"En la fantasía se encuentran las herramientas para enfrentar a los monstruos de la realidad”, afirma Benito Taibo, escritor, periodista y entusiasta promotor de la lectura entre los jóvenes. En pleno confinamiento, Sebastián y el tío Paco, icónicos personajes de la literatura juvenil en México, regresan para enfrentar la crisis actual por el COVID-19.
A continuación, te presentamos esta charla sobre Fin de los tiempos, un spin-off del libro Persona Normal, que podrá leerse de forma gratuita cada tercer día.
Ciudad de México, 15 de mayo (SinEmbargo).- "En la fantasía se encuentran las herramientas para enfrentar a los monstruos de la realidad”, afirma Benito Taibo, escritor, periodista y promotor de la lectura entre los jóvenes. En plena cuarentena, Sebastián y el tío Paco, icónicos personajes de la literatura juvenil en México, regresan para enfrentar la crisis actual por el COVID-19.
"El encierro ha provocado ansiedad, sobre todo para la gente muy joven. Los adolescentes, acostumbrados a vivir de forma mucho más libre, están encerrados en sus casas. Lo que estoy intentando es darles una pequeña ventana, un juego, una manera de ver al mundo a través de estos dos personajes”, explica el autor mexicano en entrevista para Puntos y Comas.
Al hacerle la pregunta obligada sobre el papel de la literatura durante el confinamiento, él responde que los libros nos permiten mirar al mundo de una manera distinta, tomar decisiones distintas, apelar a las lógicas de empatía, de sororidad, de resilencia, de resistencia.
“La cultura siempre ha estado ahí presente para los tiempos difíciles, sin ella no seríamos nada. Si cubrimos nuestras necesidades básicas sanitarias, de agua, de luz, de las cosas elementales que están a nuestro alrededor, la cultura sirve como este gran bálsamo para las heridas que nos está provocando la pandemia y este tiempo oscuro y terrible en el que estamos viviendo”, asegura Taibo.
A continuación, te presentamos esta charla sobre Fin de los tiempos, un spin-off del libro Persona Normal, que podrá leerse de forma gratuita cada tercer día. Los dos primeros capítulos de los 10 que conforman esta historia ya han sido liberados en el sitio findelostiempos.planetadelibros.com.mx/
El escenario de esta aventura es la Ciudad de México, en donde Sebastián y el tío Paco siguen en casa las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, de científicos y académicos durante la crisis desatada por el COVID-19. Armados para la batalla diaria con jabón, trapeador, desinfectante y gel antibacterial, pasan los días resguardados bajo el escudo de cada viaje ofrecido por los libros, las películas, la música y probando distintas recetas en la cocina. Habrá días mejores que otros, se enfrentarán al miedo, la ansiedad e incluso a personas sin mucho sentido común que podrían estar cerca de cometer actos infames contra el personal de salud, los héroes de nuestro tiempo.
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—Fin de los tiempos es una nueva aventura de Sebastián y el tío Paco. Para quienes no conocen a estos personajes, ¿puedes contar un poco acerca de ellos?
—Claro. Son un tío y su sobrino que viven juntos debido a que, después de un accidente, Sebastián queda huérfano y se va a vivir con él. Desde ahí, viven una vida extraordinaria a partir de los libros, de la música, del cine; se genera una suerte de educación sentimental. De eso se trata Persona Normal, esa es la primera novela, la cual cumple diez años el año que viene. Ahora decidí hacer estos diez nuevos capitulos instalándolos en medio de la pandemia para contar la historia de estos tiempos en los que estamos viviendo.
—Este duo toma medidas sanitarias de prevención para combatir el COVID-19. ¿Este es una especie de recordatorio para que la población se mantenga informada?
—Estas son las recomendaciones diarias que da la Organización Mundial de la Salud (OMS) y nuestras autoridades médicas; son medidas muy elementales, tampoco hay que investigar demasiado. Todos los días nos lo repiten: guardar sana distancia, lavarse las manos, desinfectar las cosas que estén a tu alrededor. No es nada del otro mundo, tiene que ver con esas recomendaciones que nos dan con frecuencia desde que comenzó todo esto.
—Parece una historia juvenil de aventuras, ¿estos capítulos van dirigidos a este sector en particular? ¿Cuál fue tu objetivo cuando comenzaste a escribirlos?
—Es para cualquiera que quiera escapar un rato de este mundo del confinamiento y del encierro al que nos ha enfrentado este pequeño apocalipsis que estamos viviendo. Es una invitación para adentrarse a la fantasía y la imaginación.
Nunca pensamos que el apocalipsis iba a ser así. Pensamos que iba a ser vestidos en medio del desierto post nuclear, buscando agua y armados hasta los dientes. Ahora estamos armados con cubetas, trapeadores, desinfectantes, geles y jabones. Entonces es un apocalipsis francamente curioso al que nos estamos enfrentando, pero también es un apocalipsis del pensamiento.
Quiero decir, el encierro ha provocado ansiedad, sobre todo para la gente muy joven. Los adolescentes (que de por sí tienen una alta dosis de rebeldía y qué bueno), están encerrados en sus casas con padres, hermanos pequeños, etcétera. Ellos, acostumbrados a vivir de forma mucho más libre, deben estar metidos en casa. Lo que estoy intentando es solamente darles una pequeña ventana, un juego, una manera de ver al mundo a través de estos dos personajes que son como cualquiera de nosotros.
—Mencionas el "apocalipsis del pensamiento". Me vienen a la mente el miedo, la ansiedad, la incertidumbre por el futuro, sentimientos que también ha generado esta crisis. ¿Qué recomiendan Sebastián y tío Paco a los lectores para sobrellevar esto?
—Creo que es muy sencillo: apelar a la imaginación. En la fantasía se encuentran las herramientas para enfrentar a los monstruos de la realidad, pero además es un divertimento. Hoy descubrimos que la cultura está ahí, a un paso de nuestras computadoras, nuestros teléfonos, y que sirve para crear educación sentimental, pero también es un maravilloso distractor que da algo más, que deja una impronta en nuestras vidas y nuestras cabezas, nos permite mirar al mundo de una manera distinta, tomar desiciones distintas, apelar a las lógicas de empatía, de sororidad, de resilencia, de resistencia.
En ese sentido, la cultura siempre ha estado ahí presente para los tiempos difíciles, sin ella no seríamos nada. Si cubrimos nuestras necesidades básicas sanitarias, de agua, de luz, de las cosas elementales que están a nuestro alrededor, la cultura sirve como este gran bálsamo para las heridas que nos está provocando la pandemia y este tiempo oscuro y terrible en el que estamos viviendo.
—¿Entonces la literatura es casi un bien indispensable en estos tiempos de crisis?
—En estos tiempos y en todos los tiempos. La literatura está ahí como la posibilidad de la reencarnación instantánea para que vivas otras vidas, te pongas en otras pieles, viajes sin necesidad de moverte de tu silla. Sientas de maneras distintas, mires al mundo de maneras distintas. Puedes transformarte. Además de bálsamo, es capa para volar, sábana para las mejores noches de amor, almohada para tener los mejores sueños (y también las mejores pesadillas). Sirve para todo esto y para muchísimo más.
La literatura es esa extensión de nosotros que nos permite desdoblarnos y convertirnos en otro sin dejar de ser nosotros mismos. Pero no sólo la literatura, también la música, el teatro, el cine, todo aquello que aporta a nuestra educación sentimental y que nos permite convertirnos en otros que miran con ojos diferentes.