Las comunidades indígenas de México y de Guatemala agradecieron hoy al Papa Francisco que haya venido a visitarlos a pesar de que muchos los "desprecian". A la par, líderes indígenas de 15 países dijeron que "las palabras no bastan" y pidieron "poner en práctica la revolucionaria visión del Papa con respecto al rol de los pueblos indígenas para salvar el planeta".
Ciudad de México 15 de febrero (SinEmbargo/EFE/AP/dpa).- Un centenar de representantes de pueblos indígenas y campesinos de 15 países, reunidos en el Estado mexicano de Chiapas con motivo de la visita del Papa Francisco, afirmaron hoy que "las palabras no bastan" y pidieron apoyo en la conservación del planeta.
Los líderes reunidos en San Cristóbal de las Casas, y quienes viajaron desde remotos bosques de Latinoamérica hasta Chiapas, hicieron un llamado "a los gobiernos, corporaciones y a la Iglesia católica a seguir al Papa Francisco y unirse a los pueblos tradicionales, salvadores del planeta".
El anuncio fue difundido por la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques (AMPB) tras el encuentro que "representantes de una gran diversidad de pueblos indígenas y campesinos de Latinoamérica" sostuvieron para compartir sus reclamos ante el "despojo territorial" y "la devastación" de "las selvas y los bosques". Concretamente, pidieron "poner en práctica la revolucionaria visión del Papa con respecto al rol de los pueblos indígenas para salvar el planeta" al considerar que "las palabras solas no bastan".
La visita del Papa a San Cristóbal de las Casas este martes es una de las más simbólicas de su viaje a México, que comenzó formalmente el sábado en la capital y termina este miércoles en Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos.
En el empobrecido estado de Chiapas, el Pontífice ofició una misa multitudinaria frente a miles de personas de distintos pueblos originarios a quienes dijo que la gente debería hacer un examen de conciencia y pedir "perdón" por el trato a sus pueblos. "Muchas veces, de modo sistemático y estructural, vuestros pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad", dijo en su homilía Francisco, quien en 2015 pidió perdón a los indígenas por las masacres cometidas en la época colonial.
En la localidad de San Cristóbal de las Casas, también pidió la protección del ambiente, que junto con las culturas indígenas es parte de las preocupaciones que ha manifestado en su papado. "Ya no podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores crisis ambientales de la historia", dijo y recordó que los indígenas "en esto tienen mucho que enseñarnos".
Parte de la misa fue oficiada en tres lenguas indígenas (tzeltal, tzotzil y chol) en un escenario que tenía la réplica de la fachada de la catedral de San Cristóbal de las Casas, con un brillante amarillo y rojo. La ceremonia se realizó en medio de música de marimba y algunos rituales que los pueblos originarios introducen a las celebraciones eucarísticas en el sureste mexicano.
En un momento, un indígena tzotzil le dijo que acostumbraban rezar cada quien de rodillas y en sus propias lenguas. Más adelante, se realizó una danza ritual que un sacerdote aclaró que no era "un momento folclórico, sino una oración", durante la cual la gente movió ligeramente el cuerpo al ritmo de música de violines que niños tocaban.
Francisco criticó la exclusión social que han padecido históricamente los indígenas y dijo que el mundo debería aprender de su cultura y la protección de la naturaleza.
"El desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos impactan a todos y nos interpelan. Ya no podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores crisis ambientales de la historia. En esto ustedes tienen mucho que enseñarnos. Sus pueblos, como han reconocido los obispos de América Latina, saben relacionarse armónicamente con la naturaleza, a la que respetan como 'fuente de alimento, casa común y altar del compartir humano'", dijo.
Y agregó:
"Sin embargo, muchas veces, de modo sistemático y estructural, sus pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, su cultura y sus tradiciones. Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban. ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón! El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita".
Al terminar la misa un grupo de indígenas le dirigó unas palabras al sumo pontífice de la iglesia católica. "Aunque muchas personas nos desprecian tú has querido visitarnos y nos has tomado en cuenta", le dijo uno de ellos.
"Tenemos un papa al lado de los pobres", gritó la multitud cuando concluyó la misa. "Llévanos en tu corazón con nuestra cultura, también con nuestra alegría y nuestros sufrimientos, con las injusticias que sufrimos, con el dolor de nuestros enfermos, con nuestros niños, jóvenes y ancianos, y con nuestra esperanza en Cristo resucitado", le dijeron las comunidades a Francisco.
Y agregaron: "Aunque vives lejos en Roma, te sentimos muy cerca de nosotros". También le pidieron que les siga ayudando a cuidar "la hermana y madre tierra, que Dios nos dio".
Asimismo, agradecieron dos de los gestos que el papa tuvo hoy con los pueblos originarios: "autorizar nuevamente el cargo de diaconado permanente indígena con su propia cultura, y haber aprobado el uso en la liturgia de nuestros idiomas".
"Queremos escuchar a Dios y hablarle en nuestro propio idioma", reivindicaron los indígenas. Al despedirse, reiteraron su agradecimiento al papa argentino por haber venido a visitar esta "tierra, de ascendencia maya".
"Es lo primero, lo primordial. Debemos rescatar los valores familiares. Estamos como estamos en el país y en el mundo a consecuencia del descuido que se tiene con las familias", dijo a The Associated Press, Julia Guzmán, quien llegó junto a su esposo Rubén Navarrete, un matrimonio huicholes de 43 años y oriundo de Tepic, Nayarit. Esta pareja, que lucía sus trajes autóctonos, tiene cinco hijos y sirven a la diócesis de la capital de su estado.
Ana Carmen Cabas Cabas, consejera de los pueblos indígenas en el estado sureño de Campeche, dijo que llegó desde temprano para recibir la bendición del Papa y renovar su fe.
"Siento que [el encuentro de las familias] va a simbolizar la unidad entre indígenas, pobres, ricos y sin distinción", comentó Cabas Cabas, una indígena guatemalteca nacionalizada mexicana, de 43 años. "Tantos problemas que hoy estamos enfrentando ojalá que reflexionemos y hagamos un cambio en nosotros mismos".
Mónica López González, oriunda de Tuxtla, dijo:
"Es lo mejor que nos pudo haber pasado. Es muy significativo porque es una representación de nuestro señor Jesucristo en la tierra, pues llena nuestros corazones, pues está lleno de paz, de alegría, de bendición y de humildad más que nada. Es hermoso".
No obstante, para Claudia Rubí, vecina de un municipio "golpeado por la construcción de proyectos hidroeléctricos" en Chiapas, "no basta el hecho que el Papa Francisco visite México y que el gobierno le diga lo que el pueblo necesita, o que él pida una simple disculpa".
Rubí instó al Pontífice a que "realmente intervenga en las problemáticas tan duras como el despojo de las tierras y la destrucción de la naturaleza".
"México es un país golpeado por la violencia, la corrupción, las imposiciones del gobierno en favor de las empresas y corporaciones que terminan ignorando nuestros derechos y devastando nuestro territorio para satisfacer sus intereses", se quejó.
Los líderes de los pueblos originarios recuerdan que en su primera encíclica, "Laudato Si", sobre la defensa del medioambiente, el Papa dijo que los indígenas "no son una simple minoría entre otras, sino que deben convertirse en los principales interlocutores, sobre todo a la hora de avanzar en grandes proyectos que afecten a sus espacios".
La AMPB cita al teólogo de la liberación Pablo Richard, según el cual la postura del santo padre es "una sorpresa" y "nunca se había dado en la historia". "La Iglesia ha tenido tradicionalmente un discurso punitivo y dogmático frente a los movimientos sociales", lamentó.
En cambio, "la encíclica no ataca a los movimientos sociales sino que es una respuesta a lo que ellos vienen diciendo", se congratuló.