Los restos fósiles del pequeño mono ahora encontrado fueron hallados en el lado este de África, un hábitat diferente y alejado de los talapoines modernos, lo que sugiere una evolución de los monos guenon mucho más compleja de lo pensado, según el estudio.
Madrid, 15 de julio (EFE).- Un equipo internacional de investigadores ha descubierto restos fósiles de un pequeño mono que vivió en Kenia hace 4.2 millones de años.
Los responsables de este trabajo, que se publica en la revista Journal of Human Evolution, son científicos del Museo Nacional de Kenia y las universidades de Arkansas, Misuri y Duke, todas estadounidenses.
Este nuevo mono de pequeño tamaño se llama Nanopithecus browni y, según la investigación, tenía el mismo tamaño que el actual talapoin, la especie de mono viva más pequeña del Viejo Mundo.
Estos monos pesan solo entre 900 gramos y 1.4 kilos y forman parte de un grupo de monos llamados guenon; los talapoines viven en África central y oeste y están confinados a los bosques tropicales.
Sin embargo, los restos fósiles del pequeño mono ahora encontrado fueron hallados en el lado este del continente, en un lugar llamado Kanapoi, informa en una nota de prensa la Universidad de Arkansas.
El hábitat de esta zona era seco, cubierto de pastizales y bosques abiertos, un lugar muy diferente de los bosques tropicales de Camerún y Gabón en África centro-oeste, según las mismas fuentes, que recuerdan que en Kanapoi es donde se encontraron restos de algunos de los primeros antepasados humanos, Australopithecus anamensis, que habrían vivido junto a los Nanopithecus browni.
Según los investigadores, este mono es el segundo guenon más antiguo encontrado hasta la fecha -los restos fósiles del más antiguo se hallaron hace una década en la Península Arábica-.
Su datación, combinada con un hábitat tan diferente y tan alejado de los talapoines modernos, sugiere una evolución de los monos guenon mucho más compleja de lo pensado, según el estudio.
Además, este "enigmático" nuevo miembro de la familia revela que su enanismo surgió hace mucho más tiempo de lo que los científicos sospechaban y puede haber ocurrido más de una vez, y en hábitats muy diferentes quizás por diferentes razones, apuntan los autores.
"El descubrimiento de Nanopithecus browni reafirma la contribución de Kenia a la comprensión de la evolución y la diversidad de la fauna del Plioceno y los contextos ambientales en los que vivían", resume Fredrick Kyalo Manthi, uno de los autores.
Nanopithecus browni debe su nombre al fallecido Francis Brown de la Universidad de Utah por su contribución a la comprensión de la historia geológica de la cuenca del Omo-Turkana en la que se encuentra el yacimiento de Kanapoi.