El jurado investigador determinó que una sucesión de obispos católicos y otros diocesanos trataron de defender a la Iglesia de una mala imagen pública y de demandas financieras al encubrir casos de abusos, negándose a denunciar casos ante la policía o persuadiendo a las víctimas de que guardaran silencio sobre lo sucedido.
Por Mark Scolforo y Marc Levy
Harrisburg, Pensilvania, Estados Unidos, 15 de agosto (AP).- Más de mil niños _y posiblemente muchos más _ fueron víctimas de abuso sexual por parte de centenares de sacerdotes católicos en seis diócesis de Pensilvania, aunque funcionarios eclesiales tomaron medidas para encubrirlo, dice el reporte de un jurado investigador que fue dado a conocer el martes.
El jurado dijo que considera que “el número real” de niños abusados pudiera ser de “miles”, toda vez que algunos archivos se perdieron y las víctimas temían hacer denuncias. El informe dice que más de 300 miembros del clero cometieron abusos en un periodo de décadas.
El Fiscal General de Pensilvania, Josh Shapiro, dijo que la pesquisa de dos años concluyó que hubo un encubrimiento sistemático por altos funcionarios de la iglesia en Pensilvania y el Vaticano.
“El encubrimiento fue sofisticado. Y mientras tanto, sorprendentemente, los líderes de la Iglesia mantuvieron documentos sobre el abuso y el encubrimiento. Esos documentos, de los propios ‘Archivos Secretos’ de la diócesis, fueron la columna vertebral de esta investigación”, señaló en una conferencia de prensa en Harrisburg.
Significativamente, el reporte responsabilizó al cardenal Donald Wuerl, ex obispo de Pittsburgh que ahora encabeza la archidiócesis de Washington, por lo que dijo fue su parte en el encubrimiento de los abusos.
Wuerl emitió el martes un comunicado en el que dijo que “actuó con diligencia, con preocupación por las víctimas y para prevenir actos futuros de abuso”.
El jurado investigador examinó las acusaciones de abusos en diócesis que abarcan más de la mitad de los 3.2 millones de católicos en el estado.
El panel determinó que una sucesión de obispos católicos y otros diocesanos trataron de defender a la Iglesia de una mala imagen pública y de demandas financieras al encubrir casos de abusos, negándose a denunciar casos ante la policía o persuadiendo a las víctimas de que guardaran silencio sobre lo sucedido.
Aún así, el informe podría no desembocar en justicia para las víctimas. Si bien la averiguación de casi dos años ha resultado en cargos contra dos clérigos _un cura que se ha declarado culpable y otro que al parecer obligaba a su víctima a confesarse después de cada abuso sexual_ la gran mayoría de los curas identificados como abusadores ya han fallecido o no pueden ser procesados porque los delitos han prescrito.
El documento se publica en un momento de renovado escrutinio y nuevos escándalos a los niveles más altos de la Iglesia católica estadounidense. El Papa Francisco despojó del ministerio al cardenal Theodore McCarrick y le ordenó una vida de oraciones y penitencia por acusaciones de que durante años había abusado de niños y de seminaristas adultos.