Algunas de las nuevas normas aprobadas por las universidades incluyen una prohibición a los acampados, límites a la duración de una protesta, permitir demostraciones solo en espacios designados y restringir acceso al campus solo para quienes tengan identificación universitaria.
Por Nick Perry y Jake Offenhartz
Nueva York, 15 de agosto (AP) — A medida que los estudiantes empiezan a regresar a clases en Estados Unidos, las universidades están anticipando un resurgimiento del activismo en contra de la guerra en Gaza, y algunas de ellas están adoptando reglas para limitar el tipo de protestas que estremecieron a las instituciones en la primavera.
Si bien las vacaciones veraniegas ofrecieron un descanso de las protestas, también le dieron tanto a los manifestantes como a los administradores la oportunidad de reagruparse y debatir estrategias previo al inicio de clases en el otoño.
Hay mucho en juego. En la Universidad de Columbia en Nueva York, donde comenzó una ola de acampados propalestinos, la Presidenta Minouche Shafik renunció el miércoles tras caer bajo intenso escrutinio por su manejo de los alzamientos. Su renuncia ocurrió apenas días después de que la institución confirmó que tres decanos habían renunciado tras reportes de que intercambiaron textos despectivos durante un foro universitario sobre la vida judía y el antisemitismo en la universidad.
Algunas de las nuevas normas aprobadas por las universidades incluyen una prohibición a los acampados, límites a la duración de una protesta, permitir demostraciones solo en espacios designados y restringir acceso al campus solo para quienes tengan identificación universitaria. Los críticos dicen que algunas medidas violan la libertad de expresión.
En la Universidad de Harvard, el borrador de un documento obtenido por el periódico estudiantil en el verano muestra que la institución estaba considerando prohibir los acampados nocturnos, los mensajes en tiza y los carteles no aprobados.
Muchos manifestantes estudiantiles en Estados Unidos han jurado proseguir con su activismo, alimentado por el creciente saldo de muertes en Gaza, que el jueves superó los 40 mil, según el Ministerio de Salud del territorio.
Las tensiones han ido subiendo desde el 7 de octubre, cuando milicianos del grupo palestino Hamás atacaron Israel y mataron a mil 200 personas, en su mayoría civiles, y se llevaron como rehenes a unas 250.
Mahmoud Khalil, uno de los líderes de las manifestaciones en Columbia, dijo que totalmente anticipa que las protestas continúen en el otoño, incluyendo los acampados.
“Mientras Columbia continúe invirtiendo y beneficiándose del apartheid israelí, los estudiantes continuarán su activismo de muchas distintas maneras”, dijo.
Añadió que unos 50 estudiantes todavía enfrentan medidas disciplinarias por las protestas de la primavera, luego de que se estancó un proceso de mediación. Culpó a la administración de Columbia por el impasse.
“A la universidad le encanta aparentar que está dialogando con los estudiantes, pero son todos pasos falsos con la intención de calmar a los donantes y su clase política”, dijo Khalil, estudiante de posgrado de la Escuela de Estudios Internacionales de Columbia. La universidad no ha respondido a mensajes pidiéndole comentario.
La universidad, ubicada en el alto Manhattan y una de las más prestigiosas del país, fue estremecida en la primavera por las protestas, culminando en escenas de policías con esposas livianas y escudos irrumpiendo en un edificio que había sido tomado por manifestantes propalestinos. Estallaron protestas en otras universidades, muchas de las cuales degeneraron en violencia con policías y más de tres mil arrestos.
A muchos de los estudiantes arrestados se les descartaron los cargos, pero otros todavía están a la espera de lo que decidan los fiscales. Algunos ya han tenido sus carreras académicas alteradas debido a suspensiones, diplomas retenidos y otras medidas disciplinarias.
Shafik estuvo entre las líderes universitarias que fueron llamadas al Congreso en la primavera. Ella fue duramente criticada por republicanos quienes la acusaron de no hacer lo suficiente para encarar inquietudes sobre antisemitismo en Columbia.
Anunció su renuncia en un email a la comunidad universitaria, apenas semanas antes del inicio de clases el 3 de septiembre. La universidad empezó el lunes a restringir el acceso al campus a personas con carnés universitarios o invitados registrados, diciendo que deseaba evitar “potenciales perturbaciones” al acercarse el nuevo semestre.
“Este período ha tenido un efecto considerable sobre mi familia, como lo ha tenido para otros en la comunidad”, escribió Shafik en su carta. “Durante el verano, he podido reflexionar y he decidido que apartarme en este momento sería lo mejor para permitirle a Columbia encarar los retos que tiene por delante”.
La junta directiva de Columbia anunció que Katrina Armstrong, CEO del Columbia University Irving Medical Center, será presidenta interina.
Los manifestantes propalestinos empezaron a montar sus acampados en el campus de Columbia durante la interpelación de Shafik a mediados de abril, cuando ella denunció el antisemitismo pero encaró críticas sobre la manera en que respondió a docentes y estudiantes acusados de prejuicios.
La universidad convocó a la policía para que despejara el acampado al día siguiente, pero los estudiantes volvieron e inspiraron una ola de protestas similares en otras instituciones del país, en que los estudiantes llamaron a las escuelas a cortar sus vínculos con Israel y con compañías que respaldan la guerra.
Aun después de que los acampados fueron despejados, Columbia decidió cancelar su ceremonia de graduación colectiva, permitiendo en lugar de ello ceremonias más pequeñas por parte de cada facultad por separado.
El campus estuvo mayormente tranquilo durante el verano, pero un medio noticioso conservador publicó en junio imágenes de lo que dijo eran mensajes de texto intercambiados por administradores el 31 de mayo, durante un foro titulado “La vida judía en el campus: Pasado, presente y futuro”.
Los administradores fueron separados de sus cargos y el 8 de julio Shafik dijo en una carta a la comunidad universitaria que los mensajes eran antiprofesionales y “de manera perturbadora recordaban antiguos estereotipos antisemitas”.
Los críticos de Shafik se regocijaron del fin de su presidencia, una de las más breves en la historia de la universidad.
Otras dirigentes universitarias han renunciado en meses recientes, en gran parte debido a su respuesta a las volátiles protestas en sus campus.
La presidenta de la Universidad de Pensilvania Liz Magill renunció en diciembre, luego de estar menos de dos años en el cargo.
Enfrentó presiones de donantes y críticas por sus declaraciones ante el Congreso, donde tras repetidas preguntas no fue capaz de decir que los llamados a favor del genocidio de los judíos violaban las normas de la universidad.
Y en enero, la presidenta de la Universidad de Harvard Claudine Gay renunció en medio de acusaciones de plagio y críticas similares sobre su testimonio ante el Congreso.