En enero, más de 11 mil barriles de petróleo cayeron en la costa pacífica de Perú. Hoy, menos de la mitad del derrame ha sido limpiado, y los pescadores y playas empiezan a padecer las consecuencias del “peor desastre ecológico de la historia reciente” de ese país.
Por Franklin Briceño
LIMA, 15 de febrero (AP).— Decenas de playas frente a Lima permanecían desiertas el martes y miles de pescadores seguían desempleados un mes después de un derrame petrolero frente a una refinería de Repsol que Naciones Unidas calificó como el peor desastre ecológico de la historia reciente de Perú.
El recojo del petróleo de uno de los mares más biodiversos del mundo continuaba lentamente, según las autoridades. Ni siquiera se ha recogido la mitad de los 11 mil 900 barriles vertidos sobre el Pacífico ocurridos el 15 de enero en una de las boyas de la refinería La Pampilla, frente a Lima.
El Ministro del Ambiente, Modesto Montoya, dijo en la víspera que se han recuperado dos mil barriles. Repsol afirma que sólo cayeron al mar 10 mil 300 barriles. La compañía española no respondió a pedidos de The Associated Press para determinar el número de barriles recuperados.
Cantidades indeterminadas de espuma blanca, que luego se torna de color chocolate, flotan en las aguas del Pacífico y su aparición es producto de una reacción “físico química” del petróleo con el agua de mar en movimiento, dijo Montoya, un físico nuclear de profesión, citando a expertos de un equipo multidisciplinario de Naciones Unidas que analizaron el derrame en un trabajo de campo de 20 días.
Miles de pescadores han quedado desempleados al no poder extraer peces, moluscos y crustáceos que vivían en el sector contaminado por el derrame que, según las autoridades, suma poco más de 113 kilómetros cuadrados, una área mayor a la de la ciudad de París.
Naciones Unidas dijo el viernes que el derrame era “el peor desastre ecológico que ha afectado el país en su historia reciente”.
“No tenemos respuesta de nadie, sólo nos dan migajas”, dijo el pescador Ricardo Estrada, de 38 años, parado en el muelle de pescadores de Ancón, una de las 24 playas contaminadas ubicadas en la costa del Pacífico de Perú. La playa, que cuenta con un malecón turístico fundado hace más de un siglo que reventaba de personas entre enero y marzo, ahora está vacía. “Esto parece una catedral vacía”, comentó Estrada, padre de un niño de ocho años y quien además cuida a sus padres ancianos.
Estrada estaba cerca de un piquero muerto que había sido abandonado por los pescadores en una zona del muelle donde por las tardes se vende pescado. “Los animales se siguen muriendo”, dijo.
Funcionarios han registrado al menos mil 200 aves cubiertas de crudo, en especial cormoranes, guanayes, piqueros peruanos, pingüinos de Humboldt, pelícanos y gaviotas peruanas. El Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas añadió que otras 260 aves fueron halladas muertas.
El Gobierno del Presidente Pedro Castillo aún no tiene un cálculo total del daño económico producto del derrame petrolero. Cambió tres veces de Ministro del Ambiente en medio del desastre ecológico, uno de ellos un desconocido maestro de geografía sin experiencia que duró tres días en el cargo.
A fines de enero un Juez prohibió salir de Perú por 18 meses al director local de la energética, Jaime Fernández-Cuesta, tres gerentes y un funcionario estatal, investigados por el presunto delito de contaminación ambiental luego de un derrame de miles de barriles de petróleo en el Pacífico.
El último fin de semana, pescadores desempleados por un mes asistieron a una misa en la catedral de Lima. Llevaron sus redes vacías y pidieron que el Estado no los olvide.
El derrame petrolero se produjo el 15 de enero frente a una refinería de Repsol mientras se descargaba crudo desde el buque italiano Mare Doricum.
Repsol culpa al buque del derrame, pero Fratelli d’Amico Armatori S.p.A, empresa propietaria del buque, dijo el martes a The Associated Press, en respuesta a un comentario sobre las afirmaciones de Repsol, que “es importante que no proporcionemos ninguna información incorrecta o engañosa”.
“Podemos confirmar que nuestra evaluación de las pruebas hasta la fecha es que todos los protocolos y procedimientos a bordo fueron seguidos por el buque en el momento de la descarga y desde el momento en que se observó petróleo en el agua”, añadió la compañía italiana.
Por el momento, el buque se encuentra frente a las costas de Perú incautado por las autoridades peruanas. La refinería La Pampilla de Repsol es la más importante de Perú y abastece de combustible al 40 por ciento del país.