todas las dimensiones de la vida pública. No solo constitucional, sino un nuevo modelo económico y desterrar vicios históricos como la corrupción o la violencia”, dice Puente. “Ojalá sea así”, agregó.
Los historiadores también tendrán que analizar de aquí a seis años si López Obrador es una figura comparable con los referentes históricos que tiene retratados en su casa de campaña.
Son Benito Juárez (1806-1872), Presidente que enfrentó la invasión francesa y estadounidense; Francisco Madero (1873-1913), precursor de la Revolución mexicana, y Lázaro Cárdenas (1895-1970), Presidente que nacionalizó el petróleo.
Puente recuerda que estos grandes líderes de la historia mexicana no se propusieron personificar un cambio radical, “sino que la historia los puso en su lugar”.
Probablemente muchos seguidores de López Obrador festejarán hoy la jornada con camisetas o peluches del líder izquierdista, pero quien protagonizará esta noche el tradicional Grito de Independencia será el todavía Presidente, Enrique Peña Nieto.
La ceremonia del Grito de Independencia tendrá lugar a las 23:00 horas desde el balcón central del Palacio Nacional ante la multitud congregada en el Zócalo capitalino, la plaza principal de la Ciudad de México.
“¡Mexicanos!, ¡Viva la Independencia Nacional!, ¡Vivan los héroes que nos dieron Patria y Libertad!, ¡Viva Hidalgo!, ¡Viva Morelos!, ¡Viva Allende!, ¡Viva la Corregidora!, ¡Viva Aldama!, ¡Viva Guerrero!”, grita cada año el líder del Ejecutivo.
“¡Viva!”, responden los asistentes al tiempo que agitan banderas tricolores. Luego el gobernante repite varias veces “¡Viva México!”. El acto hermana por un momento a los mexicanos y se cierra con fuegos artificiales y el sonido de campanas.
Tendrá que pasar un año más hasta que López Obrador, quien durante años ha organizado protestas en el Zócalo, pueda al fin ofrecer el “Grito” desde el balcón de su ansiado Palacio Nacional.