Diversos organismos urgen por planes de recuperación económica con perspectiva de género que faciliten la reincorporación de las mujeres a trabajos de calidad. “El tamaño de la economía latinoamericana podría aumentar hasta un 22 por ciento. Esto, respecto a las tasas actuales en la región, sería el equivalente a 15 años de crecimiento”, dijo Marcelo Cabrol, gerente del Sector Social del BID.
Por Diana Marcela Tinjacá
Redacción Internacional, 15 de marzo (EFE).- Una rápida recuperación del trabajo femenino será determinante para Latinoamérica, cuya economía, según el BID, tiene el potencial de crecer hasta un 22 por ciento si logra cerrar las brechas de género laborales tras la caída de su PIB y el desplome del empleo de las mujeres en el último año.
Al cumplirse un año de la pandemia, diversos organismos urgen ahora por planes de recuperación económica con perspectiva de género que faciliten la reincorporación de las mujeres a trabajos de calidad, luego de que su tasa de participación laboral -que cuenta tanto a quienes trabajan como a quienes buscan empleo– cayera un histórico 5.4 por ciento en 2020, hasta el 46.4 por ciento.
“Si se incrementara ahora el empleo femenino con mayor calidad, el tamaño de la economía latinoamericana podría aumentar hasta un 22 por ciento. Esto, respecto a las tasas actuales en la región, sería el equivalente a 15 años de crecimiento“, dijo hoy a Efe Marcelo Cabrol, gerente del Sector Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El economista argentino subraya que “ese 22 por ciento representa una suma equivalente a la producción económica de Argentina, Colombia y Perú juntos”. Así que, “al poner a las mujeres en empleos de calidad, le agregas a la producción económica de Latinoamérica el equivalente de tres países. Ese es el tamaño de la oportunidad que tenemos”, añadió.
PEOR MOMENTO PARA EL TRABAJO FEMENINO
La urgencia de reactivar el empleo femenino tiene lugar en medio de una crisis en la que el área del trabajo se llevó la peor parte por la fuerte contracción de la economía latinoamericana -un 8 por ciento en 2020-, lo que provocó un retroceso de más de una década en los niveles de participación laboral de las mujeres en la región, hasta ubicarse en el 46 por ciento, frente al 69 por ciento de los hombres.
Datos divulgados la semana pasad por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) confirman que unos 13 millones de latinoamericanas vieron desaparecer sus puestos de trabajo en el último año, con lo que ya hay 25 millones de mujeres de la región que están desempleadas o se encuentran fuera de la fuerza laboral.
La pandemia empeoró también la inequidad, incrementando, según Cabrol, entre un 30 y un 40 por ciento la responsabilidad de las mujeres en las tareas del hogar y el cuidado infantil o de ancianos y otras personas con necesidades especiales.
Para la especialista regional en economía laboral de la OIT, Roxana Maurizio, “la pandemia, por un lado, puso en evidencia la importancia vital de estas tareas. Por otro, agudizó aún más las tensiones en materia de conciliación entre el trabajo para el mercado y las responsabilidades familiares”.
“A todo esto hay que sumar el aumento del teletrabajo y del trabajo en el domicilio en un contexto de cierre o suspensión de los espacios de cuidado asociado con las medidas de confinamiento”, agregó en un comunicado.
RÁPIDA PÉRDIDA, LENTA RECUPERACIÓN
Con esa carga extraordinaria, las mujeres no solo han perdido más empleos que los hombres, sino que la recuperación de sus puestos de trabajo ha sido considerablemente más lenta.
Un informe del Banco Mundial, basado en encuestas en 13 países de América Latina y el Caribe entre mayo y agosto de 2020, muestra que las mujeres tuvieron una probabilidad 44 por ciento mayor que los hombres de perder su trabajo al comienzo de la pandemia y, a medida que la crisis avanzó, se comenzaron a recuperar plazas, pero la diferencia del desempleo entre hombres y mujeres persistió.
“Hay una cuestión dentro del hogar, un diferencial de salarios y una lógica de que si alguien tiene que dejar de trabajar la primera que lo hace es la mujer y la última que lo retoma es también ella. De ahí que los hombres en la región están recuperando los empleos un 11 por ciento más rápido”, indica el experto del BID.
La lenta recuperación está relacionada también con el hecho de que cerca del 57 por ciento de las mujeres en América Latina y un 54 por ciento en el Caribe se encontraban ocupadas en los sectores más afectados por los cierres y confinamientos, como el comercio y el turismo.
Mientras que el trabajo doméstico remunerado, al que se dedicaban un 11.1 por ciento de las mujeres, también sufrió el desplome al caer 24.7 en Brasil, 46.3 en Chile, 44.4 en Colombia, 45.5 en Costa Rica, 33.2 en México y 15.5 en Paraguay, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
OPORTUNIDAD ÚNICA DE REACTIVACIÓN
Tanto la OIT, como la Cepal y el BID han insistido en los últimos días en que reactivar y reconfigurar el empleo femenino es central para la recuperación económica regional tras un año de pandemia.
Estos organismos urgen por medidas para apoyar a las empresas y fomentar el emprendimiento femenino, desarrollar nuevas habilidades para que ellas reciban mejores ingresos y promover regulaciones que tengan en cuenta la realidad de las mujeres como madres o cuidadoras, un rol que les ha bloqueado el acceso al trabajo remunerado.
“Es un hecho: las mujeres sin hijos son las que más participan en la fuerza laboral. Pero las que tienen hijos menores de 5 años pierden casi 20 por ciento de probabilidades inmediatamente de participar en la fuerza laboral y cuando ya tienen chicos mayores de 18 recuperan un poco de lo perdido, pero no totalmente”, lamenta Cabrol al insistir en modelos con flexibilidad de horarios y de localización y que combatan el acoso laboral y los estereotipos.
En esa misma línea, la Cepal y la OIT han llamado a invertir en “la economía del cuidado”, impulsar la participación de las mujeres en ocupaciones no tradicionales para ellas y cerrar las brechas digitales.
Según Cabrol, hay varios países que han estado trabajando en actualizar sus leyes para el teletrabajo, trabajo remoto y empleo flexible, entre los que destacó a Chile, Costa Rica y República Dominicana, y llamó al resto a considerar el impacto económico de la fuerza laboral femenina.
“Sabemos que en la diversidad hay una promesa de crecimiento y de productividad. Si no capacitas a las mujeres, si no les das un marco laboral que sea favorable, si no creas un sistema de protección que permita, al menos, manejar la carga de trabajo en el hogar, no aprendimos nada de la pandemia”, puntualizó.