Empleados mexicanos que forman parte del programa de Trabajadores Agrícolas Temporales México-Canadá (PTAT) relataron a la CBC haber sufrido maltrato por parte de sus empleadores, falta de material para laborar, presión psicológica y amenazas de culminación del contrato.
Bajo condición de anonimato relataron que en las granjas donde trabajan no tienen derecho a recibir equipos especiales para tratar las verduras rociadas con pesticidas. “Siento que tengo dolores de cabeza que no tenía antes. Me imagino que es por respirar los pesticidas mientras trabajo en un lugar cerrado, como el invernadero”, dijo Francisco al medio.
Los trabajadores también denunciaron la falta de apoyo de las autoridades mexicanas. “Hablé con ellos una vez (Consulado), y no me apoyaron. Me dijeron (que la dirección) tenía derecho a enviarme de regreso a México porque no respeté mi contrato (al no trabajar después de mi cirugía)”, narró un jornalero.
Ciudad de México, 15 de septiembre (SinEmbargo).- Trabajadores agrícolas mexicanos en Canadá denunciaron que son víctimas de abuso, racismo y acoso por parte de empleadores canadienses, quienes operan bajo la omisión de las autoridades de ambos países, reveló una investigación del medio CBC.
El Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales México-Canadá (PTAT) incluye un permiso para laborar por tres u ocho meses en alguna granja agrícola de Ontario, Quebec, Toronto, la Columbia Británica, entre otras.
Pese a que el programa es considerado como necesario para los canadienses, defensores de migrantes aseguran que existen varias brechas que dan paso a abuso por parte de los empleadores.
En la temporada 2018 del PTAT, 26 mil jornaleros mexicanos viajaron a Canadá, según cifras de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).
Tres de esos trabajadores relataron a la CBC haber sufrido maltrato por parte de sus empleadores, falta de material para laborar, presión psicológica y amenazas de culminación del contrato.
Francisco, Juan y Rodrigo fueron tres de los trabajadores contactados por el medio canadiense. Bajo condición de anonimato relataron que en las granjas donde trabajan no tienen derecho a recibir equipos especiales para tratar las verduras rociadas con pesticidas.
“Siento que tengo dolores de cabeza que no tenía antes. No sé si provienen de tal o cual cosa. Me imagino que es por respirar los pesticidas mientras trabajo en un lugar cerrado, como el invernadero”, dijo Francisco al medio.
Mientras Juan y Rodrigo han tenido quemaduras en la garganta y la piel; sin embargo, no pueden expresarlo con sus empleadores porque si lo hacen, éstos exigen que continúen con su trabajo.
Además, están sometidos a un régimen de presión psicológica que los obliga a producir más para evitar que les suspendan el pago por algunas horas o días.
La CBC relata que en la granja existe un tablero que clasifica la productividad de cada trabajar y las personas que se encuentran al final de la lista se les deja de pagar, ya sea por algunas horas o días.
Uno de los jornaleros contactados por el medio canadiense declaró que sus patrones querían finalizar su contrato con cuatro meses de anticipación.
A principios de julio, apuntó el texto, Rodrigo fue hospitalizado por un cálculo renal. Sin contar con apoyo del empleador tuvo que firmar los permisos necesarios para su hospitalización y operación.
Tras ello, los médicos le recomendaron tomar una semana de reposo, pero el supervisor de la granja le exigió su presentación inmediata, pues, en caso de no hacerlo, su contrato sería rescindido con cuatro meses de anticipación.
EL MALTRATO
El PTAT inició en junio de 1974, por lo que a la fecha suma 43 años de antigüedad. Con el paso del tiempo se ha consolidado como una política bilateral que garantiza la movilidad de trabajadores agrícolas mexicanos de manera legal.
Los contratos que se firman tienen una temporalidad de tres u ocho meses. A quienes se inscriben en el programa se les garantiza protección bajo el sistema laboral canadiense, lo que les permite jubilarse en Canadá con hasta el 80 por ciento del salario base con el que laboraron, siempre y cuando hayan trabajado 8 años en ese país.
Cifras oficiales señalan que durante la administración de Enrique Peña Nieto, 109 mil 67 trabajadores agrícolas han viajado a Canadá como parte del programa.
En abril de este año, durante un encuentro entre el Secretario del Trabajo, Roberto Campa Cifrían, y trabajadores del PTAT, se denunciaron varios casos de maltrato en el campo canadiense.
Noé Castro Vázquez, originario de Tenancingo, Estado de México, relató en esa ocasión que algunos de sus compañeros de granjas aledañas son tratados como animales, que no se les permite salir ni a tirar su basura y tienen que bañarse con jícara y agua fría.
A pesar de que el Secretario del Trabajo se comprometió a atender estos casos y les proporcionó el número gratuito 1-877-49-62-003 con atención las 24 horas del día. Los casos de maltrato a los trabajadores en Canadá siguen apareciendo.
De acuerdo con CBC, los jornaleros mexicanos también sufren presión psicológica. “Es un sistema que se basa en la presión de producir siempre más, independientemente del desempeño de los trabajadores estacionales.
“Si les das el 80 por ciento, quieren que entregues el 90 por ciento. Y luego más del 100 por ciento”, dijo Rodrigo al medio.
Según las fuentes de CBC, todos los días, las personas que se encuentran en la parte inferior de la lista son suspendidas sin pago durante algunas horas o algunos días.
A principios de julio, Rodrigo tuvo que ser hospitalizado por unos días debido a un cálculo renal. Tuvo que firmar solo, sin entender, las formas relacionadas con su hospitalización y la cirugía que sufrió, detalló el texto.
Al salir del hospital y aunque una intervención como la que recibió requiere unos días de descanso, Rodrigo dijo al medio que su supervisor le exigió que volviera a trabajar inmediatamente.
SIN APOYO DEL GOBIERNO
El reportaje firmado por Isabelle Corriveau y Colin Côté-Paulett detalló que en Leamington, donde se ubica la mayoría de trabajadores mexicanos en Canadá, hay un consulado mexicano.
Según el consulado, para 2018, casi tres mil 800 trabajadores mexicanos han ido a trabajar al área de Essex-Kent-Lambton, un número que aumenta año tras año.
Cuando los autores del reportaje preguntaron a los trabajadores por qué no utilizaron el consulado mexicano, ellos les explicaron que “no ayudó mucho”.
“Hablé con ellos una vez, y no me apoyaron. Me dijeron [que la dirección] tenía derecho a enviarme de regreso a México porque no respeté mi contrato [al no trabajar después de mi cirugía]”, dijo Rodrigo al medio.
Por su parte, el Cónsul mexicano en Leamington, Alberto Bernal Acero, explicó a CBC que el consulado sabe que algunos empleadores explotan a los trabajadores mexicanos y que ellos intervienen.
”A veces [recurrimos] a la negociación para resolver el problema … En otros casos, el empleador, el supervisor o ambos no son razonables y no están dispuestos a cambiar sus hábitos. En estos casos, estamos tomando medidas más serias, como sacar a los trabajadores de las granjas y ayudarlos a llenar un informe con el Ministerio de Trabajo de Canadá. En el peor de los casos, la granja podría ser excluida del programa y no podría dar cabida a los trabajadores migrantes “, dijo Acero.
Chris Ramsaroop, de la organización Justicia para Trabajadores Migrantes, el programa de trabajadores agrícolas extranjeros es necesario, pero debe reconsiderarse para cubrir algunas de las lagunas que hacen que los trabajadores sean vulnerables.
“El programa funciona en una zona gris y porque los trabajadores que vienen están atados al empleador que los trae, tienen miedo de ejercer sus derechos y no poder trabajar en Canadá si lo hacen”, dijo Chris Ramsaroop, organizador de Justicia para los trabajadores migrantes.
Para Johanna Dennie, que trabaja con Legal Assistance Windsor y con frecuencia ayuda a los trabajadores extranjeros temporales, existen varias brechas en el programa.
Dennie explicó al medio que, dado que la presencia de los trabajadores está estrechamente vinculada a la voluntad del empleador de recibirlos, son más vulnerables si son abusados por su empleador. Según ella, por miedo a perder su trabajo y ser enviados de regreso a México, muchos no se atreven a denunciar el maltrato que sufren.