PRI-DF: EL PARTIDO QUE PERDIÓ TODO

15/07/2014 - 12:00 am

El pastel capitalino tiene 8.4 por ciento de la población del país y un padrón electoral superior a los siete millones. En la Ciudad de México, la mayoría de votos proviene de grupos que sin necesidad de partido político, ejercen poder: vendedores ambulantes, pepenadores de basura, vagoneros en el Metro, sexoservidoras en situación de calle, habitantes de las zonas rurales, así como los integrantes de los sindicatos del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STCM) y los de trabajadores del Gobierno del Distrito Federal (GDF). Parte de ese capital social, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Distrito Federal lo dejó ir. Acostumbrado a las derrotas, con una crisis coyuntural histórica, casi como cadáver, encara al futuro inmediato –las elecciones de 2015 y las de 2018– sin fuerzas ni tácticas. No es poco lo que ha perdido en 15 años de batallas electorales. El dirigente Mauricio López Velázquez puede decir de manera triunfal que el PRI sacará al PRD de la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal y de las delegaciones políticas, pero los observadores señalan que sin esa base clientelar, las cosas serán muy difíciles.

Foto: Cuartoscuro
El PRI en el Distrito Federal está en una crisis desde hace más de 15 años, dicen especialistas. Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México, 15 de julio (SinEmbargo).– Con todo, ¿le importa al tricolor la capital del país? Su propia línea de tiempo, sus acciones y la visión de los observadores de su historia pasada y reciente arrojan un rotundo no. Durante años, fue dueño y señor del Distrito Federal porque las Regencias de la capital –nombradas desde la Presidencia de la República– estuvieron en sus manos. En 1993, una Reforma Política dotó de autonomía a la capital de la República hasta que el 6 de julio de 1997 se eligió por primera vez al Jefe de Gobierno. Y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdió todo lo que pudo haber ganado: 40 distritos locales, 30 federales y la Jefatura de Gobierno; 71 derrotas en 71 contiendas de las que jamás ha logrado reponerse.

Fue en este punto de su historia, cuando el PRI-DF empezó su descomposición interna. Dos grupos antagónicos, “Los Verdes”, afines a Beatriz Paredes Rangel, y Los Rojos”, que lideraba Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, emprendieron una guerra por hacerse del partido. Al final, el PRI capitalino no quedó en manos de ninguno. La primera es Embajadora de México en Brasil. El segundo fue depuesto y orillado a renunciar después de que una investigación periodística diera con una red de prostitución en sus propias oficinas, lo que ha significado la peor crisis política del partido en su memoria.

Ahora, encarado a las elecciones de 2015 y 2018, el PRI-DF trabaja con un dirigente recién electo, Mauricio López Velázquez, quien hasta el 20 de junio fue coordinador de asesores del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. El reloj corre en contra y es este economista por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) quien debe virar la tendencia del perder-perder del PRI en la Ciudad de México. En su primer discurso, en el Auditorio Plutarco Elías Calles de la sede nacional del partido, reconoció que el organismo atraviesa por un momento crucial y reconoció que hubo “un gran tiempo perdido en disputas internas”.

En 1997, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano conquistó el Distrito Federal con una contundencia que no dejó espacio a ninguna impugnación. El perredista empezó la campaña en el tercer lugar, pero alcanzó el triunfo con el 48.09 por ciento de los votos. Muy atrás quedó su competidor priista, Alfredo del Mazo González, quien tuvo el 26.09 por ciento. Más lejos, todavía, se colocó el panista Carlos Castillo Peraza, con el 15.58 por ciento. En tanto, en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, el PRD ganó 38 de cuarenta distritos locales. Los dos restantes, el XV y el XIX, quedaron en manos del PAN. En 2000 –cuando la Reforma Política incluyó por primera vez la elección de delegados– el PRI volvió a perder todo: Jefatura de Gobierno, las diputaciones en la Asamblea Legislativa (ALDF), las federales, las cuatro senadurías y las 16 delegaciones. Ocurrió lo mismo en 2003, 2006, 2009 y 2012.

“El PRI en el DF siempre fue un partido débil. Lo que no había era oposición. En la historia de las elecciones, en los estados de la República se reportaban abundantes votaciones; pero en el DF nunca ocurrió de esa forma. Por ejemplo, si todos los partidos se hubieran unido en 1973, el PRI hubiera perdido. Estaban el PAN, el PPS [Partido Popular Socialista], el PARM [Partido Auténtico de la Revolución Mexicana]. Las batallas perdidas han sido su condición de vida”, rememora Gustavo López Montiel, director del Programa en Ciencia Política del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y experto en ese organismo político local.

Hasta hace unos días, soplaron aires favorables para el PRI en la capital: por un lado, la popularidad del Jefe del Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera Espinosa cayó 35 por ciento, según todas las encuestas. La crisis de seguridad y medidas como el aumento en el precio del boleto del Metro, la represión policiaca de movimientos sociales y la reanimación del programa Hoy no Circula fueron las causas. Por el otro, estaban las luchas internas del PRD, así como la débil alianza entre el Partido del Trabajo (PT) y Movimiento Ciudadano (MC).

Pero Ivonne Acuña Murillo, también experta en el PRI capitalino, del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana (UIA), no alcanza a ver una estrategia para aprovechar este paisaje en apariencia despejado. “¿Qué está haciendo el PRI-DF? Parece sólo servir de plataforma para que el titular de la Secretaría de Gobernación (Segob), Miguel Ángel Osorio Chong, trabaje rumbo a la Presidencia de la República dada la presencia de Mauricio López Velázquez, su ex consejero, en la dirigencia nacional”, expone.

El propio presidente del PRI-DF, Mauricio López, reconoce que el organismo no podrá solo en 2015. El pasado 9 de julio, anunció la posibilidad de que el organismo forme alianzas con otros partidos, incluido el PAN, para “arrebatarle al PRD el mayor número posible de delegaciones y diputaciones locales y federales”.

Habló al iniciar el acto donde el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) presentó el programa “Instituciones Comprometidas con la Inclusión” ante los integrantes del Instituto de Capacitación y Desarrollo Político (Icadep) en la sede del partido. Y no obstante la crisis dejada por el ex dirigente, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, a quien una investigación periodística lo puso como supuesto tratante de mujeres, López Velázquez dijo que las consecuencias del escándalo “han sido mínimas” y no tendrán “repercusión significativa en la preferencia del electorado”.

Según el dirigente del PRI capitalino, su partido está concentrado en ver cuánto daño ha hecho el Gobierno de la Ciudad de México, encarnado en representantes del PRD. Y en nada más.

TANTA DERROTA ES SOSPECHOSA

Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
Cuauhtémoc Gutiérrez, el defenestrado dirigente del PRI-DF que abrió la cloaca en el partido. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Pregunta crucial, ineludible, para encontrar el porqué el partido con más años en el poder federal se ha permitido perder en la Ciudad de México: ¿De quién ha sido la culpa? Si la base clientelar es parte del círculo de perder-perder es posible ubicar el origen de la serie de derrotas en 1985 cuando, para levantar los escombros del terremoto, surgieron decenas de organizaciones que se adhirieron a la izquierda y sobre todo, a dos personajes políticos que después contribuirían con la creación del Partido de la Revolución Democrática: René Bejarano Martínez y Dolores Padierna Luna.

Ahora bien, la crisis económica, política y social de 1994 también encontró reflejo en esa elección de 1997. La derrota del PRI en la capital y de la mayoría en la Cámara de Diputados fue consecuencia del enojo de la población asolada por el embate a su economía doméstica y sus anhelos.

Hasta 1997, la mitología del sistema político mexicano dominado por el PRI nacional impedía que algo se moviera sin la voluntad del Presidente de la República. Tal realidad –documentada en libros, reportajes y artículos– pone en el centro de la controversia a Ernesto Zedillo Ponce de León, el Jefe del Ejecutivo en ese momento. Este sitio digital desempolvó el diagnóstico de lo que ocurrió en 1997, cuando el PRI, tras siete décadas de tener el poder absoluto, fue borrado del mapa político de la Ciudad de México.

Elaborado por el CEN del PRI, en el documento se asegura que durante las elecciones de 1997, Zedillo recurrió a “maniobras” para facilitar el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en la elección de jefe de Gobierno del Distrito Federal. Ese año no sólo ganó con amplio margen el hijo del General Cárdenas, sino que el PRD obtuvo carro completo, con 38 de 40 distritos locales y los 30 distritos federales. Zedillo habría dado instrucciones para que las dirigencias priistas no protestaran ante “la mapachería” del PRD en el DF.

¿Por qué incurriría en ello un Presidente? Según Eduardo Huchim, experto en el sistema político mexicano y en ese momento consejero electoral en el Instituto Electoral en el Distrito Federal (IEDF): “A Zedillo le importaba mucho cómo pasar a la Historia. Quería ser el Presidente de la transición. Y lo logró a partir de la política, de los movimientos que pudo hacer desde su posición de Jefe del Ejecutivo”.

Pero perder la Ciudad de México no se redujo a las urnas ni a una difuminada imagen de democracia. Las consecuencias de sus derrotas, el PRI las ha vivido en sus cuentas que se han teñido de rojo por lo menos desde 2006. Recortes de personal o petición de voluntariado a sus militantes integran la historia de la crisis financiera del PRI defeño si se revisan sus programas de trabajo. Tras el escándalo en el que se vio envuelto el defenestrado líder Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, la dirigente interina Laura Elena Arellano Gilmore mandó a hacer una auditoría cuyos resultados aún no han sido presentados. Una fuente en el interior del organismo reveló a Sin Embargo que, de acuerdo con ese análisis ex professo, en el partido hay deudas; sobre todo en el material de oficina. Incluso, hay erogaciones sin comprobar.

El acercamiento a ese documento permitió ver que en 2014, el tricolor local obtuvo un ingreso de 65 millones 961 mil 102 pesos, de los cuales, 63 millones 515 mil 633 pesos fueron asignados por el IEDF. De ese total, aparece una partida de unos 22 millones de pesos –el 27 por ciento– destinada a gastos de administración, que incluye servicios personales, servicios generales, materiales y suministros. En la supuesta red de prostitución, el dirigente Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre habría gastado entre un millón 759 mil 992 pesos y dos millones 166 mil 144 pesos anuales.

Las prerrogativas en el IEDF representan el principal ingreso del organismo y desde 2007 al 2013, el PRI ha recibido 343 millones de pesos, aun cuando no ha ganado en las urnas. Documentos archivados en el PRI capitalino permiten ver que esa suma resultó insuficiente para continuar con la distribución de obras, bienes y servicios entre sus militantes como lo hizo hasta antes del ingrato 1997. A ello, se añade que dejó de recibir recursos del Gobierno del Distrito Federal (Regencia, antes de la reforma). Un círculo del que el organismo no ha podido escapar: no hay dinero, no hay votos. No hay votos, no hay dinero.

En términos de lealtades, la falta de recursos fue fatal. Muchas de las organizaciones que operan en el Distrito Federal emigraron al Partido de la Revolución Democrática o al Partido del Trabajo, de acuerdo con un acercamiento a los grupos de votantes en el Distrito Federal.

Tradicionales aliados priistas, los vendedores ambulantes del Sistema de Transporte Colectivo Metro cuya presencia data de 1969, cuando Gustavo Díaz Ordaz inauguró la Línea 1, hoy se encuentran en el PRD, según respondieron decenas de ellos a la pregunta expresa. Los vendedores ambulantes en el Centro Histórico se encuentran divididos: algunos –los más antiguos– están en el PRI; pero otros militan en el PRD. En cuanto a los comerciantes establecidos en los mercados, la capital tiene 69 mil y unos 45 mil no tienen cédulas ni documentación que avalen la propiedad. Pertenecen al PRD porque así, han asegurado el proceso de regularización de sus comercios, de acuerdo con la dirigencia de Mercados y Concentraciones del Distrito Federal.

En el PRI DF se quedaron las ortodoxas, las más duras: el Sector Popular liderado por Jorge Schiaffino (CNOP) y el Movimiento Territorial (MT), dirigido por Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre . Es decir, grupos en la periferia de la ciudad. Hoy, el partido agrupa a sus dos millones 500 mil militantes en tres sectores –el agrario, obrero y popular–, así como en el Frente Juvenil Revolucionario (FJR) y la Asociación de la Unidad Revolucionaria.

“Más allá de sus batallas perdidas, el PRI inició una tradición de malquerencia en la capital. No es un organismo al que se le busque en la solución de problemas cotidianos. Pero esas características también las tiene el PAN, con sus escándalos en la Delegación Benito Juárez, una de las dos que gobierna. Y si el PRD es favorito, vive su propia crisis interna. Esta oportunidad, entonces, es de Morena –porque la Ciudad de México continuará como el bastión de la oposición”, vislumbra Ivonne Acuña Muriño.

Gustavo López Montiel dice: “La política del del DF es clientelar. Sin grupos en sus filas, los partidos no ganan. Es más, no se entiende a la ciudad sin esos grupos. El PRI ahora no tiene recursos como sí los tiene el PRD. Perder, al PRI, le ha redundado en una debacle de la que saldrá con muchas dificultades”.

¿Qué pasará en la Ciudad de México? El dirigente del PRI en la capital no ceja en su discurso de que su partido le arrebatará el gobierno al PRD; pero los números cuentan otra historia: desde 1997 las votaciones a favor del tricolor han oscilado en 23.58 por ciento, una cifra que casi lo vuelve invisible.

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